Recientemente se ha hecho pública la última estupidez-propuesta de Alberto Garzón (Izquierda Unida), con la que anunciaba crear un millón de empleos en el año con más gasto público.
Es la solución de siempre de los "vendehúmos" que siguen sin comprender absolutamente nada de cómo se crea riqueza ni de las consecuencias de segunda ronda de tales medidas, pero que vende muy bien ante un electorado incauto que le permite comprar votos para obtener poder, que es el fin de todo político.
Como diría Bastiat (1801-1850), siempre hay que ir más allá de una medida política (lo que se ve y lo que no se ve), pues desgraciadamente, la economía (la buena economía) es contraintuitiva, por lo tanto, lo que a primera vista puede ser maravilloso resulta generalmente un auténtico despropósito. Por ello intentaré profundizar en "lo que no se ve" para desmontar dicha propuesta y hacer ver las negativas consecuencias de las simplezas con las que el político (en general) intenta vender propuestas para ganar apoyo político (pero tras las cuales no hay más que humo, pero un humo tóxico, hace mucho más daño que el que intenta resolver).
Es importante comprender que se crean empleos artificialmente, puesto que si no existen es porque no han sido demandado por los consumidores, y por lo tanto no satisfacen las necesidades de la gente (o se satisfacen de manera alternativa/altruista/voluntaria), que no está dispuesta a pagar por ello y menos aún por dichos importes (entre otras cosas porque no puede y los recursos son escasos). De esta manera, el político emplea su coacción y obliga al contribuyente a la fuerza a pagar por algo que no quiere (es decir, le roba) y le impide gastarlo en lo que quiere.
2- A su vez, deteriora la economía y el proceso de creación de riqueza y bienestar social.
El político detrae recursos de la economía productiva para destinarla a economía improductiva. Saca recursos de quienes genera con su actividad riqueza (mediante el libre intercambio y actividad empresarial que satisface mutuamente necesidades de empresarios y consumidores) para destinarlo a donde no se genera (por ello no hay dicha actividad creada libremente, puesto que la gente no está dispuesta a pagar por ello porque no satisface su necesidad y aunque también lo considerar valioso, prefiere emplear dichos recursos en otra cosa que considera más valiosa, útil y necesaria (como pagar la hipoteca, los estudios de sus hijos...).
De esta manera, al quitar dinero vía impuestos para subvencionar dicha medida, perjudica gravemente al resto de la sociedad y a otras empresas y trabajadores. Por ejemplo, como sube impuestos a las empresas para pagar dicho gasto público, reduce los beneficios de las empresas y hace que las que están en el borde sobreviviendo como pueden, entren en pérdidas, despidiendo a trabajadores y cerrando empresas, que sino fuera por la incapacidad y voracidad impositiva del político, sobreviviría generando millones de empleos.
Pero también perjudica aún cuando haya empresas que no cierren, y simplemente reduzcan beneficios. El beneficio empresarial (eso tan atacado e incomprendido) es vital para una economía saludable. Es un termómetro vital y un indicador de que las cosas se hacen bien. Si una empresa tiene beneficios (cuando no está protegida por el poder político) implica que dicha empresa genera valor a la sociedad. La gente ve útil su función y sus producto satisface las necesidades de la gente por lo que emplea dinero en ella, pues valora más dicho servicio o producto al dinero que paga (sino, no lo haría o elegiría otro de la competencia). En consecuencia, el beneficio es una referencia vital para conocer qué está demandando la gente y qué satisface sus necesidades. Si una empresa o sector obtiene más beneficios, supondrá un efecto llamada para que más empresas-emprendedores dirijan su mirada-recursos a producir dichos bienes para obtener también beneficio. De esta manera se incrementará la producción de los bienes-servicios que demanda la sociedad y más gente podrá acceder a ellos. Dichos beneficios permiten que se pueda invertir en dicho sector en mayor medida para intentar competir mejor y obtener el mejor servicio-producto y a un precio más barato. Al incrementarse la producción, se reducen los costes marginales, aparecen las economías de escala, se mejora la eficiencia productiva y la tecnología, y en consecuencia mejora la innovación, los productos avanzan y los precios se reducen (o se mantienen pero con productos con muchas más prestaciones). Además, dichas mejoras y avances permiten crear industrias y sectores relacionados, creando nuevos productos-servicios y empleos. En consecuencia, supone un lastre a todo este proceso.
3- Relacionado con lo anterior, evita una mayor capitalización de la economía, y una mayor capitalización es el factor fundamental para la mejora salarial. El incremento del capital, permite una mayor inversión e innovación, y una ganancia de productividad, que provoca la mejora de los salarios del trabajador y menos horas de trabajo para obtener el mismo producto (por ejemplo la aparición del tractor en el campo). Además estos salarios se ven reducidos de por sí por los mayores impuestos y aumento de los costes empresariales, lo que lleva a las empresas a contratar menos y a pagar menos salarios, restando poder adquisitivo al ciudadano y empresas. Evitar esto al subir impuestos, al castigar el beneficio, al no permitir que los recursos vayan donde se necesitan o piden por los consumidores-demandantes, sino donde el político decide malgastar para ganar votos y crear empleo cortoplacista (destruyéndolo en mayor medida al poco y en mucha mayor medida a largo), no solo no es la solución, sino que es un desastre que agrava la situación del empleo, endeuda más aún a la gente y le pone un elevada losa sobre la espalda.
4- El incremento de impuestos comentado aumenta las dificultades para hacer rentables a las empresas y a los trabajadores, lo que incrementa la economía sumergida y los trabajos en B, que solo son rentables sin la losa del impuesto y la alta y costosa burocracia.
5- Los menores recursos destinados a la economía productiva (al ser desviados a economía improductiva) reduce la generación de riqueza como hemos comentado y por tanto la capacidad de sostener las cuentas públicas, entrando en una espiral negativa.
6- Al actuar el político y no la libertad de intercambio, aparece la corrupción (si quieres dinero o subvenciones o agilizar trámites págame comisiones bajo mano), el clientelismo (dirigen dinero hacia favores políticos y empresas afines), la presión de los lobbies (presionan al poder político para ganar favores y dinero fácil de terceros) el enchufismo (ayudas a cercanos, familiares...) y el fraude (trabajos fantasma para cobrar ayudas) corrompiendo el sistema y degradándolo.
7- Crea competencia desleal e injusticia, pues se apoya a ciertas empresas en detrimento de otras, beneficiando a unos a costa de otros de manera arbitraria. Incluso perjudicando a empresas que ya trabajan u ofrecen dichos servicios.
8- Relacionado con lo anterior, puede hacer desaparecer empresas rentables sosteniendo empresas inviables e ineficientes con dicha ayuda. Por lo tanto, se destruye capital y malemplea recursos no permitiendo una asignación eficiente de los mismos.
9- Por último, desincentiva el trabajo (la creación y la búsqueda) pues crea parcialmente dependientes del sistema incentivando dicha situación.
En definitiva, se descapitaliza la sociedad y por tanto se destruye el ahorro y la capacidad sostenible de inversión, se destruye empleo neto (o se crea mucho menos de lo que se haría en su ausencia), se endeuda más a los ciudadanos (haciendo más difícil que paguen sus cuentas como la hipoteca al tener que pagar por otras muchas cosas), se reduce la libertad de las personas, reduciendo su autonomía y aumentando su dependencia del poder político, se reducen los salarios generales del sistema (o crean en menor proporción de lo que lo harían), se incrementan los impuestos (y por tanto el robo al bolsillo del ciudadano), se incrementa la violencia coactiva del poder político (te dice en mayor proporción que debes hacer y qué hay que hacer con tus recursos), se incentiva la corrupción, el enchufismo, los lobbies, el fraude y el clientelismo, crea injusticias y competencia desleal e impide que los recursos (siempre escasos) vayan allá donde son más necesarios impidiendo una asignación más eficiente.
Pero nada de esto importa, si lo que se pretende es el poder y crear dependientes del Estado (y en consecuencia el poder de ellos mismos), que es al fin y al cabo lo que buscan muchos.
Pero, ¿qué es lo que se ve? Lo que se ve es el anuncio de la creación de un millón de empleos brutos, lo que lleva a todo el mundo a aplaudir y a apoyar la medida. ¿Cuál es el problema? El problema es lo que no se ve, las consecuencias de la medida que no se valora ni se tiene en cuenta, y describiré a continuación:
-Lo primero que hay que hacer es poner en perspectiva la falsedad de las cifras que se dan (no solo se esconden los efectos perniciosos de la medida, sino que se dan cifras muy alejadas de la realidad para ocultar el verdadero coste, y por supuesto no vienen nunca acompañadas de cómo se financiará).
En este sentido, IU habla de un coste de 9.600 millones netos de € (plan de 15.000M €), o lo que es lo mismo 9.600€ por empleo, cuando con los desastrosos planes E de Zapatero, cuyo coste se situó cerca de los 14.000M € (y esto no es otro nuevo y desastroso plan E), cada empleo creado a corto plazo costó 39.000€.
Además, por supuesto, los empleos generados siempre se alejan mucho de los prometidos (los planes E no alcanzaron ni la mitad de lo prometido, como indicó el Tribunal de Cuentas), que son siempre tremendamente inflados al alza (mientras que los costes reducidos a la baja). Por descontado, al cabo de un año, el desempleo se había incrementado drásticamente, con un problema aún mayor de deuda y déficit.
-En segundo lugar está la situación de las cuentas públicas. Un país que sigue incrementando su deuda y gasto público, que tiene una deuda pública del 100% sobre el PIB (que en realidad es mayor pues aquí solo se contabiliza la computable) y un déficit público anual superior al 5% este último año (cerca de 55.000 millones que se gastan de más), endeudar aún más las cuentas públicas tiene graves consecuencias.
- Implica subir más impuestos a los ciudadanos y empresas (en el presente o futuro).
- Incrementa los intereses a pagar por la mayor deuda creada (perdiendo y desviando recursos en gasto improductivo).
- Lleva a recortar más gasto en otras áreas o servicios para compensar la mayor deuda y gasto público (en servicios que pueden ser más requeridos o necesarios para el ciudadano).
-Pero las consecuencias y efectos son mucho más graves de lo pensado.
1- Elevada ineficiencia y despilfarro así como un alto coste de oportunidad (el coste que implica no haber dedicado dichos recursos a otra opción por haberlo dedicado a esta). Es importante comprender que se crean empleos artificialmente, puesto que si no existen es porque no han sido demandado por los consumidores, y por lo tanto no satisfacen las necesidades de la gente (o se satisfacen de manera alternativa/altruista/voluntaria), que no está dispuesta a pagar por ello y menos aún por dichos importes (entre otras cosas porque no puede y los recursos son escasos). De esta manera, el político emplea su coacción y obliga al contribuyente a la fuerza a pagar por algo que no quiere (es decir, le roba) y le impide gastarlo en lo que quiere.
2- A su vez, deteriora la economía y el proceso de creación de riqueza y bienestar social.
El político detrae recursos de la economía productiva para destinarla a economía improductiva. Saca recursos de quienes genera con su actividad riqueza (mediante el libre intercambio y actividad empresarial que satisface mutuamente necesidades de empresarios y consumidores) para destinarlo a donde no se genera (por ello no hay dicha actividad creada libremente, puesto que la gente no está dispuesta a pagar por ello porque no satisface su necesidad y aunque también lo considerar valioso, prefiere emplear dichos recursos en otra cosa que considera más valiosa, útil y necesaria (como pagar la hipoteca, los estudios de sus hijos...).
De esta manera, al quitar dinero vía impuestos para subvencionar dicha medida, perjudica gravemente al resto de la sociedad y a otras empresas y trabajadores. Por ejemplo, como sube impuestos a las empresas para pagar dicho gasto público, reduce los beneficios de las empresas y hace que las que están en el borde sobreviviendo como pueden, entren en pérdidas, despidiendo a trabajadores y cerrando empresas, que sino fuera por la incapacidad y voracidad impositiva del político, sobreviviría generando millones de empleos.
Pero también perjudica aún cuando haya empresas que no cierren, y simplemente reduzcan beneficios. El beneficio empresarial (eso tan atacado e incomprendido) es vital para una economía saludable. Es un termómetro vital y un indicador de que las cosas se hacen bien. Si una empresa tiene beneficios (cuando no está protegida por el poder político) implica que dicha empresa genera valor a la sociedad. La gente ve útil su función y sus producto satisface las necesidades de la gente por lo que emplea dinero en ella, pues valora más dicho servicio o producto al dinero que paga (sino, no lo haría o elegiría otro de la competencia). En consecuencia, el beneficio es una referencia vital para conocer qué está demandando la gente y qué satisface sus necesidades. Si una empresa o sector obtiene más beneficios, supondrá un efecto llamada para que más empresas-emprendedores dirijan su mirada-recursos a producir dichos bienes para obtener también beneficio. De esta manera se incrementará la producción de los bienes-servicios que demanda la sociedad y más gente podrá acceder a ellos. Dichos beneficios permiten que se pueda invertir en dicho sector en mayor medida para intentar competir mejor y obtener el mejor servicio-producto y a un precio más barato. Al incrementarse la producción, se reducen los costes marginales, aparecen las economías de escala, se mejora la eficiencia productiva y la tecnología, y en consecuencia mejora la innovación, los productos avanzan y los precios se reducen (o se mantienen pero con productos con muchas más prestaciones). Además, dichas mejoras y avances permiten crear industrias y sectores relacionados, creando nuevos productos-servicios y empleos. En consecuencia, supone un lastre a todo este proceso.
3- Relacionado con lo anterior, evita una mayor capitalización de la economía, y una mayor capitalización es el factor fundamental para la mejora salarial. El incremento del capital, permite una mayor inversión e innovación, y una ganancia de productividad, que provoca la mejora de los salarios del trabajador y menos horas de trabajo para obtener el mismo producto (por ejemplo la aparición del tractor en el campo). Además estos salarios se ven reducidos de por sí por los mayores impuestos y aumento de los costes empresariales, lo que lleva a las empresas a contratar menos y a pagar menos salarios, restando poder adquisitivo al ciudadano y empresas. Evitar esto al subir impuestos, al castigar el beneficio, al no permitir que los recursos vayan donde se necesitan o piden por los consumidores-demandantes, sino donde el político decide malgastar para ganar votos y crear empleo cortoplacista (destruyéndolo en mayor medida al poco y en mucha mayor medida a largo), no solo no es la solución, sino que es un desastre que agrava la situación del empleo, endeuda más aún a la gente y le pone un elevada losa sobre la espalda.
4- El incremento de impuestos comentado aumenta las dificultades para hacer rentables a las empresas y a los trabajadores, lo que incrementa la economía sumergida y los trabajos en B, que solo son rentables sin la losa del impuesto y la alta y costosa burocracia.
5- Los menores recursos destinados a la economía productiva (al ser desviados a economía improductiva) reduce la generación de riqueza como hemos comentado y por tanto la capacidad de sostener las cuentas públicas, entrando en una espiral negativa.
6- Al actuar el político y no la libertad de intercambio, aparece la corrupción (si quieres dinero o subvenciones o agilizar trámites págame comisiones bajo mano), el clientelismo (dirigen dinero hacia favores políticos y empresas afines), la presión de los lobbies (presionan al poder político para ganar favores y dinero fácil de terceros) el enchufismo (ayudas a cercanos, familiares...) y el fraude (trabajos fantasma para cobrar ayudas) corrompiendo el sistema y degradándolo.
7- Crea competencia desleal e injusticia, pues se apoya a ciertas empresas en detrimento de otras, beneficiando a unos a costa de otros de manera arbitraria. Incluso perjudicando a empresas que ya trabajan u ofrecen dichos servicios.
8- Relacionado con lo anterior, puede hacer desaparecer empresas rentables sosteniendo empresas inviables e ineficientes con dicha ayuda. Por lo tanto, se destruye capital y malemplea recursos no permitiendo una asignación eficiente de los mismos.
9- Por último, desincentiva el trabajo (la creación y la búsqueda) pues crea parcialmente dependientes del sistema incentivando dicha situación.
En definitiva, se descapitaliza la sociedad y por tanto se destruye el ahorro y la capacidad sostenible de inversión, se destruye empleo neto (o se crea mucho menos de lo que se haría en su ausencia), se endeuda más a los ciudadanos (haciendo más difícil que paguen sus cuentas como la hipoteca al tener que pagar por otras muchas cosas), se reduce la libertad de las personas, reduciendo su autonomía y aumentando su dependencia del poder político, se reducen los salarios generales del sistema (o crean en menor proporción de lo que lo harían), se incrementan los impuestos (y por tanto el robo al bolsillo del ciudadano), se incrementa la violencia coactiva del poder político (te dice en mayor proporción que debes hacer y qué hay que hacer con tus recursos), se incentiva la corrupción, el enchufismo, los lobbies, el fraude y el clientelismo, crea injusticias y competencia desleal e impide que los recursos (siempre escasos) vayan allá donde son más necesarios impidiendo una asignación más eficiente.
Pero nada de esto importa, si lo que se pretende es el poder y crear dependientes del Estado (y en consecuencia el poder de ellos mismos), que es al fin y al cabo lo que buscan muchos.
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