Carlos Montero muestra los distintos escollos que aún quedan superar para el acuerdo griego, algunos puntos para entender el escenario griego, así como los distintos supuestos de lo que pueda pasar, que implicarán en cualquier caso contagio a otros países de la unión en mayor o menor grado.
El mercado da por descontado el acuerdo definitivo entre Grecia y sus acreedores como se pudo ver en la reacción de las bolsas y del mercado de bonos en los últimos días. Demasiado optimismo desde mi punto de vista. Recordemos que aún quedan algunos escollos que superar:
- Algunos representantes de la UE valoran de forma positiva el esfuerzo griego plasmado en su última propuesta, pero aún creen que es insuficiente. Merkel afirmó ayer que la propuesta griega se queda corta en algunas materias.
- Aún quedan aspectos técnicos de la propuesta que definir, y sobre todo, fijar la base legal en la que se sostenga tanto las reformas propuestas como la ayuda financiera internacional.
- El tiempo es escaso antes de que venza la deuda del FMI y Grecia entre en suspensión de pagos. De hecho la agencia de calificación S&P afirma que no hay tiempo para alcanzar y desarrollar este acuerdo.
Los tres puntos anteriores pueden subsanarse si hay interés para hacerlo, lo que veo más difícil de solucionar es la oposición que está teniendo el gobierno griego desde su propio país. Pongamos varios ejemplos para ilustrarla:
Alexis Mitropoulos, vice portavoz del parlamento heleno y diputado de Syriza, declaró ayer: “Creo que este programa, tal y como está presentado, es difícil que lo aprobemos. El primer ministro tiene que informar primero a nuestro pueblo sobre el motivo por el que hemos fallado en la negociación y hemos acabado con este resultado. Creo que las medidas no están en consonancia con los principios de la izquierda. Esta carnicería social no puede ser aceptada”.
Por otro lado, Pavlos Haikalis, diputado y miembro del partido Griegos Independientes, socio de gobierno de Syriza, ha señalado: "El gobierno ha caído en una trampa. No sé hasta qué punto puede implementarse este plan".
Es decir, representantes de los dos partidos que apoyan al gobierno griego están en contra de la propuesta de Tsipras. La oposición en su conjunto también.
Una vez mostrada mis dudas sobre la inminencia del acuerdo griego, creo interesante en este punto mostrar una visión general de la situación. Para ello publicaré un resumen de la guía que el analista David Marsh ha realizado para entender el actual escenario griego:
- No habrá final rápido y fácil en el caso griego. Los inestables desequilibrios pueden durar mucho tiempo. La pasada reunión de los líderes de la eurozona para tratar el tema no será la última.
- Finalmente se alcanzará algún tipo de acuerdo. No tengo ninguna duda que al final se alcanzará algún tipo de acuerdo para prevenir, al menos por el momento, la salida de Grecia de la zona euro.
- Los fondos que están saliendo de los bancos griegos a razón de 1.000 millones de euros al día, ya sea sacándolos al extranjero o simplemente metiéndolos bajo el colchón, son pasivos del Banco Central Europeo que en última instancia pagarán los contribuyentes europeos.
El BCE, como un organismo no elegido dirigido por tecnócratas, no puede por sí mismo tirar del enchufe en Grecia y declarar a los bancos insolventes. El gobierno griego no tiene ningún deseo de provocar controles de cambio en el país, aunque luego pueda verse obligado a ello.
4. El Fondo Monetario Internacional es poco probable que recupere su dinero. El FMI declaró hace dos años que el préstamo que se hizo a Grecia en 2010 se hizo con supuestos demasiado optimistas acerca de la sostenibilidad de la deuda del país y la capacidad para llevar a cabo los ajustes requeridos. Los contribuyentes del FMI perderán dinero.
5. La canciller alemana Angela Merkel será la gran perdedora. Ella tiene la presión de mantener la zona euro en su conjunto sin dañar los bolsillos de los contribuyentes alemanes. Esta es una tarea imposible. Sus principales adversarios están dentro de su propia coalición de gobierno, y la culparán públicamente por cualquier resultado desagradable. Habrá luchas políticas en el seno de la coalición para dañar a Merkel.
6. Karl Otto Pöhl, el ex presidente del Bundesbank que murió en diciembre, tenía razón cuando dijo, pocos días después del rescate de mayo de 2010, que se decidió salvar (más o menos en este orden), a los griegos ricos, a los bancos franceses y a los alemanes. Las críticas realizadas por el Bundesbank a la compra de bonos griegos y de otros países periféricos, expresados públicamente en su momento, no era probable que desbarataran la decisión del BCE. Pero a partir de ahora vamos a escuchar más declaraciones en este sentido y de los contribuyentes de Alemania y de otros países acreedores.
7. Yanis Varoufakis, el criticado ministro de finanzas griego, ha jugado una mano débil con total desprecio por las reglas del juego, pero con una audacia impresionante y una cierta habilidad. Los acreedores esperaban una postura servil por parte de Grecia. Sin embargo, Varoufakis se opuso al plan de rescate de 2010, y declaró que su país era insolvente en el momento en que asumió el cargo en enero. El final de la batalla griega será triste para todos, y Varoufakis ha hecho un montón de enemigos. Pero al negarse pedir la paz de los acreedores puede ser juzgado en el lado ganador.
8. Pase lo que pase va a terminar contagiando a otros países. Si finalmente se alcanza el acuerdo (como es probable), dará a Grecia un alivio significativo en su deuda. Esto va a debilitar aún más las finanzas de las naciones deudoras como Italia y España, que también están entre los principales acreedores de Grecia.
Si los acreedores fuerzan la situación en Grecia, su incapacidad para pagar provocará nuevas discusiones y las tensiones reaparecerán.
Si Grecia finalmente tiene que abandonar el euro, vacilaría un sistema que en teoría era irrevocable e inexpugnable.
Por tanto, en todos los supuestos, habrá contagio a otros países de la unión. En mayor o menor grado.
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