lunes, 6 de mayo de 2019

La falacia del punto medio: si seguimos así el centrismo implicará cantar ‘La Internacional’

Elentir analiza la falacia del punto medio y cómo (y porqué) el centro político está cada vez a la izquierda, al punto de que cualquier cosa que difiera de ella o no asuma sus postulados sea cada vez más extrema derecha (aun cuando se defiendan principios de siempre que nada tienen que ver con la pretensión fascista con la que se pretende interesadamente etiquetarles). 

Artículo de Contando Estrelas: 
Si nos fiamos de algunos medios, en diversos países de Europa está habiendo un resurgimiento del fascismo, es decir, de partidos autoritarios que quieren imponer dictaduras de tipo corporativista.
El renacimiento de la derecha liberal-conservadora en Europa
Obviamente, ese escenario que nos venden algunos medios es completamente falso. Salvo excepciones como los griegos de Amanecer Dorado o los húngaros del Jobbik, lo que la mayoría de los medios llaman hoy “ultraderecha” nada tiene que ver con el fascismo, más bien al contrario. Ahí tenemos, sin ir más lejos, el caso de Vox, un partido que estrictamente hablando puede ser definido como liberal-conservador, es decir, con unos planteamientos ideológicos opuestos al fascismo clásico. Los alemanes de Alternative für Deutschland (AfD) también son caracterizados como “ultras” por muchos medios, pero como en el caso de Vox, es un partido más bien de corte liberal-conservador. Partidos como los Sverigedemokraterna (SD) de Suecia, Prawo i Sprawiedliwość (PiS) de Polonia o el Fidesz de Hungría son más bien conservadores.
¿Qué ha pasado en Europa para que el mero hecho de defender posiciones conservadoras o liberal-conservadoras sea considerado un signo de ultraderechismo? Para empezar, si esto está ocurriendo es porque gran parte del centro-derecha ha acabado asumiendo tesis progresistas y socialdemócratas. Ejemplos de ello son el Partido Popular español, la Christlich Demokratische Union (CDU) alemana de Angela Merkel, Les Républicains franceses, los irlandeses del Fine Gael y del Fianna Fáil, los polacos de la Platforma Obywatelska y los británicos del Conservative Party. En gran medida, el llamado centro-derecha no ha tenido reparos en asumir planteamientos izquierdistas como la ideología de género y el aborto. Por ejemplo, en España el Partido Popular dejó intactas las leyes ideológicas socialistas entre 2011 y 2015 a pesar de tener una mayoría absoluta. Lo que muchos votantes de derechas perciben es que los partidos a los que votan ya no defienden sus principios. Por eso están emergiendo partidos nuevos que sí los defienden.Pero no es un resurgimiento del fascismo, ya que esos partidos no defienden planteamientos fascistas. Es un renacimiento de la derecha liberal-conservadora.
El centro político se ha dejado arrastrar por una izquierda radicalizada
Lo llamativo de ese renacimiento es que se está encontrando no sólo con las críticas de la izquierda, sino también del llamado centro o centro-derecha. Desde esas posiciones autoproclamadas como centristas se apela a la “moderación” para rechazar lo que califican como un radicalismo de derechas. Sin embargo, quienes están respaldando esas nuevas opciones políticas de derechas no han cambiado de principios. En muchos casos siguen defendiendo lo mismo en lo que pensaban desde hace décadas. Es el llamado centro político el que se ha ido desplazando, arrastrado por una izquierda cada vez más hegemónica. Hace años era impensable que se aprobasen leyes poniendo en cuestión el derecho a la presunción de inocencia o la igualdad ante la ley en aras de la ideología de género, pero eso hoy está pasando porque la izquierda posterior a la caída del Muro de Berlín ha encontrado nuevos ámbitos en los que promover el enfrentamiento social, por ejemplo, aplicando la tesis marxista de la lucha de clases a los sexos. Para ello ha tergiversado por completo el feminismo, un movimiento surgido para defender la igualdad ante la ley y la igualdad de oportunidades, convirtiéndolo en un movimiento neomarxista que presenta a todos los hombres como opresores y a todas las mujeres como oprimidas. Y el llamado centro ha reculado y se ha sumado a esas tesis, animando con ello a la izquierda a radicalizarse cada vez más y, con ello, a desplazar cada vez más a la izquierda ese centro político.
La falacia del punto medio: la verdad no radica en la equidistancia
En lógica se conoce como falacia del punto medio a la errónea idea de que entre dos afirmaciones opuestas, la verdad siempre está en el término medio; una falacia que se ha impuesto ampliamente en el debate político, sustituyendo la verdad por el consenso, con la excusa de que garantizar la convivencia exige ceder por ambas partes. Sin embargo, cuando la izquierda está poniendo abiertamente sus ideas a toda la sociedad, recortando derechos fundamentales y bloqueando cualquier intento de debatir esas ideas, ese centro se convierte en una forma de equidistancia entre la defensa de la libertad y la defensa de la opresión. Cuando alguien dice que la moderación exige adoptar posiciones centristas, lo que quiere decir es que tenemos que ceder ante la izquierda y doblegarnos ante su intolerancia para que ésta no se torne en violencia. Es decir, que esa moderación significa ceder a un chantaje. Eso nos está llevando a una Europa cada vez menos libre, en la que los políticos deciden por las familias qué tipo de educación han de recibir sus hijos, controlan porcentajes cada vez mayores de nuestros ingresos y limitan cada vez más el ejercicio de nuestras libertades. A este paso, para ser centrista acabarán exigiéndote cantar “La Internacional”, y todo porque el centrismo significa, al fin y al cabo, renunciar a dar la batalla de las ideas frente a la izquierda y plegarse poco a poco a sus caprichos.

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