jueves, 19 de abril de 2018

Una montaña de deuda puede sepultar la economía global si cambian las condiciones financieras

Siguen inflando el problema con las medidas fiscales y financieras por parte de gobiernos y bancos centrales (siendo responsables de las políticas de laxitud monetaria y exceso e incentivo del gasto público y privado), aduciendo que no hay riesgo alguno, que la austeridad es mala, y que más gasto es la solución a todos los problemas. 

Activan la bomba (como hicieron de la misma manera en la reciente crisis con expansión del gasto estructural a ritmos muy por encima de la inflación y políticas monetarias expansivas que incentivan el endeudamiento), luego explota y ellos no se responsabilizan (la culpa es de cualquier chivo expiatorio, como el mercado, eso etéreo, que no es el responsable, sino simplemente participa de ello, como actualmente ocurre debido a las políticas de represión financiera que se están llevando a cabo para inducir a gastar, consumir e invertir para crear actividad económica e inflación). 


Y cuando vuelva a ocurrir fruto de su irresponsabilidad e intervencionismo brutal, la culpa será nuevamente de cualquiera (el mercado, la avaricia, los alemanes, la austeridad, los ricos, las empresas, el capitalismo, el neoliberalismo...) menos de ellos (que nadie tenga duda, aunque precisamente muchas de esos chivos no tienen nada que ver). 

Y la solución será por supuesto la misma. Más control, más regulación, más impuestos y...más gasto...

No hemos aprendido nada de la última crisis, y lejos de estar haciendo los adecuados deberes para evitar sustos, estamos en gran medida y en ciertos aspectos alimentando la próxima gran crisis y reduciendo la capacidad de respuesta. 

Y mientras nuestros políticos prometiendo y exigiendo como si no hubiera un mañana más gasto, déficit y deuda con promesas electorales de todo tipo...Es la lógica del poder. 

Artículo de El Economista: 
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La carga de deuda del mundo se ha disparado hasta los 164 billones de dólares, lo que equivale al 225% del PIB global. Esta tendencia supone dos riesgos importantes para la economía: los elevados niveles de deuda pública y privada podrían dificultar la respuesta de los países ante la próxima recesión; y segundo, un endurecimiento de las condiciones financieras podría dificultar sobremanera el pago de esas deudas, según el Fondo Monetario Internacional.
La deuda pública y privada global se encuentra en el 225% del PIB. Este dato es doce puntos porcentuales superior al de 2009, el anterior pico del endeudamiento global. "China ha sido el país que ha contribuido con más fuerza desde entonces", según destaca el informe.









"De esos 164 billones de dólares, el 63% pertenece al sector privado no financiero (empresas y familias) y el 37% pertenece al sector público. Las economías avanzadas son responsables de la mayor parte de la deuda global, sin embargo, en los últimos diez años, las economías emergentes han sido responsables de la mayor parte del incremento, con China contribuyendo con un 43% del incremento de la deuda global desde 2007", según destaca el trabajo presentado por el FMI.
"Ciento sesenta y cuatro billones es un número enorme", asegura Vitor Gaspar, jefe del departamento de asuntos fiscales del FMI, en una entrevista. "Cuando hablamos de los riesgos que se vislumbran en el horizonte, uno de los grandes riesgos tiene que ver con el alto nivel de deuda pública y privada".
La carga de la deuda global ha nublado lo que de otra forma hubiera sido una perspectiva optimista del FMI para la economía mundial, que está en su mejor momento desde 2011. El fondo proyectó este martes una expansión del 3,9% en 2018 y 2019.

Secuelas de la crisis

Las cifras del FMI ponen de manifiesto la magnitud de la deuda de un mundo que todavía se está recuperando una década después de la crisis financiera que puso en peligro el sistema bancario mundial e hizo caer a la economía mundial en la Gran Recesión.
Los gobiernos aumentaron el gasto para impulsar el crecimiento, mientras que los bancos centrales recurrieron a métodos no convencionales para aliviar las condiciones de financiación, como la compra de bonos. Los bajos tipos de interés apoyaron el gasto del sector público y la consolidación del privado. 
"Los elevados niveles de deuda pública crean vulnerabilidades y riesgos a la hora de refinanciar esas grandes cantidades, particularmente cuando el vencimiento de esa deuda es a corto plazo. El acceso a los mercados puede sufrir disrupciones si las condiciones de financiación globales se endurecen de forma abrupta o si cambia el sentimiento de los inversores", destaca el trabajo del FMI.
Además, "los recientes ataques de volatilidad en los mercados de acciones sugieren que el sentimiento de los inversores puede ser voluble. Un elevado nivel de deuda sobre PIB podría causar un aumento en las primas de riesgo si los inversores ven con escepticismo la capacidad de pago... ahora mismo, varios países se superan los niveles de endeudamiento establecidos por las reglas fiscales". 

Crear colchones fiscales

Los altos niveles de deuda pública podrían dificultar la refinanciación de los gobiernos, especialmente si las condiciones de financiación se endurecen, según el FMI. Si los tipos de interés comienzan a subir y las condiciones financieras empeoran, las deudas que ahora parecen fáciles de refinanciar con unos tipos muy bajos, pueden convertirse en una losa para algunas economías.
Además, el elevado endeudamiento también reduce la capacidad de los gobiernos para aumentar el gasto público si sus economías caen en una recesión. Los estímulos fiscales tras una crisis suelen ser una de las políticas contracíclicas más eficaces para recuperar el ritmo de la producción. 
Por último, también cabe recordar que existe literatura que muestra que un elevado nivel de endeudamiento público puede ser un lastre para el crecimiento económico aunque las condiciones financieras sean favorables. Se suele exponer que este efecto negativo se produce cuando el nivel de deuda pública supera el 60% del PIB.
Por todo ello, el FMI cree que los países deberían tomar medidas decisivas para reconstruir sus 'reservas' o 'cochones' fiscales para poder aumentar el gasto en tiempos difíciles. El fondo instó a EEUU, cuyo déficit presupuestario se espera que supere el billón de dólares para el año 2020, a "recalibrar" su política fiscal para que los niveles de deuda pública sobre PIB disminuyan a medio plazo.
Muchos gobiernos tienen niveles preocupantes de deuda sobre PIB. Más de un tercio de las economías avanzadas tenían niveles de deuda pública sobre PIB por encima del 85%. Esta dato es tres veces superior al del año 2000, según el FMI. Entre las principales economías, Japón presenta el nivel más alto de deuda respecto del PIB con un 236%, seguido de Italia con un 132% y EEUU con un 108%.
Mientras tanto, una quinta parte de los mercados emergentes y los países de ingresos medio presentan niveles de deuda por encima del 70% del PIB, liderados por Brasil con un 84% e India con un 70,2%. La deuda pública bruta en China se situó en el 47,8% el año pasado, por lo que sigue siendo relativamente baja.

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