martes, 19 de abril de 2016

Sobre la legalización de las drogas

Nicolas Cachanosky analiza la cuestión de la legalización de las drogas. 

Hace pocos días hubo casos de sobre dosis por consumo de drogas en una fiesta electrónica en Buenos Aires. Esto disparó algunos comentarios encontrados entre legalizar el mercado de drogas versus aumentar la regulación.
En base a esta discusión escribí un pequeño comentario donde explico que no es necesario hacer de la droga un bien ilegal para disminuir su consumo. La discusión que siguió me hizo pensar que debía explicar el punto en mayor detalle.
Demos por hecho que el objetivo es disminuir el consumo de drogas. Es decir, en este post no discuto si es ético, conveniente, etc., penalizar el consumo de drogas. Hacia el final el post hay dos gráficos de demanda y oferta de drogas. El gráfico de la izquierda muestra el mercado de drogas. La demanda de estos productos, similar al caso de los cigarrillos, es inelástica, lo que hace que la misma sea muy vertical. Al hacer de la producción de drogas un acto ilegal se desplaza la curva de oferta hacia a izquierda. Operar en la ilegalidad agrega un costo extra (la pena por producir de manera ilegal por la probabilidad de ser descubierto). La intersección entre la oferta (ilegal) y la demanda nos da una cantidad q* que es el nivel “deseado” de consumo de droga. El área en rojo muestra el ingreso (precio por cantidad) de la venta de drogas. Como se puede apreciar, dado que la demanda es inelástica, al hacer de este mercado una actividad ilegal es posible que se aumentan los ingresos de los productores. Estos ingresos, sin embargo, llegan a las manos de los carteles de droga que permiten financiar a la política, la policía, jueces, y mantener un grupo de “matones” dado que es el método de defensa y solución de conflicto de los mercados ilegales.
El otro gráfico muestra una hipotética situación donde el mercado de drogas es legal. En este mercado existe un nivel de impuestos que desplaza la curva de oferta la misma distancia que si fuese ilegal, lo que resulta en el mismo nivel de consumo que en el caso del mercado ilegal. No es el caso, por lo tanto, que (1) querer reducir el consumo de drogas implique que el mercado tenga que ser ilegal ni (2) que legalizar las drogas implique necesariamente un mayor nivel de consumo. Y ciertamente legalizar el consumo de drogas no implica dejarlo 100% desregulado, como es el caso del consumo de alcohol. Es común en quienes se oponen a la legalización de las drogas confundir legalidad con regulación.
Este segundo escenario, sin embargo, tiene beneficios respecto al primero. Los ingresos (área azul) ahora van a productores legales en el mercado y al fisco vía recaudación impositiva. En otras palabras, se le quita el financiamiento a los carteles. Dado que el mercado es legal, se puede recurrir a las cortes de justicia para solucionar conflictos en lugar de recurrir al comportamiento de mafias. Dado que se puede rastrear al productor, el producto es de mayor calidad (menos nocivo) y se lo puede demandar por mala calidad del producto del mismo modo que se puede demandar a un productor de bebidas alcohólicas si pone en el mercado un producto en mal estado. Se pueden enumerar, por supuesto, otros beneficios. El punto que quiero marcar es que es posible mantener el nivel de consumo constante y obtener otros beneficios como los que aquí menciono.
Este argumento no implica, por supuesto, que no deba existir regulación alguna sobre el mercado de drogas. Por ejemplo, se puede prohibir manejar bajo la influencia de drogas bajo argumentos similares por los cuales no se puede manejar alcoholizado. Se puede discutir qué drogas deben mantenerse ilegales del mismo modo que el permiso de portar armas no implica poder tener una bomba en un edificio de departamentos. De modo similar, en algunos estados de Estados Unidos la venta de Rectified Spirit (bebida alcohólica con 95% ABV) está prohibida.
Droga, demanda y ofertaEste análisis, por más sencillo que sea, nos da un marco y nos pone límites a los escenarios alternativos que nos podemos plantear. A modo de ejemplo, objetar que no hay que legalizar porque no hay recursos para controlar que se cumpla la regulación presume que sí los hay cuando el mercado es ilegal. Dado que el nivel de consumo es el mismo en ambos escenarios y la falta de recursos es, también, la misma en ambos escenarios. Este tipo de argumentos que implican un aumento de consumo implícitamente ignoran el análisis de demanda y oferta que da un equilibrio (con el nivel de impuestos adecuado) igual al del mercado ilegal. No puedo repetir suficiente, esto implica que no hay un aumento del consumo de drogas dado que este escenario plantea (1) legalizar y (2) regular vía impuestos.
Varios me han indicado que de poner impuestos surgiría un mercado negro. ¿Es este motivo válido para no legalizar el mercado cuando actualmente en su totalidad es un mercado negro? ¿Por qué no sucede lo mismo con otras “drogas” legales como cigarrillos y alcohol? ¿Realmente el productor clandestino puede producir a menos costo que el productor legal? Si ese es el caso, recordar que (1) al legalizar el mercado se está desfinanciando al productor ilegal, (2) los recursos pasan al estado, y (3) los mismos recursos utilizados para combatir la totalidad del mercado de drogas pasarían a combatir a un mercado negro notablemente más pequeño.
Si el objetivo es disminuir el consumo de drogas, entonces penalizar este mercado no es la única solución. Se puede mantener la legalidad de la producción y consumo de drogas y aplicar un impuesto que disminuya el consumo en el mismo nivel.

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