Inés Calderón muestra en el siguiente artículo de qué manera las reformas de la Seguridad Social llevan a un creciente robo a los trabajadores (y empresas) que cada vez deben pagar mucho más al Estado.
De esta manera, la última reforma ha supuesto una subida de los ingresos del Estado provenientes de la seguridad social, llevando las cifras a los niveles de máximos históricos (año 2008 justo en la explosión de la burbuja), con una considerable salvedad. Que ahora hay 2,26 millones menos de cotizantes, que pagan entre ellos lo mismo que antes siendo muchos más.
Y es que en promedio, SOLO en cuestión de seguros sociales, el trabajador paga 6.200€ (gran parte del mismo pagado por la empresa sin que éste lo vea en su nómina ni en salario bruto).
Pero claro, hay que subir los impuestos a las empresas (estos son costes salariales y a mayor precio, menor demanda y por tanto empleo) y ciudadanos, pero luego nos quejamos del alto desempleo, del trabajo en negro y de los bajos salarios (solo este impuesto le resta al trabajador un 30% que podría tener en su bolsillo, emplearlo para pagar sus altas deudas como la hipoteca o capitalizado para una mejor atención futura).
Y todo para qué? Para tener un creciente deterioro de lo que reciben del Estado por servicios cada vez más caros e ineficientes tras años y años de darles obligatoriamente el dinero (sin poder elegir proveedor alternativo y más eficiente) para que lo dilapiden y mal gestionen. Es lo que tienen los monopolios por ley.
De esta manera, la última reforma ha supuesto una subida de los ingresos del Estado provenientes de la seguridad social, llevando las cifras a los niveles de máximos históricos (año 2008 justo en la explosión de la burbuja), con una considerable salvedad. Que ahora hay 2,26 millones menos de cotizantes, que pagan entre ellos lo mismo que antes siendo muchos más.
Y es que en promedio, SOLO en cuestión de seguros sociales, el trabajador paga 6.200€ (gran parte del mismo pagado por la empresa sin que éste lo vea en su nómina ni en salario bruto).
Pero claro, hay que subir los impuestos a las empresas (estos son costes salariales y a mayor precio, menor demanda y por tanto empleo) y ciudadanos, pero luego nos quejamos del alto desempleo, del trabajo en negro y de los bajos salarios (solo este impuesto le resta al trabajador un 30% que podría tener en su bolsillo, emplearlo para pagar sus altas deudas como la hipoteca o capitalizado para una mejor atención futura).
Y todo para qué? Para tener un creciente deterioro de lo que reciben del Estado por servicios cada vez más caros e ineficientes tras años y años de darles obligatoriamente el dinero (sin poder elegir proveedor alternativo y más eficiente) para que lo dilapiden y mal gestionen. Es lo que tienen los monopolios por ley.
Cada uno de los 12,6 millones de trabajadores inscritos en el régimen general de la Seguridad Social que se esperan para 2015 pagará 6.199 euros en cotizaciones sociales. Así lo indica el presupuesto del sistema, que prevé una base de cotización media de 1.802 euros al mes, que se traducen en una aportación de 516 euros al mes (el 28,3% de su salario) por cada ocupado en esta rama del sistema.
Según Empleo, gracias a las aportaciones de los trabajadores ocupados del régimen general, el sistema ingresará 78.506 millones de euros, lo que supondrá la cifra más alta desde el ejercicio 2008. La diferencia será que los 78.506 millones de 2015 los aportarán 12,66 millones de afiliados mientras que los 78.919 de 2008 se repartían entre 14,92 millones de cotizantes.
En este escenario, el "mérito" de los responsables de la Seguridad Social está en haber recuperado los niveles de ingresos de antes de la crisis, pero con 2,26 millones de cotizantes menos. ¿Cómo lo han conseguido?
Pues en primer lugar, rebajando las bonificaciones a la contratación, sobre todo a la que no es indefinida. Ahora, el sistema "pierde" menos fondos en ayudas que antes de la crisis cuando casi cualquier contrato conllevaba alguna deducción. Además, la obligación de cotizar por los cheques de comida y otras prestaciones también han engordado los ingresos.
La reforma silenciosa de la Seguridad Social
Y finalmente, mediante la conocida como reforma silenciosa de la Seguridad Social, a través de la cual se limita la pensión máxima mientras que no deja de subir la base máxima de cotización. En 2015, un trabajador del régimen general puede cotizar como máximo 3.606 euros al mes mientras que, si se retira, su pensión máxima sería de 2.560 euros. Esta brecha se conoce como reforma silenciosa de las pensiones.
A pesar de la recuperación de los ingresos por cotizaciones de la Seguridad Social, lo cierto es que la subida es insuficiente para afrontar el gasto en pensiones. En 2015, el sistema volverá a incurrir en déficit, a pesar de las reformas realizadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario