miércoles, 28 de febrero de 2018

Sánchez Mato

Juan Rallo muestra la en absoluto admirable gestión del cesado Sánchez Mato en el Ayuntamiento de Madrid, como se ha intentado mostrar mintiendo por Podemos o IU. 

La realidad de los hechos es bien distinta a la que han pretendido hacer ver (e incluso han intentado sacar pecho reiteradamente). 


Sánchez Mato
En honor del cesado delegado de Economía del Ayuntamiento de Madrid, Carlos Sánchez Mato, se han escrito durante estos días elegías políticas que lo alaban tanto por haber reducido extraordinariamente la deuda municipal cuanto por haberse opuesto (sin éxito) a la austericida regla de gasto con la que Montoro estaba asfixiando las finanzas de la corporación local. A pocos aduladores se les ha ocurrido pensar que acaso ambos hitos estuvieran relacionados: a saber, que Sánchez Mato lograra amortizar cerca de 2.000 millones de deuda local precisamente porque el “austericida” Montoro le ha colocado una camisa de fuerza de la que finalmente no ha conseguido desembarazarse. Y es que, en última instancia, la mentira de Podemos, Izquierda Unida y demás organizaciones satélite tiene las patas muy cortas: no es verdad que, merced a la excelente gestión de Manuela Carmena o de Carlos Sánchez Mato, se haya conseguido reconducir el torcido rumbo financiero del Ayuntamiento de Madrid. La realidad es muy otra.
Hasta el año 2010, el consistorio popular acumuló unos enormes déficits que dispararon su endeudamiento hasta los 7.000 millones de euros; a partir de ese año, empero, las finanzas locales comenzaron a sanearse hasta el extremo de gestar un notable superávit de 1.389 millones de euros en 2014. Gracias a ese saldo excedentario, de hecho, el Ayuntamiento consiguió disminuir su deuda pública en 1.270 millones de euros durante el año inmediatamente anterior a la llegada de Carmena: más de lo que lo ha hecho Ahora Madrid en cualquier otro período de doce meses. Desde mediados de 2015, pues, Sánchez Mato sólo tuvo que gestionar el amplísimo superávit que heredó de la administración municipal anterior y tuvo que hacerlo, además, sometido a una rígida restricción externa: la regla de gasto impuesta por Montoro al conjunto de las corporaciones locales. De acuerdo con esta norma, Ahora Madrid no podía dilapidar el superávit disparando el gasto municipal, lo que les obligó a destinar la práctica totalidad del mismo a amortizar deuda, cosa que ya venía sucediendo —repito— con la administración municipal anterior. ¿Dónde está, por ende, la revolucionaria gestión que, de acuerdo con Unidos Podemos, convirtió a Sánchez Mato en el mejor concejal de Economía de toda España gracias a la extraordinaria depuración de las cuentas municipales? En ningún lado: Sánchez Mato sólo administró, bajo la estricta tutela de Montoro, el superávit recibido por el gobierno local anterior. Su cese no se dejará sentir en absoluto.

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