viernes, 26 de enero de 2018

La banca y unos extraños liberales

Carlos Rodríguez Braun analiza el acercamiento de los políticos intervencionistas y socialistas a posturas liberales y su razón. 


Artículo de su blog personal: 
El intervencionismo hegemónico puede intersecarse con el liberalismo sin perder su naturaleza. La izquierda ha llegado a recomendar alguna reducción de impuestos. Y en España los socialistas privatizaron empresas públicas y establecieron la libertad de horarios comerciales en 1985…antes de cargársela en 1993, cuando González necesitó el apoyo de Pujol. Pero si digo que los intervencionistas siguen siéndolo aunque apoyen ocasionalmente políticas liberales no sugiero casos como este, que fue un ejemplo del oportunismo que practican todos los partidos. Sugiero que los flancos liberales que presentan los intervencionistas pueden ser motivo de reflexión.
Esto es aún más así cuando postulan ideas liberales en la banca, uno de los sectores más intervenidos, y donde es raro encontrar planteamientos liberales. Por eso me resultó llamativo que el expresidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, elogiara al catedrático español Jesús Huerta de Soto, una figura destacada de la Escuela Austríaca de Economía, que ha propuesto acabar con los bancos centrales y volver al patrón oro (ver “Avatares de la economía pública”, aquí: http://bit.ly/2mEDvCN).
Dirá usted: Trichet perdió la cabeza. No lo creo. Mi hipótesis es que él y otros aspiran a consolidar la legitimidad de los bancos centrales mediante recetas liberales que puedan fortalecer el sistema financiero.
Hay que recordar que algunos elementos liberales han estado siempre presentes en los intervencionistas de todo pelaje, e incluso en importantes figuras del socialismo, que llegaron a oponerse a la existencia de los bancos centrales mismos. Fue el caso de Juan B. Justo, fundador del socialismo argentino, y gran amigo de los socialistas españoles y de España, donde se publicó su traducción de El Capital, la primera versión del libro de Marx en nuestra lengua. Hace un siglo, Justo criticó tanto el proteccionismo comercial como la banca central politizada, y proclamó: “el patrón oro debe ser también un postulado proletario” (ver «Early Liberal Socialism in Latin America. Juan B. Justo and the Argentine Socialist Party», The American Journal of Economics and Sociology, octubre 2008, aquí:  http://bit.ly/2mn11Ed).
Sospecho que eso permite explicar por qué en nuestro tiempo hay voces en el pensamiento convencional que han empezado a poner en cuestión algunos dogmas de las finanzas contemporáneas, desde la protección pública hasta el seguro de depósitos, desde el monopolio de emisión hasta los rescates con dinero público y otros privilegios de la banca, que, junto con la crucial reserva fraccionaria y la falta de competencia conducen a un sistema excesivamente apalancado.
No se trata, empero, de personas que hayan renunciado al intervencionismo. Es que se han dado cuenta de que un sector identificado con el Estado, pero cuyo funcionamiento desemboque en vulnerabilidades y crisis, al cabo deslegitima al propio Estado. Y eso es lo que quieren evitar. Para ello están barajando diversas ideas, como, por ejemplo, el bitcoin estatal, nada menos.

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