Elentir analiza las declaraciones de Ada Colau sobre negarse a cumplir leyes que le parecen injustas.
Habrá que hacer como ella con tantas y tantas leyes injustas y arbitrarias, empezando por las que ella propone...
Artículo de Contando Estrelas:
“Si hay que desobedecer leyes injustas, se desobedecen.” Esto lo dijo ayer Ada Colau en una entrevista en el diario El País sobre la posibilidad de convocar una consulta separatista ilegal.
Invoca el rechazo a una ley injusta para desobedecer una ley justa
Tengo que aclarar que a diferencia de Ada Colau, yo sí que soy partidario de la desobediencia a las leyes injustas. Digo esto porque lo que ella aspira a desobedecer no tiene nada de injusto. Los habitantes de una región no tienen derecho a apropiarse de ella de forma unilateral y quebrantando las normas de convivencia que ellos mismos aprobaron con su voto, y eso vale para España y para cualquier país democrático. Pero si la futura alcaldesa considera que respetar las leyes justas que rigen la convivencia es una injusticia, en coherencia cada uno de los barrios de Barcelona podría convocar su propia consulta para rechazar la autoridad de Ada Colau y proclamar su propia independencia. Y quien dice barrios, dice comunidades de vecinos o incluso pisos. ¿Dónde está el límite? Obviamente, una vez declarada en rebeldía, Ada Colau no tendría ninguna autoridad para exigir obediencia a sus normas si ella, previsamente, desobedece las que a ella le da la real gana.
La resistencia a las leyes injustas en el pensamiento y el Derecho
Como ya he dicho, yo sí que soy partidario de la desobediencia a las leyes injustas, y en esto sigo las sabias palabras de Marco Tulio Cicerón en su obra “De legibus”: “es justo que se entienda que aquellos que hayan prescrito a los pueblos mandatos perniciosos e injustos, como han obrado en contra de lo que han prometido y profesado, han instaurado cualquier cosa antes que leyes“. Y también las sabias palabras escritas en 1963 desde la cárcel de Birmingham por Martin Luther King Jr.: “la responsabilidad de obedecer leyes justas no es solamente legal, sino también moral. A la inversa, la desobediencia a leyes injustas es una responsabilidad moral.“ Esta filosofía del Derecho ya quedó plasmada tras la Segunda Guerra Mundial en los llamados “Principios de Nüremberg”, establecidos durante los juicios en dicha ciudad contra criminales de guerras nazis, en los que se señala: “que una persona actúe bajo las órdenes de su Gobierno o de un superior no le exime de la responsabilidad”en lo relativo a crímenes contra los derechos humanos, “siempre que se demuestre que tenía posibilidad de actuar de otra forma”. Un principio que niega la irresponsabilidad de cualquier gobernado que pretenda eximirse de toda culpa apelando al principio positivista de “befehl ist befehl” (órdenes son órdenes).
La resistencia a la tiranía también viene siendo sostenida por pensadores católicos desde fechas tan remotas como aquellas en las que vivió Agustín de Hipona (354-430), que escribió lo siguiente en su obra “De libero arbitrio”: “mihi lex esse non videtur, quae iusta non fuerit” (no me parece que sea ley la que no sea justa). También cabe citar aquí lo escrito por el Papa Juan XXIII en la Encíclica “Pacem in Terris” el 11 de abril de 1963: “cuando una ley está en contradicción con la razón, se la llama ley injusta, y así no tiene razón de ley, sino que más bien se convierte en una especie de acto de violencia”. Así mismo, el Catecismo de la Iglesia Católica establece claros diques morales frente a los abusos y arbitrariedades de los gobernantes: “el poder político está obligado a respetar los derechos fundamentales de la persona humana” (2237). El citado Catecismo indica, además, que cuando los mandatos del poder político son contrarios a esos derechos, “el ciudadano tiene obligación en conciencia de no seguir las prescripciones de las autoridades civiles” (2242).
Dos ejemplos de leyes injustas que apoya Ada Colau
Hay que recordar que esos derechos que ninguna ley puede violar, so pena de perder la condición de ley, están claramente definidos en una Declaración Universal que dice cosas que no coinciden, precisamente, con algunos de los planteamientos que sostiene Ada Colau. Entre otras cosas, ese texto suscrito por España y que ampara a todo ser humano establece lo siguiente en su Artículo 17:“Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.” Sin embargo, el año pasado en un chat en El País Ada Colau cuestionó abiertamente este derecho, limitándolo a que alguien tenga una casa para vivir en ella. Además, en el programa de su partido anuncia sanciones contra grandes propietarios de pisos vacíos, lo que es una directa agresión a ese derecho.
Así mismo, la citada declaración proclama en su Artículo 26: “Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos.” Sin embargo, en abierta contradicción con ese derecho y apoyando a quienes lo agreden, el partido de Ada Colau apoya la imposición del catalán en la escuela, una imposición que es un calco del modelo lingüístico escolar del régimen del Apartheid de Sudáfrica. Así pues, animo a los ciudadanos de Barcelona a aplicar de verdad la doctrina de la desobediencia a las leyes injustas frente a Ada Colau, que la invoca cínicamente para desobedecer la justas e imponer su voluntad, porque en realidad, con su declaración de ayer, lo que se arroga Ada Colau es un derecho a hacer lo que le dé la gana desde el poder sin más límite que sus caprichos, y ése es el camino directo hacia la tiranía.
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