martes, 26 de noviembre de 2019

¿Por qué hablan de ‘violencia de género’ pero no hicieron una ley de ‘violencia separatista’?

Elentir deja en evidencia la burda incongruencia e hipocresía de quienes defienden la ley discriminatoria de la violencia de género (especialmente los aspectos ideólogicos que la sustentan) y rechazan (aún siendo los mismos argumentos solo que de mucho mayor peso) leyes como las ejemplificadas en este artículo. 


Hace unos días expliqué aquí el significado del término «violencia de género», un concepto con una gran carga ideológica y que ha sido aceptado por todos los partidos menos por Vox.
Señalados por discrepar de una ley con una fuerte carga ideológica
Este lunes, precisamente, Vox ha sido el blanco de una nueva campaña de señalamiento desde otros partidos y desde multitud de medios de comunicación por negarse a aceptar ese concepto ideológico. Incluso el PP se ha doblegado a ese término que fue acuñado desde la izquierda para trasladar a los sexos la tesis marxista de la lucha de clases. La obediencia con la que muchos se someten a los dogmas izquierdistas es pasmosa, y más teniendo en cuenta que el Estado de Derecho no tiene la obligación de someterse a ninguna ideología. Como vimos el otro día, la Ley Integral contra la Violencia de Género (LIVG) contiene definiciones de una carga ideológica tan evidente como la que prejuzga a los agresores afirmando que consideran a las mujeres «carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión», aunque no piensen eso, o la que afirma que esa violencia deriva de «las relaciones de poder históricamente desiguales entre mujeres y hombres»como si la historia fuese un proceso de lucha entre hombres y mujeres por el poder.
Hablan de ‘terrorismo machista’ pero no dicen ‘terrorismo separatista’
Imaginemos por un momento lo que habría pasado si en España se hiciese algo así sobre otro tipo de violencia, por ejemplo, la violencia separatista. En este caso, una ley dedicada a esa violencia concreta podría haber sido justificada por los más de 800 asesinatos y millares de crímenes de otro tipo cometidos por terroristas separatistas. Aunque esta forma de terrorismo ha sido responsable de la ola de violencia política más grande y sostenida en el tiempo de toda la historia de España, muy pocos medios y políticos han hablado hasta ahora de «terrorismo separatista», intentando desligar al separatismo no violento del separatismo violento, a pesar de que el odio a España del primero ha venido alimentando ideológicamente al segundo.
Por otra parte, los medios hablan ahora de «terrorismo machista»un término que carece de base legal en España, como ya señalé aquí, pues hasta ahora no ha habido una sola sentencia por «violencia de género» que demostrase la existencia de una trama organizada para cometer delitos contra las mujeres. Por el contrario, en España sí que hay un crimen organizado de signo separatista, con bandas como ETA, Terra Lliure, el MPAIAC -causante del mayor accidente aéreo de la historia de España, el de Los Rodeos en Tenerife-, Andecha Obrera, el Exército Guerrilheiro do Povo Galego Ceive, el Exèrcit Popular Català, la Organització de la Lluita Armada, el Novo Exército Galego, Resistencia Galega y ya más recientemente los CDR. A pesar de este fenómeno de terrorismo organizado y de inspiración separatista, no se ha creado ninguna ley española para afrontarlo ni se ha especificado esa violencia como agravante, como sí se hizo con la «violencia de género». Si se alega que una ley de violencia separatista es innecesaria, pues ya hay leyes para abordar cualquier forma del violencia, ¿por qué sí que se hizo la LIVG? Las mujeres ya estaban protegidas por las leyes españolas antes de esa ley, que no ha servido para reducir los maltratos.
El terrorismo separatista sí que está inspirado por un claro discurso de odio
Si consideran que los asesinatos de mujeres a manos de sus parejas masculinas justifican una ley de excepción como la LIVG, ¿cómo justifican no haber hecho ninguna ley así para combatir al terrorismo separatista? ¿Acaso las víctimas del terrorismo separatista no merecían la atención preferente que han recibido las víctimas de crímenes calificados como machistas? Tengamos en cuenta que, a diferencia de la llamada «violencia de género», el terrorismo separatista sí que tiene unos fines políticos e ideológicos muy claros, y sí que está inspirado por un discurso de odio muy definido: un odio a España y a los españoles plasmado en los escritos racistas de Sabino Arana, por ejemplo, y también en las tesis racistas de Castelao, cuya libro «Sempre en Galiza», una de las obras de referencia más citadas por el separatismo gallego, tachaba a castellanos y extremeños de «canalla mestiza de gallegos y moros» y justificaba la violencia con fines políticos, apoyando dar palizas a los que gritan «Viva España». Los mismos que piden combatir el «machismo» no han apoyado nunca una campaña institucional contra ese odio separatista: ¿por qué?
¿Habrían aceptado una ley que considerase un agravante ser vasco?
Imaginemos por un momento lo que habría dicho la izquierda si una ley española considerase agravante ya no el hecho de ser separatista, sino una circunstancia de nacimiento como el hecho de ser vasco, igual que lo es ser hombre. Con la misma ligereza y de forma tan injusta como han establecido una desigualdad penal para hombres y mujeres, imponiendo penas más duras a los varones por los mismos delitos, alguien podría haber argumentado que como la amplia mayoría de los cientos de terroristas etarras eran vascos, entonces habría sido necesaria una ley para proteger al resto de los españoles, tratando de forma desigual a unos y otros en lo que a tipos penales se refiere. Como ya he señalado, eso habría sido una injusticia, igual que lo es considerar un agravante el hecho de tener pene. Sin embargo, los que no habrían aceptado de ningún modo penalizar el hecho de ser vasco, al mismo tiempo consideran aceptable criminalizar a los varones e incluso no admiten que nadie discuta eso, lanzando contra el que lo hace -como en el caso de Vox- campañas de demonización impropias de una democracia. Y casualmente, en esa campaña de demonización colaboran los mismos que se han manifestado a favor de los presos etarrasuna banda terrorista que asesinó más de 800 personas, entre ellas 57 mujeres.
Foto: Un guardia civil llevando en brazos a una niña tras el atentado de ETA contra la Casa Cuartel de la Guardia Civil en Vic (Barcelona) el 29 de mayo de 1991.

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