sábado, 30 de noviembre de 2019

El planeta sólo era una excusa: Greta Thunberg revela la agenda ideológica que lleva a España

Elentir muestra la excusa que supone la cuestión del clima para imponer una agenda socialista de enorme intromisión política en la vida de las personas, creciente poder y aumento de impuestos. 
Y es que es algo que emerge de sus propias declaraciones y de la lectura de los propios teóricos socialistas para alcanzar sus fines...

Artículo de Contando Estrelas
En estos momentos, la famosa ecologista sueca de 16 años está cruzando el Océano Atlántico en ruta hacia España, para asistir a la Cumbre del Clima que se celebrará en breve en Madrid.
Thunberg enlaza un artículo suyo que incluye una nueva rabieta
Ayer al mediodía, esta chica tuiteó desde su móvil el enlace a un artículo publicado en Project Syndicate firmado por ella, Luisa Neubauer (miembro del partido ecologista e izquierdista alemán Die Grünen) y Ángela Valenzuela (activista chilena de Fridays for Future). Además del alarmismo ecologista ya habitual, las tres autoras del texto se jactan del éxito de su activismo: «Una encuesta reciente mostró que, en siete de los ocho países incluidos, el colapso climático se considera el problema más importante que enfrenta el mundo. Otra confirmó que los escolares han liderado el camino para crear conciencia». Greta y sus colegas se vanaglorian de que los líderes del mundo digan que las han escuchado, pero a continuación añaden que ellos «no hacen nada» y les acusan de «hipocresía». Es el mismo tono de rabieta que Thunberg ya exhibió en su reciente visita a la ONU. Leyéndola a ella y a sus colegas, da la sensación de que el mundo tuviese la obligación de rendirse a sus pies y se disgustasen porque no se arrodilla lo bastante rápido.
Apelan a la ciencia como si fuese una diosa y ellas fuesen sus oráculos
Greta y sus colegas apelan a la ciencia como si fuesen sus oráculos, reclamando a los líderes políticos que tomen medidas porque «la ciencia lo exige». La expresión me ha recordado al «Deus lo vult» (Dios lo quiere, en latín vulgar) pronunciado por el Papa Urbano II en el concilio que dio lugar a la Primera Cruzada en 1095. Estas chicas hablan de «la ciencia» como si fuese una diosa que exige cosas y ellas fuesen sus sumas sacerdotisas. No es la primera vez que alguien invoca la ciencia para intentar revestir de un carácter irrefutable a sus opiniones. Recordemos que Friedrich Engels denominó «socialismo científico» al marxismo, presentando la dialéctica marxista como un método científico. La referencia a esa ideología totalitaria de extrema izquierda no es nada exagerada, teniendo en cuenta lo que ese artículo dice a continuación.
Lo que la ciencia ‘exige’ según Greta: un agenda política izquierdista
Y es que justo después de apelar a la ciencia como si fueran las portavoces de esa diosa, las tres autoras del artículo afirman lo siguiente:
«Esa acción debe ser poderosa y amplia. Después de todo, la crisis climática no se trata solo del medio ambiente. Es una crisis de derechos humanos, de justicia y de voluntad política. Los sistemas de opresión coloniales, racistas y patriarcales la han creado y alimentado. Necesitamos desmantelarlos a todos. Nuestros líderes políticos ya no pueden eludir sus responsabilidades».
Así que esto, en realidad, no va de ecología. El planeta sólo era una excusa. Necesitaban infundir pánico entre la multitud para que asumiese con más facilidad un discurso de extrema izquierda que en condiciones normales no asumiría. Hay que decir que el colonialismo hace ya años que desapareció, salvo excepciones como Gibraltar o las Malvinas, colonias británicas que no creo que le importen a Greta Thunberg ni lo más mínimo. Por lo demás, en Occidente existe la igualdad ante la ley con independencia de cuál sea el color de tu piel. Es como si Greta anunciase que viene a desmantelar la red de telégrafos.
Por otra parte, el llamado «patriarcado» es un concepto que maneja la ultraizquierda desde hace muchos años para demonizar a instituciones sociales como el matrimonio y la familia. No es que lo diga yo. Nuevamente sólo hay que leer lo que escribió el comunista Engels en el siglo XIX, contraponiendo un pasado, mítico e inexistente hogar comunista a la familia patriarcal, identificada con el matrimonio monogámico (es decir, de un hombre con una mujer): «En el antiguo hogar comunista, que comprendía numerosas parejas conyugales con sus hijos, la dirección del hogar, confiada a las mujeres, era una industria pública y tan necesaria socialmente como la obtención de los víveres por los hombres. Las cosas cambiaron con la familia patriarcal y todavía más con la familia individual monogámica. El gobierno del hogar perdió su carácter social».
Una cumbre para que 20.000 activistas abronquen a los españoles mientras se aprovechan de nosotros
Así pues, Greta Thunberg no viaja a España para salvar el planeta. Lo que quiere es imponer una agenda ideológica izquierdista, basada en acusar a Occidente de racismo y colonialismo, y acabar con sus instituciones sociales más básicas (esa familia identificada como patriarcado, que lleva siendo el blanco del marxismo desde hace más de 150 años). ¿Y con qué fin? No cuesta imaginarlo: la izquierda política es la gran patrocinadora del activismo de Thunberg. De hecho, la Cumbre del Clima se celebra en España por iniciativa del gobierno socialista de Pedro Sánchez.
Esa cumbre tendrá un coste de 86 millones de euros, del que sólo se espera recuperar el 20%El resto tendremos que pagarlo los españolesincluyendo el transporte gratis para los 20.000 asistentes a ese encuentro, un gasto que será asumido por varias administraciones españolas (es decir, por los contribuyentes). La situación es una paradoja: los españoles vamos a tener que sostener a un montón de activistas cuyo propósito es abroncar a sus anfitriones por ser racistascolonialistas y patriarcales, exigiéndonos un cambio que, por supuesto, implicará más intervención estatal y más presión fiscal (el ecologismo se ha convertido en otra excusa más para que los políticos socialistas nos metan mano en los bolsillos). En España existe una expresión poco elegante pero muy adecuada para expresar en pocas palabras lo que se espera del pueblo español durante esta cumbre: ser puta y pagar la cama.

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