viernes, 1 de marzo de 2013

"Exprópiese", el firme lema latinoamericano. (Política, Economía. 1.302)

Sobre el extendido gusto por expropiar en Latinoamérica, y sus nefastas consecuencias en el medio y largo plazo:
 
"La expropiación en América Latina es una política habitual desde hace ya algunas décadas, y aunque sus efectos son íntegramente negativos, ésta tendencia populista parece no tener cura.
 
El reelecto presidente Rafael Correa declaro ésta mañana que "Ecuador tiene reglas muy claras, políticas macroeconómicas también muy claras, y una estabilidad impresionante" y por otra parte enfatizó su "defensa al derecho de los Estados de que puedan nacionalizar una empresa en función del bien común".
 
La semana pasada el presidente de Bolivia, Evo Morales, anunció una nueva expropiación. Ésta vez fue el turno de las acciones de la empresa “Servicios de Aeropuertos Bolivianos S.A.” (Sabsa). Tal acción no es una política novedosa, ya que ha sido por poco uno de los planes de gobierno desde la llegada de Morales al poder en 2006. Así, para intentar buscar un argumento que justifique sus acciones, el presidente boliviano expresó que “Sabsa” no había realizado suficientes inversiones para ampliar los aeropuertos en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz.
 
Empero cuando de expropiar se habla, el no mencionar a Hugo Chávez es algo inadmisible. En lo que va desde que asumió el actual "presidente ausente", el gobierno chavista ha estatizado más de 1500 empresas de la mano del tan famoso "exprópiese", y la mayor parte de ellas hoy se encuentra en un estado lamentable, carentes de producción y con un destino evidente: el cierre y fin de las mismas.
De esta forma, los efectos logrados son opuestos a lo que buscan los gobiernos populistas. Mientras se estatiza bajo el argumento de "haremos de esta empresa un empresa más productiva" solo se consigue un mayor nivel de desempleo y la ruina de la misma.
 
Es fundamental no olvidar los efectos de las expropiaciones y de las políticas contraproducentes que las acompañan. Para llevar a cabo un análisis al respecto, es importante razonar basándose siempre en los efectos a largo y corto plazo y asimismo "en lo que no se ve", tal como lo expresaba en su momento el economista francés y ferviente defensor de las ideas liberales, Frédéric Bastiat.
 
¿Es posible esperar crecimiento económico mientras los derechos de propiedad son ampliamente avasallados? El gobierno no posee la capacidad de administrar una empresa, esto se debe principalmente, a que es una tarea que no reside en su naturaleza. El estado empresario ha demostrado fracasar una y otra vez, y como suele suceder, la empresa expropiada tarda minutos en convertirse en un fondo de corrupción gubernamental y pasa a estar carente de eficiencia. Cuando el gobierno no es capaz de garantizar seguridad, reglas de juego claras o respeto a los derechos individuales, ¿de qué modo se pretende –además- asignarle al estado un rol de empresario?
 
Las metas y los incentivos de los empresarios están claramente enfrentados a los intereses políticos. Al gobierno, la competencia empresarial le importa relativamente poco mientras pueda continuar otorgando dádivas y financiando la corrupción gubernamental de la que forman parte.
 
Nuevamente se olvida la cuestión del incentivo y se deja de lado el hecho de que la propiedad es la raíz básica del mismo. ¿De qué modo se puede buscar progreso, mientras el fruto del trabajo individual no está garantizado y el individuo es consciente de que el día de mañana lo puede perder todo por la simple decisión de un burócrata?
 
Debido a que "todos" es nadie, la "propiedad de todos" es otra fábula de la mente colectivista, y solo es verídica cuando se añade el sujeto faltante a la oración: la "propiedad de todos los políticos".
 
Hoy, después de varias décadas, aquella frase de F.A. Hayek sigue vigente: “Lo que nuestra generación ha olvidado es que el sistema de propiedad privada es la más importante garantía de la libertad”. "
 

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