Tal es el caso de sus consignas en referencia al Impuesto de Sociedades, donde reclaman incrementos del impuesto (con la errónea idea de beneficiar al trabajador).
Y es que el el coste económico de dicha subida (o dicho impuesto) recae en gran medida en el propio trabajador, por dos razones:
Una, que menos beneficios son menos inversiones empresariales, y por tanto menores salarios futuros y dos, el traslado del coste del impuesto en empresas con suficiente poder de negociación al salario.
Precisamente al respecto, tenemos una reciente publicación que estudia sus efectos en Alemania en los últimos 20 años, con dicha conclusión: El 50% de las subidas del impuesto de sociedades han sido soportadas por los trabajadores y de ellos, en más de un 50% por jóvenes, mujeres y obreros poco cualificados (esos a los que precisamente se pretende ayudar...).
Es decir, lo que los sindicatos reclaman al subir el impuesto de sociedades son menores salarios para los trabajadores, especialmente de los grupos más desfavorecidos.
Y la conclusión de Rallo es evidente si lo que queremos es ayudar a los trabajadores y aumentar sus salarios...
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