Artículo de Disidencia:
"El motor de la historia es la lucha de clases"
¿Quién podría decir esto?
a) Alguien que no sepa nada de mecánica
b) ni de historia
c) o de lucha
d) Karl Marx
e) Todas las anteriores son correctas
b) ni de historia
c) o de lucha
d) Karl Marx
e) Todas las anteriores son correctas
Así empieza el primer capítulo del Manifiesto Terrorista Manifiesto Comunista, uno de los libros más importantes de la Historia. ¿Saben aquello de que lo que mal empieza, mal acaba?
El 5 de mayo es el aniversario del nacimiento de Karl Marx uno de los organismos más nocivos que ha habido sobre la faz de este planeta. Uno de los padres del “socialismo científico“. Un término con tanto sentido como “partido amistoso España – Francia“, “Big Mac“, “propietario hipotecado” o “Miss Portugal“. Pero basta de oxímoron. Aquí vamos a hacer un repaso a su vida y obra que esperemos no deje títere con cabeza.
El profeta de la “causa obrera y proletaria” (aunque despreciaba a obreros y proletarios) vino al mundo en una familia acomodada de origen judío en la alemana ciudad de Tréveris, emparentada con el poeta Heinrich Heine (al que robó su frase de la religión como opio para el pueblo) y los industriales holandeses Philips. Sí, los de las bombillas y electrodomésticos. Todo un paria de la tierra. Su familia a pesar de provenir de rabinos rápidamente se convirtió al protestantismo en cuanto vio que podía medrar.
Marx fue toda su vida un ratón de biblioteca sin contacto con un mundo real al que despreciaba, salvo para pegar ocasionales sablazos a gente rica que de algún modo lograba embaucar, empezando por su esposa la baronesa Jenny von Westphalen. Sí, señores, baronesa. El profeta del socialismo era consorte de una aristócrata, y al carajo la solidaridad de clase (eso es algo que sólo debemos tener el lumpen). Otro al que logró convencer para que le subvencionase es Friedrich Engels, hombre de negocios al que Marx le sacó el dinero durante toda su vida en una suerte de relación prostituta-chulo. Adivinen quién era quien.
Tras dar tumbos y tener contacto con los círculos hegelianos (desde esta santa casa se considera a Hegel un criminal contra el pensamiento que hacía uso de la táctica del calamar: llenar todo de tinta y huir) Carlitos se nos pone bravo e intenta crear un análisis “científico” de la filosofía y la política. Obviamente como veremos el tío sabía de ciencia más o menos lo mismo que de pagar a su criada: nada.
Porque esa es otra, el tipo que contaba que la riqueza del empresario venía de extraer la plusvalía a los empleados lo decía porque en su puta vida pagó un salario a su criada, o más bien esclava y concubina. Con ella engendró un hijo que tuvo que reconocer Engels como suyo. ¿Ven lo que decíamos antes?
Conocer al Marx-persona basta para tener una intensa aversión a su obra, que no deja de ser producto de esa persona. Pero los marxistas suelen decir que la obra no queda invalidada por los defectos del autor.
Tienen razón. Se invalida sola.
Comenzando por que el Marxismo se basa en la teoría del valor trabajo, que es una completa falacia ya desmontada por Menger hace más de un siglo. Marx habla de como las mercancías industrialmente reproducibles (las fabricadas, vamos) tienen valor de uso y de cambio. Que si trabajo socialmente necesario, bla bla bla…Esto aunque parece intuitivo, es mentira. Si te dedicas a hacer sillas que nadie quiere comprar porque las hay mejores, (más bonitas, mejor diseño, mejores materiales, más baratas) tus sillas no valen de nada y no sirve que me cuentes que sí, que te puedes sentar en ellas, que siguen teniendo valor de uso. No, olvídalo. Si nadie se quiere sentar en ellas no valen de nada. Si te dedicas a hacer estudios de perspectivas de género sobre el soterramiento de la M-30, pues… me temo que tampoco vale nada (aunque percibas un generoso sueldo por ello extraído, esta vez sí, de la plusvalía de los españoles vía impuestos). No hay valor sin trabajo, pero sí hay trabajo sin valor.
No solo eso. Marx predecía el colapso final del capitalismo porque el avance tecnológico reducía la tasa de beneficio del capitalista. Es algo que quedó desmontado según el teorema de Okishio en los años 60, y que podemos comprobar viendo cómo los puestos de personas más ricas del mundo se los reparten los magnates tecnológicos como Bill Gates o Jeff Bezos. Según él el Capitalismo caería víctima de sus propias contradicciones. Vaya con nuestro Profeta Proletario campeón de los obreros oprimidos que nunca movió un dedo. Qué genio, qué visión, que inteligencia; todo cae víctima de sus dinámicas internas, Roma no cae porque los bárbaros la conquistan, sino porque Roma por dentro estaba muerta desde hacía mucho.
La tercera base ideologica marxista, el Materialismo Histórico. Estudiar la Historia siempre achacándolo todo a las condiciones materiales. Otra farsa. Puedes intentar comprender la conquista de Cortés en México quizá por el ansia de ganar tierras y tesoros. Se podría argumentar que la ocupación japonesa de China se debió a la necesidad de expandir su lebensraum asiático-oriental. Pero no puedes explicar qué hacía Sancho VII el Fuerte, rey de Navarra, cargando contra la guardia de esclavos negros del sultán almohade en Las Navas de Tolosa. El Materialismo Histórico no puede contarnos qué hacía Sancho en las puertas de Al Andalus tan lejos de su capital al pie de los Pirineos un día de julio de 1212. El Evangelio sí puede hacerlo.
La Historia de España está llena de gestas, hazañas y proezas que rozan la locura o se instalan directamente en ella. Descubrir y conquistar América, circunnavegar el Orbis Terrae, evangelizar a los indios y derrotar al Islam donde quisiera encontrarse. Porque en el Imperio en el que no se ponía el Sol, todos lucharon. Al pie de los Alpes y en las llanuras de Francia. En los canales de Flandes y en las Puertas de Viena. Sobre las tablas de las galeras de Lepanto, en las selvas del Yucatán y los desiertos de África. Casi nunca fue por una ganancia que pudiera contarse en monedas pero sí con un puesto en la Eternidad.
Si el materialismo histórico no puede explicarnos nuestra Historia, ¿cómo podrá explicar la del mundo?
La teoría marxista no funciona a escala micro (recordemos ese experimento de un restaurante en el que se pagaba “la voluntad”, tuvo que cerrar a los pocos meses). Y si algo no funciona a escala micro no funcionará a escala macro. Así de sencillo. Ojo, hay cosas que funcionan a escala micro pero no a escala macro, debido a las economías de escala. Es condición necesaria pero no suficiente.
Tras 200 años toca hacer balance. Y el balance es un reguero de muerte, destrucción, miseria y lo que tal vez sea peor de todo, infumable logorrea por parte de “intelectuales” marxistas que perpetúan un modelo fracasado, pero que para gentuza sin contacto con el Mundo Real (TM) ofrece:
a) Una explicación sencilla del mundo, lo bastante compleja para poder perderse en vericuetos teóricos para sentirse muy listos, pero no lo bastante como para escapar a la comprensión de sus limitadas mentes de CI inferior a 115.
b) Una halagadora misión reservada a las clases charlatanas como ellos.
El marxismo por tanto no es una simple ideología. Es una religión. Con sus profetas, sus santos, sus herejías, sus libros sagrados, su Paraíso y su Infierno. Y por supuesto su Satanás. Se basa en dogmas no demostrados e indemostrables, y las pocas afirmaciones que cumplen el criterio de falsabilidad de Popper… han sido probadas falsas sin excepción.
Y es una religión que, en diverso grado, profesan millones de personas. Incluso los partidos políticos de “derecha” profesan un marxismo light que supedita todo a la buena marcha de la economía. O en terminología marxiana, “la infraestructura económica determina la superestructura ideológica”. Es más bien al revés, por supuesto, y por eso los “conservadores” no conservan nada. Excepto lo malo.
Existe el término marxismo cultural para designar a la ideología de la Escuela de Berkeley, formada por los herederos de los marxistas alemanes emigrados de la Escuela de Frankfurt. Pero esto otro que he dicho, el usar un marco mental marxista, también es una forma, más insidiosa y pervasiva, de marxismo cultural.
Que tras decenas de millones de muertos (ni siquiera sabemos cuántos) se siga considerando el marxismo como “una buena idea mal implementada“, sólo porque Marx era tan vago e inútil que no logró hacerse con el poder que ansiaba (cosa que sí lograron Mussolini o Hitler) es para perder la fe en la existencia de vida inteligente en este planeta. Y cuando tratan de justificar que si el marxismo no triunfó es porque se aplicó en países “atrasados”, es para cagarse en su puñetera estampa.
Si tras saber todo esto de Marx y el marxismo, si tras saber algo de la Historia de los regímenes socialistas aún sigues atraído por esto, no tenemos buenas noticias para ti: ya no puedes excusarte en la ignorancia, eres un perfecto mierda. El Marxismo es una respuesta errónea para un problema real, el Capitalismo. E innecesaria. Capitalismo y Socialismo acaban siendo dos caras de la misma moneda.
Si en tu vida no llegas a nada, si eres incapaz de crear algo valioso, no eches la culpa a “la opresión capitalista”. No pretendas pasar de hez de la sociedad a clase protegida mediante una inversión de valores (y que otro pague la factura). Mejórate como persona, crea valor, haz algo que valga la pena en tu entorno y deja los sueños mesiánicos para las religiones serias. No trates de mezclar el Más Allá con el Más Acá, como decía Voegelin con su crítica a Marx de que trata de crear el Cielo en la Tierra… regando esta última de sangre inocente. Y miseria.
El Marxismo es el único sistema que garantiza que en Cuba haya escasez de azúcar, en Venezuela falte gasolina y en Rusia no haya suelo urbanizable. Por no hablar de que es capaz de hacer que los coches alemanes sean una mierda como el Trabant. Porque no se trataba de mejorar las condiciones de vida de los obreros sino de conseguir el poder mediante su lucha. El objetivo no era la dignidad y la buena vida del proletario, sino la Revolución. Y esa Revolución siempre ha sido a peor. Ningún país ha mejorado tras la toma del poder por los revolucionarios marxistas.
No vale la excusa de que “es una buena idea que salió mal”. El Comunismo no es una idea buena que acaba haciéndose mal. Es una mala idea que se hace muy bien; todos iguales, por abajo. Para todos lo mismo, el mismo cementerio. Lo peor del Comunismo no son sus nefastas consecuencias, sino sus terribles objetivos.
Por eso 200 años después, cautivo y desarmado el ejército rojo, sólo nos queda un deseo; si existe un Infierno, Marx está ardiendo en él.
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