Omar López-Arce analiza la situación del petróleo, y el porqué no está reaccionando como sería a priori de esperar ante cambios o sucesos macroeconómicos que antaño le afectaban considerablemente.
Artículo del Instituto Mises:
El petróleo parece inmune a lo que en el pasado (artificial, eficaz y rápidamente) causaba un aumento en sus precios. Los recientes recortes de la OPEP han tenido poco (o ningún) efecto sobre el mercado. Las sanciones de Arabia Saudita (y otros países en el Golfo Pérsico) sobre Qatar apenas se han notado. Al contrario que todos los índices de la bolsa de Nueva York, que muestran un crecimiento constante tras la crisis, las cotas del crudo no han despegado, mostrando un comportamiento bajista. Prever tendencias y precios genera una pregunta importante: ¿Será la geopolítica por sí sola capaz de influir en el mercado del petróleo y el gas igual que en el pasado?
Podemos estar siendo testigos de una versión realista del mercado imponiéndose: la mano invisible en acción. Nuevos jugadores tienen una mayor participación del sector petrolero, así que el poder para influir sus precios está desperdigado entre un mayor número de partes en lugar de un cártel y sus aliados (como pasaba en el pasado con la OPEP). El resultado es que una sola acción (por ejemplo, recortar la producción de petróleo) no tiene un gran efecto sobre el mercado petrolero global, porque hay otras “fuerzas” desempeñando un papel casi tan grande en el suministro y demanda general del producto. Tal vez nos estamos aproximando un periodo de valores más constantes, es decir, “más bajos para (mucho) más tiempo”. No me interpretéis mal: no estoy sugiriendo que las tendencias sean más fáciles de predecir, pero puede ser más difícil que una sola parte influya artificialmente en los precios.
Algo a seguir de cerca de es el empacho actual y la capacidad de almacenamiento, que probablemente han influido no solo en el mercado, sino también en las decisiones de la OPEP en los últimos años. Rusia ha aceptado seguir los recortes saudíes con la esperanza de reducir sus existencias actuales y los crecientes precios del crudo, pero el mercado ha mostrado lo contrario. El empacho por sí solo está lejos de ser el único influjo en el precio. Están los dos principales actores fuera de la OPEP que también desempeñan un papel importante.
La ralentización de China
El consumo de energía de China desempeña un papel importante en la economía global. De acuerdo con la revisión estadística de la energía mundial de BP, el consumo total de energía de China aumentó en menos de un 2% interanual en los últimos dos años (2015, 2016) y su tasa de crecimiento anual del PIB (6,79%) fue menor que la de 2015 (6,9%), el consumo de petróleo muestra un aumento bastante bajo (3%), la mitad de lo que fue la demanda de petróleo del país en el año anterior (6,9%).
Los planes de infraestructura podrían estar seriamente afectados, en medio de escándalos de corrupción y una enorme deuda. Todos los grandes proyectos de infraestructura (planeados, diseñados y ejecutados por el partido comunista chino) parecen seguir el lema “construidlo y vendrán”. De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de Oxford, “menos de un tercio de los 65 proyectos chinos de carreteras y ferrocarril que examinamos eran genuinamente productivos económicamente, mientras que el resto contribuía más a la deuda que a las necesidades de transporte”. Con un retorno nulo sobre un gasto tan grande, China continúa añadiendo deuda a su economía (más deuda en los primeros nueve meses de 2017 que EEUU, Japón y la UE juntos). Puede haber cerca otra crisis global. China, con su demanda de energía y sus políticas económicas, es un importante participante externo en los precios del mercado del petróleo y el gas.
EEUU: Liderando la producción de petróleo, utilizando el fracking, saliendo del Acuerdo de París
Al contrario que China, Estados Unidos (un país fuera de la OPEP) no tiene al gobierno federal desempeñando un papel importante (para los patrones internacionales) en el mercado interno del petróleo y gas. Aún más desde que se levantó la prohibición de exportación en 2015. Esta nación lidera la producción mundial de petróleo por tercer año consecutivo: un golpe directo sobre nuevos planes de la OPEP de recortar la producción. Precios más altos (si la reducción de la oferta de lo suficientemente fuerte como para aumentarlos) significarían una mayor porción de mercado para el sector actual del petróleo y el gas bituminosos de EEUU, en el que algunos productores han conseguido gestionar el negocio con costes más bajos (un incentivo creado por los bajos precios del petróleo). La actividad ya está mostrando cifras positivas, la cantidad de pozos de petróleo de EEUU ha aumentado por primera vez en los últimos dos años.
No menos importante es la decisión de Trump de abandonar el Acuerdo del Clima de París, tal vez un respiro para el sector del petróleo y gas (al menos a nivel interno). El país no tiene ninguna obligación de imponer impuestos “verdes” sobre combustibles fósiles: esto evita un efecto negativo artificial sobre la demanda de petróleo, gas y carbón, manteniendo así los precios libres para cambiar con el mercado. Este asunto concreto no debería aislarse de los recortes fiscales corporativos esperados (a aprobar por el Congreso), porque podría crear incentivos para invertir en tecnología, buscando una nueva reducción de los costes de producción. El crecimiento de las energías renovables seguiría dependiendo de las subvenciones (si las demandas actuales de dicha energía permanecen sin cambios), pero no vendrían de impuestos sobre el petróleo, al menos temporalmente. El destino real de ese dinero extra en los bolsillos del inversor dependerá de las decisiones que tomen los accionistas en los consejos empresariales.
Los precios del crudo no han aumentado, ni siquiera han mostrado un aumento importante en los últimos tres años. El gran empacho sigue dirigiendo algunas decisiones geopolíticas, pero hay otros factores suficientemente poderosos como para afectar espontáneamente al mercado. Con la oferta y la demanda no influidas ya por la geopolítica, los mercados de petróleo y gas podrían pronto ser libres o al menos lo suficientemente fuertes como para superar las intervenciones políticas restantes.
Cómo reaccionarán los precios del crudo ante los próximos eventos (por ejemplo, oferta de compra de Aramco, futuros recortes de la OPEP, desarrollo de India y Sudamérica, etc.) Es algo que nos contará si el poder sigue en manos de un (nuevo) cártel o no. Entretanto, periodos más largos estabilidad de precios son buenas noticias para los consumidores y también para el sector.
El artículo original se encuentra aquí.
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