Unas pérdidas absolutamente irreparables y un daño increíble para la historia, que pasan desde palacios, templos, museos, castillos conservados desde las cruzadas, a ciudades, relieves y esculturas milenarias u obras de arte y bibliotecas antiquísimas. Tesoros todos ellos de incalculable valor (en todos los sentidos).
Los extremistas justifican sus actos asegurando que los pueblos de la antigüedad adoraban a ídolos en vez de a Alá, un hecho que no es anecdótico o nuevo, pues los fanáticos del Islam han recurrido desde el principio de los tiempos a estos hechos, en un primer momento para reforzar y expandir su religión monoteísta (eliminando todo tipo de competencia y aquello que evoca a creencias, dioses o historia previa al Islam pues se pretende adoctrinar de que no hay nada anterior a Ala). En este sentido fue también dramática la destrucción en Agfanistán de las estatuas gigantes de Buda por los talibanes en el 2001, junto con miles de figuras arqueológicas de la época en que Afganistán era un centro de la civilización budista, mucho antes de que los ejércitos árabes introdujeran el Islam en el siglo VII.
Pero no pasa nada. Estamos hablando de la religión de la paz, como se pretende vender siempre, y que exige para sí todo el respeto que no tiene hacia el prójimo.
Artículo de El Confidencial:
A finales de febrero, el autodenominado Estado Islámico comenzó una oleada de devastación contra el patrimonio cultural de varias ciudades que están bajo su mando. Pero la destrucción de obras de arte y su saqueo no es algo nuevo en el país. Los ladrones comenzaron los expolios en plena guerra de Irak, asaltando el Museo Nacional (en Bagdad) provocando la desaparición de 15.000 piezas históricas.
El desvalijamiento también tuvo cabida en Siria, en los enclaves bizantinos situados al sur de Alepo. La Mezquita de los Omeyas y la ciudadela medieval vieron arrasados sus encantos sin poder defender su patrimonio artístico. Más hacia el sur, el bombardeo de Crac de los Caballeros derrumbó uno de los castillos mejor conservados de la época de las Cruzadas.
Arqueólogos de todo el mundo están estudiando las irreparables pérdidas que los estragos yihadistas y bélicos han provocado en la zona. Monitorizando con satélites, la ONU ha informado de que 24 ciudades han sido destruidas, 189 se han dañado gravemente y 77 están pendientes de verificar. Sobrevuela la duda de qué pasará con los enclaves grecorromanos de Libia como Cirene, Sabratha o Gadames.
A finales de febrero, la ciudad de Mosul tuvo que ver cómo los yihadistas tiraban por los suelos obras de hasta 3.000 años de antigüedad cuando asolaron su museo con mazos y taladros. Pero no sólo la colección museística de este lugar, bajo el control del ISIS desde junio de 2014, se ha visto afectada por la barbarie. Una semana antes, el grupo extremista arrasó la biblioteca central de la antigua Nínive del imperio asirio en un “ataque deliberado contra la historia y la cultura milenarias de Irak”, según Irina Bokova, directora general de la ONU.
Las estatuas y relieves milenarios del Museo de la Civilización de Mosul se vieron irreparablemente afectadas, así como dos toros alados –conocidos como ‘lamassu’– que daban la bienvenida a los visitantes situados en una de las entradas del lugar. Estas figuras representan criaturas mitológicas de leones o astados alados con barba y cabeza humanas, muy representativas en este tipo de arte.
Nimrod
Después, Nimrod sufrió la misma ‘suerte’ que Mosul. Esta ciudad fundada en el siglo XIII a.C. a orillas del río Tigris vio arrasado con buldóceres cualquier rastro cultural de sus calles. Esta localidad es uno de los enclaves más relevantes en Irak en cuanto a arte asirio se refiere, y ha sido devastada por el ISIS. La presidenta del comité de Turismo y Antigüedades de Nínive, Balqis Taha, precisó que los combatientes del EI han destruido más de la mitad de las ruinas asirias de Nimrod durante el ataque.Tesoros de incalculable valor como toros alados, varios palacios y templos del siglo I a.C. situados en la colina situada al final de la muralla de esta ciudad (una de las más antiguas asirias), estatuas y los bajorrelieves que narraban la historia en los muros de Nimrod se han perdido para siempre.
Hatra
Hatra tampoco ha conseguido librarse del salvajismo. El sábado pasado, el ISIS destruyó la milenaria ciudad de Hatra, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1985, convirtiéndose así en el tercer lugar arqueológico atacado por los radicales en el norte de Irak desde finales de febrero.Ali Salehm, gobernador de la zona de Hatra, explicó que el autodenominado Estado Islámico había arrasado "con grandes buldóceres monumentos arqueológicos como el palacio, el templo y la muralla interna de Hatra", a unos 80 kilómetros al suroeste de la ciudad de Mosul. Hatra, que resistió dos veces el asalto de los romanos gracias a su muralla provista de torres, no ha podido aguantar el ataque del ISIS. Este grupo yihadista ha convertido la zona en su área de entrenamiento, y desde junio del año pasado han robado y destruido joyas arqueológicas pertenecientes a la ciudad.
La Unesco destaca que los vestigios de la ciudad de Hatra, y más concretamente los de sus templos de arquitectura grecorromana con ornamentaciones orientales, testimonian la grandeza de esa civilización. La ciudad poseía un sofisticado sistema de baños con mosaicos y relieves, y una arquitectura que la situaban a la altura –según algunos expertos– de la antigua Roma. Todos estos siglos de historia no frenan a los extremistas, que justifican sus actos de vandalismo asegurando que los pueblos de la antigüedad adoraban a ídolos "en vez de a Alá".
Jorsabad
La jornada del pasado domingo día 8 de marzo supuso un nuevo ataque contra el arte y la historia de Irak. El autodenominado Estado Islámico saqueó y destruyó con la ayuda de excavadoras la ciudad antigua de Dur Sharrukin, actual Jorsabad (norte), capital de Asiria durante parte del reinado de Sargón II (722 - 705 a.C.).La presidenta de la Comisión de Turismo y Antigüedades de la gobernación de Nínive –Balqis Taha– informó de que habían desaparecido importantes vestigios del palacio del rey asirio Senaquerib (hijo de Sargón II), la residencia palaciega del propio Sargón II y otros edificios y templos de la ciudad. De esta manera, los extremistas han continuado con su particular ‘yihad’ arqueológica en la que destruyen piezas y enclaves de incalculable valor histórico.
El Museo Nacional de Irak vuelve a abrir
El expolio, saqueo y destrucción de joyas arqueológicas llevado a cabo por el autodenominado Estado Islámico ha coincidido con la reapertura de las puertas del Museo Nacional Iraquí, que llevaba cerrado desde 2003 por el caos tras el derrocamiento de Sadam Husein que afectó a Bagdag. Se perdieron más de 15.000 antigüedades por robo en el museo, de las cuales las autoridades recuperaron cerca de 4.500.Tanhid Ali, portavoz del museo, considera que la reapertura del lugar “supone una respuesta al atroz crimen que perpetró el grupo terrorista EI al destruir valiosos objetos arqueológicos del museo de Mosul". Haidar al Abadi, primer ministro iraquí, avisó a los yihadistas de que tenían "todos los detalles de cada pieza que ha salido de Mosul, por lo que recuperaremos todo lo que ha sacado de contrabando el EI.
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