La discriminación positiva (como bien demuestra Thomas Sowell en distintas obras) es precisamente una de las mayores injusticias que existen, que agravan los problemas e incentivan un mayor conflicto u odio.
Y es que no se puede ejercer justicia cuando las leyes se aplican de manera diferente según sea la victima y según sea quien infringe la ley, y ya no digamos cuando se aplican principios ilegítimos en cualquier otro hecho jurídico.
Y cuando a esto se le añade la presión política y de lobbies y la dictadura de lo políticamente correcto, el resultado no puede ser otro...
Artículo de Voz Pópuli:
Y es que no se puede ejercer justicia cuando las leyes se aplican de manera diferente según sea la victima y según sea quien infringe la ley, y ya no digamos cuando se aplican principios ilegítimos en cualquier otro hecho jurídico.
Y cuando a esto se le añade la presión política y de lobbies y la dictadura de lo políticamente correcto, el resultado no puede ser otro...
Artículo de Voz Pópuli:
El artículo 92.7 del Código Civil establece que “no procederá la guarda conjunta cuando el juez advierta, de las alegaciones de las partes y las pruebas practicadas, la existencia de indicios fundados de violencia doméstica”. Basta solamente una denuncia por violencia de género para que se apliquen medidas que, según los afectados, “son desproporcionadas”.
El problema radica en que en la mayoría de los casos esas denuncias son infundadas. “No se puede negar que hay un montón de denuncias falsas porque es evidente. Hay denuncias falsas, muchas. Lo que pasa es que casi ninguno llega a ser condenado desde que es denunciado en la comisaría. Muchas mujeres se aprovechan de la lenta velocidad de esa jurisdicción para utilizar una ventaja en una separación”. Lo cuentan varios afectados por la ley de violencia de género que acusan de estas “malas prácticas” a las mujeres para sacar provecho durante un proceso abierto de divorcio o separación.
En 2012, de las 128.543 denuncias, sólo cinco personas fueron condenadas por denuncia falsa, según cuentan los propios afectados a Vozpópuli, porque, dicen, “los jueces tienen miedo a represalias y al ostracismo”. Fue uno de estos jueces, el titular del juzgado de familia número 7 de Sevilla, Francisco Serrano, quien criticó la ley contra la violencia de género. "Se pretende hacer ver que la ley es bienintencionada con unos principios magníficos pero los resultados no son satisfactorios. Se están produciendo situaciones de abuso; el lema debería ser no al maltrato pero no al abuso, porque no todas las denuncias son maltrato".
La caja de los truenos
En 2008, fue una magistrada de la Audiencia de Barcelona, María Sanahuja, la que denunciaba en la tribuna de El País que “muchas mujeres utilizaban la ley para obtener mejores condiciones en los procesos civiles de rupturas de pareja”.
Y es precisamente eso lo que comentan a este diario varios hombres afectados por estas prácticas. “Algunas tienen hasta un modus operandi: te denuncian por malos tratos un viernes para que pases el fin de semana en el calabozo porque hasta el lunes no está abierto el juzgado”, afirma Manuel. “Es de manual, no es nada casual”, comenta, a la vez que dice que “existen asociaciones feministas que asesoran a las mujeres para que consigan las custodias”.
Miguel, de la Asociación Española de Padres con la Custodia de los Hijos, critica que “existen grabaciones de abogados que dicen a las mujeres que interpongan denuncias por malos tratos para quedarse automáticamente con la custodia. No quiero que te vistas pero ahí tienes la ropa”, ironiza.
Una situación que también expone Alfredo Perdiguero, secretario general y portavoz del sindicato Independiente de la Policia Española (SIPE). “Esas mujeres están aconsejadas por despachos de abogadas que reciben subvenciones. En ningún caso el juez va contra la mujer por interponer una denuncia falsa”.
Y va más allá. “Un alto porcentaje de las mujeres que interponen denuncias falsas por malos tratos están inmersas en proceso de separación o custodia compartida y sólo buscan apartar al marido de los bienes o de los hijos. No son todos los casos, pero muchas se aprovechan. Hay mujeres que interponen la denuncia y luego salen de la mano con sus parejas. Solo el 16% de denuncias de violencia de género terminan en condena, el 99'99% de las denuncias sean verídicas o el 0.01% sean falsas, como afirma obstinadamente el Observatorio de Violencia de Género del CGPJ ”.
Vozpópuli ha podido acceder a una de esas grabaciones en las que un par de abogadas presionan al hombre para llegar a un acuerdo con la exmujer por los gastos de la custodia compartida. La conversación sucede tres meses antes de que la exmujer le denuncie por maltrato casualmente al día siguiente de que él la demande por agresión en la guardería de su hijo. “Es una puta pesadilla”, dice el afectado.
Misma conducta, diferente tipificación
El problema radica también, dicen, en que “se confunde la violencia de género con otro tipo de violencia. En Europa hay leyes igualitarias. En España, en vez de utilizar este concepto, se ha utilizado violencia de género. Lo que hace es complicar los asuntos”. Además, critican que exista una doble vara de medir. “En el caso del hombre se ha convertido en un delito pero en el caso de la mujer no. La misma conducta está tipificada como delito en caso de un sexo y como falta en caso de otro”.
Afirman que la ley es injusta por permitir que este tipo de denuncias falsas existan y no se persigan. “No hay ningún país de Europa donde pase”.
Por su parte, Rafael Rodrigo, de la Asociación de afectados por la ley de violencia de género, pone de relieve otro problema. “No hay derecho de que se suiciden 2.000 hombres todos los años por este problema. Es una aberración absoluta de los derechos humanos y más que se esté ocultando a la sociedad”. Existe un baile de cifras pues, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el año 2006 hubo 3.260 casos de fallecimientos por suicidio. De ellos, 800 son mujeres y el resto hombres. Ese fue el último año que se recogieron datos de ese tipo.
Sin embargo, en 2012, el INE publicó los datos de suicidio referente a ese año con cifras reveladoras. En 2012 fallecieron 3.539 personas (2.724 hombres y 815 mujeres), un 11,3% más que el año anterior. La tasa de suicidios se situó en 7,6 por cada 100.000 personas (11,8 en los hombres y 3,4 en las mujeres). Es la tasa más alta desde 2005.
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