Claro que sí. Porque el político te tiene que decir (y obligar) a comer lo que él te diga, en la cuantía que él te diga y en la proporción que te diga.
El Estado paternalista sigue avanzando por múltiples cauces y vías. Tu libertad no cuenta. El decide por ti porque tu eres un niño irresponsable que no se le puede dejar solo.
Que la gente demanda otra cosa, y comida más sabrosa? No importa, decide el político por ti.
Patricia Malagón se hace eco en el siguiente artículo.
Artículo de Libre Mercado:
Alimentos variados | Archivo
Debido a la implantación del Plan de Colaboración para la Mejora de la Composición de los Alimentos y Bebidas, la industria alimentaria y el Gobierno han llegado a un acuerdo para reducir el porcentaje de azúcar y grasas presentes en muchos de los productos habituales en la cesta de la compra.
La medida, supondrá una reducción de en torno al 10% de los azúcares, la sal y las grasas de 3.500 productos muy habituales en la alimentación diaria de los españoles. De hecho, un 44% de estos alimentos, suelen estar presentes en la cesta de la compra habitual de un consumidor medio.
Desde el Gobierno, a través de la ministra de Sanidad, Dolors Monserrat, aseguran que no se trata de una medida impuesta por el Estado, sino que se trata de un acuerdo alcanzado con la industria alimentaria del país, pero, en realidad, esta medida se encuadra dentro de la creciente guerra que han declarado los políticos al azúcar y las grasas. De hecho, reformular las recetas de los más de 3.500 productos supondrá una gran inversión económica para un sector que factura más de 96.000 millones de euros al año, de los cuales más de 27.000 millones proceden de las exportaciones.
Además, el plan no solo afectará a las empresas que fabrican productos alimentarios, sino que también repercutirá en las cadenas de supermercados, restaurantes, caterings, comedores de colegios y hospitales, e incluso en las máquinas expendedoras. Así pues, la alimentación española se tendrá que reformular en los dos próximos años.
¿A qué productos afecta?
En los lácteos, zumos, néctares y refrescos la cantidad de azúcar se reducirá. Lo mismo ocurrirá con los embutidos, el kétchup, la mayonesa, los cereales de desayuno, toda la bollería y la pastelería, las galletas, los helados, el pan, etc. Siguiendo la misma senda, tanto los snacks como las patatas fritas, las cremas, los aperitivos salados o las palomitas, entre muchos otros productos, reducirán el porcentaje de sal.
También veremos reducir, hasta en un 50%, el contenido de los sobres de azúcar de los bares y restaurantes. En las máquinas de vending se dará prioridad a los productos saludables y en las máquinas de café se reducirá la cantidad de azúcar. Por su parte, en los comedores, tanto de los hospitales como de los colegios, los platos se harán empleando menos sal y menos azúcar. Además de la implantación de menús más saludables, con mayor presencia de las frutas y de las verduras.
Desde la industria advierten de que será un proceso complejo, ya que al reducir la cantidad de azúcar y sal es probable que se pierda sabor. Por tanto, el gran reto de la industria consistirá en seguir manteniendo un sabor lo más parecido posible al actual, pero utilizando menos cantidad de azúcar, sal y grasas.
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