martes, 15 de diciembre de 2020

Paulette socialdemócrata

Carlos Rodríguez Braun analiza la evidente hipocresía y deriva ideológica o de principios de Pablo Casado (PP), tan típica de los políticos que ambicionan el poder (la cuestión es el grado y nivel), a raíz de su actual estrategia y declaraciones, si bien le salva en algunas ideas o declaraciones (por realistas, aunque puedan ser para algunos cínicas como comenta). 

Nota: El autor denomina Paulett a Pablo Casado y Warren Sánchez a Pedro Sánchez y FanFan la Moustache a Aznar.

Artículo de Expansión: 



El presidente del Gobierno Pedro Sánchez. EFE



Paulette concibe la libertad no como un fin, sino como un medio, y eso la acerca al PSOE.

Vilipendio suscitó entre liberales la confesión de Paulette Célibataire Noire, la lideresa del Partido Popular, en su entrevista en El Mundo con Joaquín Manso y Juanma Lamet. Declaró que representa a los socialdemócratas moderados mejor que Warren Sánchez, el hombre que tiene todas las respuestas y brinda todas las carantoñas a los mayores enemigos de España y de la libertad.

Pero Paulette es una política, es decir, una persona, que ajustará siempre sus principios, reales o supuestos, a un único objetivo: el poder. Los políticos con opciones de Gobierno de todos los partidos de todo el mundo suelen hacer eso. Quienes en la derecha cultiven la cálida ficción de que Fanfan La Moustache es un hombre de principios inquebrantables en la defensa de la unidad de la nación podrían recordar quién le cortó el cuello a Aleix Vidal-Quadras en 1996, por petición de ese gran odiador de España que es Jordi Pujol. Claro está, fue Fanfan, y lo hizo por el mismo objetivo que acabo de subrayar: el poder.

Entonces, que algunos liberales le reprochen ahora a Paulette que parpadee seductora ante los socialistas es simplemente hipócrita. Ella va a maximizar sus votos posibles, como todos los demás, y nuestra severidad de juicio no ha de consistir en si ella miente y los demás no, sino en cuánto miente y con cuánto descaro. En ese sentido creo que no hay duda sobre la victoria aplastante de Warren Sánchez: nadie en la política de nuestro país ha mentido tanto como él. De momento. Y se comprende: en su precaria situación, no tiene otra salida que mentir sin límites. La otra opción, la digna, a saber, pedir perdón y marcharse a su casa, no es verosímil. De momento.

En ese contexto, que algunos calificarán de cínico, pero que es modestamente realista, lo cierto es que Paulette no estuvo del todo mal: declaró su respeto al liberalismo y a la economía de mercado; dijo: "hay que bajar impuestos siempre que se pueda, pero en una pandemia, más"; reprochó al "Gobierno [porque] sube los impuestos en una recesión"; atacó el "infierno fiscal" de "las clases medias y trabajadoras"; reclamó unos Presupuestos "que no expandan el gasto corriente"; y acusó a Warren y su pandilla de querer "tejer una red clientelar y peronista en torno a la Moncloa".

Por supuesto que cabe criticarla desde posiciones liberales, porque concibe la libertad no como un fin, sino como un medio, y eso la acerca a los socialistas: "Un liberalismo económico que permite financiar un Estado de bienestar. Ahí nos podemos encontrar".

En fin, de momento, Paulette no ha despedido a Ayuso de mala manera como hizo con Cayetana. Allons enfants de la liberté!

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