El siguiente gráfico es más que esclarecedor sobre la pésima situación económica de España, una situación que por más que la dulcifiquen es absolutamente insostenible.
Y es bien gráfico ver los números (los hechos y la realidad, no las palabras y la constante manipulación o tergiversación de las mismas que se realiza) para ver que la AUSTERIDAD pública (por mil veces que lo repitan) NO existe en España. Con datos de mayo,
-El déficit de las cuentas públicas asciende ya a 25.000 millones de € en este 2014.
-La deuda se incrementó en otros 57.000.000.000 de euros! en un solo año.
-El gasto público se incrementó (sin contar el pago de intereses por la deuda) otro 2,3% más durante los cinco primeros meses del año respecto al año anterior, lo que implica que gastamos un 31% más!!!! de lo que se ingresa, y eso pese a las históricas y continuas subidas de impuestos que estamos sufriendo todos los ciudadanos y empresas.
-Y todo esto sin contar el pago de intereses, que pese a que el tipo de interés está en mínimos históricos (endeudarse al Estado le case casi gratis en términos reales), el pago de intereses se incrementó otro 6,3% por el nivel cada vez más grande de deuda pública que tenemos (pero al parecer esto es austeridad...). Lo importante no es los tipos de la deuda, sino el montante de la misma deuda, que no para de crecer a ritmos imposibles de hacerle frente. Si a esto se le añade una futura normalización de los tipos de interés, que como hemos dicho están en mínimos históricos (absolutamente manipulados a la baja para favorecer a deudores en perjuicio del ahorrador), se hará aún mucho más gravoso pagar la deuda, que irresponsablemente sigue subiendo sin límite alguno (y todos aplaudiendo y exigiendo que siga así).
-Y todo esto unido implica un dato escalofriante: Por cada 100€ que nos quita el Estado en impuestos, crea un agujero de otros 58€ de pérdidas que tendremos que pagar con más y crecientes impuestos los ciudadanos.
Una auténtica rueda destructiva que solo nos lleva al empobrecimiento y a la destrucción de la capacidad productiva y a la descapitalización del país.
Y quien crea que el problema es de ingresos y no de gastos tiene un serio problema analítico (aunque solo de hable de ello para justificar nuevas subidas de impuestos y no tocar el gasto público ni reducir el poder político ni eliminar los múltiples privilegios de muchos). Y es que hay que tener también en cuenta que ni siquiera en el tope de la burbuja inmobiliaria los ingresos fiscales (que incluían cerca de 50.000 millones de Euros extraordinarios por este motivo, y que no eran estructurales ni perdurables) eran capaces de sostener el nivel de gasto que tenemos hoy en día y que seguirá subiendo de manera estructural por distintos motivos).
Pero sigamos por esta línea de gasto y exigiendo más y más...
Y es que creemos ingenuamente que el incremento del gasto es más que positivo y bueno para la población y que éste no va con nosotros, que son otros los que lo pagan y pagarán, cuando está más que demostrado, como bien señalara y mostrara Bertrand de Jouvenel a mediados del siglo pasado en "La ética de la redistribución" que el dinero del Estado no va a mejorar las rentas más bajas en su gran mayoría (aparte de los diversos problemas indirectos y encarecimiento de la cesta de la compra que le causan sus políticas), sino que realmente va destinado a aumentar el poder y papel del Estado. Se cree que esto es posible con el dinero del rico, cuando no es de él (por insuficiente capacidad) de donde sale la mayoría del gasto social (y no social).
En consecuencia, la traslación de dinero no es vertical (de unas capas a otras) sino mayoritariamente horizontal, y que sirve para tapar y no hacer consciente al ciudadano de que la mayor parte del poder adquisitivo que se redistribuye proviene de las mismas capas sociales que lo reciben, con la diferencia de que por el camino se queda buena parte de lo que uno da, que sirve para que muchos en el poder se aprovechen de ello, así como a los cercanos al mismo poder, y que implica una perjudicial asignación ineficiente de recursos que se pierden en donde no hay demanda ni son necesarios, impidiendo satisfacer de mejor manera las necesidades del ciudadano, retrasando el progreso y la innovación, y provocando consecuencias indeseables en muchos ámbitos.
Gurusblog ha creado un cuadro mostrando estas cifras como si el Reino de España fuera una empresa, y ciertamente son unas cifras espeluznantes, que mostrarían una empresa en quiebra técnica, en la que ningún inversor se creería que va muy bien y está en sana recuperación:
Una auténtica rueda destructiva que solo nos lleva al empobrecimiento y a la destrucción de la capacidad productiva y a la descapitalización del país.
Y quien crea que el problema es de ingresos y no de gastos tiene un serio problema analítico (aunque solo de hable de ello para justificar nuevas subidas de impuestos y no tocar el gasto público ni reducir el poder político ni eliminar los múltiples privilegios de muchos). Y es que hay que tener también en cuenta que ni siquiera en el tope de la burbuja inmobiliaria los ingresos fiscales (que incluían cerca de 50.000 millones de Euros extraordinarios por este motivo, y que no eran estructurales ni perdurables) eran capaces de sostener el nivel de gasto que tenemos hoy en día y que seguirá subiendo de manera estructural por distintos motivos).
Pero sigamos por esta línea de gasto y exigiendo más y más...
Y es que creemos ingenuamente que el incremento del gasto es más que positivo y bueno para la población y que éste no va con nosotros, que son otros los que lo pagan y pagarán, cuando está más que demostrado, como bien señalara y mostrara Bertrand de Jouvenel a mediados del siglo pasado en "La ética de la redistribución" que el dinero del Estado no va a mejorar las rentas más bajas en su gran mayoría (aparte de los diversos problemas indirectos y encarecimiento de la cesta de la compra que le causan sus políticas), sino que realmente va destinado a aumentar el poder y papel del Estado. Se cree que esto es posible con el dinero del rico, cuando no es de él (por insuficiente capacidad) de donde sale la mayoría del gasto social (y no social).
En consecuencia, la traslación de dinero no es vertical (de unas capas a otras) sino mayoritariamente horizontal, y que sirve para tapar y no hacer consciente al ciudadano de que la mayor parte del poder adquisitivo que se redistribuye proviene de las mismas capas sociales que lo reciben, con la diferencia de que por el camino se queda buena parte de lo que uno da, que sirve para que muchos en el poder se aprovechen de ello, así como a los cercanos al mismo poder, y que implica una perjudicial asignación ineficiente de recursos que se pierden en donde no hay demanda ni son necesarios, impidiendo satisfacer de mejor manera las necesidades del ciudadano, retrasando el progreso y la innovación, y provocando consecuencias indeseables en muchos ámbitos.
Gurusblog ha creado un cuadro mostrando estas cifras como si el Reino de España fuera una empresa, y ciertamente son unas cifras espeluznantes, que mostrarían una empresa en quiebra técnica, en la que ningún inversor se creería que va muy bien y está en sana recuperación:
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