martes, 27 de febrero de 2018

La surrealista historia de un propietario obligado a okupar su propia casa

Otra muestra del esperpento legislativo en España y la enorme indefensión del propietario, como consecuencia de la poca seguridad jurídica y defensa del derecho de propiedad, esencial en toda sociedad desarrollada. 
Pero luego vienen las quejas de que no hay oferta de viviendas, de que hay pisos vacíos, de los precios del alquiler (que también tienen un componente o prima por el mayor riesgo de impago...)...

Artículo de Libre Mercado: 
Un edificio okupa en Valencia | Alamy
Los delincuentes no son los únicos que utilizan el ingenio para llevar a cabo sus objetivos. El plan que elaboró Juan Carlos Yanes junto a su familia para recuperar la vivienda de las manos de una okupa más bien podría ser propio de un guión de cine.
Tal y como recoge El País, Yanes alquiló en 2014 su chalet adosado en Granadilla de Abona (Tenerife) a Mara Gámez, quien estuvo dos años pagándole la mensualidad sin ningún problema. En 2016 tocaba renovar el contrato, y ella quiso hacerlo por 36 meses más, pero el dueño se negó. Entonces, como el propietario no sucumbió a sus deseos, su inquilina le dejó de pagar y le llegó a bloquear hasta el teléfono móvil.
Ahí empezó el infierno de este hombre de 44 años padre de dos niños. Él vive de alquiler con su familia en Menorca, y mientras tanto, tenía que seguir pagando la hipoteca de la casa en la que su okupa vivía gratis, lo que suponía una auténtica ruina.
Para más inri, los vecinos de Yanes le avisaron de que su okupa estaba alquilando las habitaciones de su vivienda a otras personas, por lo que la falta de ingresos no sería una razón que la excusara de no pagar a Juan Carlos.

Convirtió la casa en una pensión

Es por eso que el propietario decidió pasar a la acción hace unas semanas gracias a la actuación de su tío José Paniagua. Residente en Tenerife, José Paniagua se hizo pasar por otro inquilino y contactó con la okupa para que le arrendara una habitación.
El resultado fue inmediato. Quedaron al día siguiente y él le entregó a la okupa los 300 euros mensuales que ella le exigía por el alquiler. Con las llaves en la mano, pasó la noche en la casa de su propio sobrino sin que la okupa supiera la verdad de su procedencia. Paniagua sacó fotos de toda la experiencia y se las mandó al grupo de WhatsApp de la familia bautizado como Equipo desahucio. Llegó incluso a convivir con una pareja de italianos y una alemana también alquilados, por lo que pudo comprobar que la okupa le sacaba el máximo rendimiento económico a esta particular pensión.
No fue hasta que se quedó solo en la vivienda cuando cambiaron la cerradura y Juan Carlos recuperó su casa. Su dueño pudo comprobar que además de las tres habitaciones de la vivienda, la okupa había convertido el garaje y hasta un cuarto de madera en más habitaciones para alquiler. Según cuenta, se encontró la vivienda "sucia y con restos de comida, de consumo de alcohol y estupefacientes".

Okupa y masajista X

Además del negocio que hacía con su vivienda, el afectado también descubrió que su okupa tenía otra fuente de ingresos. "Anunciaba servicios como masajista tántrica y erótica en páginas webs de citas X y masajes de la isla, con fotos sensuales tomadas en distintos espacios de mi casa. Por tarifas a partir de 100 euros, se ofrecían masajes a cuatro manos y con final feliz", cuenta al diario de Prisa.
La versión de Mara Gámez dista mucho de la de Juan Carlos. "Esto es un desahucio al contrario. No hay derecho. Yo conozco las leyes y no puede haber desahucio salvo que lo haya dictado un juez", declaró. "He denunciado a este señor hasta tres veces, me ha acosado a través de los vecinos y ha venido la inmobiliaria a echarme", añadió. Además, asegura que el motivo de que no le haya pagado las mensualidades a su propietario es que realizó unas obras en la azotea que este no le abonó. Las autoridades se han negado a sacar a Juan Carlos de su propia vivienda.
Juan Carlos y la okupa tienen una cita el próximo 5 de marzo en los juzgados. Ella le pide 20.000 euros por amenazas y él a ella 30.000 por el impago de las rentas.

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