Martin Krause muestra con un ilustrativo ejemplo, como el proceso de mercado y la competencia asociado a él, lleva la tecnología hasta los más pobres del planeta, permitiendo así igualar a ricos y pobres.
Artículo de Es libertad:
El presente artículo fue escrito por Martin Krause, Académico Asociado del Cato Institute y profesor de Economía de la Universidad de Buenos Aires. Fue publicado originalmente en el blog El Foro y el Bazar.
El proceso de innovación empuja a las empresas a ofrecer sus productos a números cada vez más amplios de consumidores. Como Henry Ford al desarrollar el Ford T, si van a hacer autos quieren que todos tengan uno, hay un impulso a querer llegar hasta el último habitante del planeta. Los más ricos pagan, en buena medida, los costos del desarrollo de nuevas tecnologías. Esto es porque están dispuestos a pagar buenas sumas por productos que luego se masifican y llegan muy baratos a todos los demás.
Hoy un lector de DVD se consigue por 50 dólares, cuando los primeros lectores de video salían 2.000. (tengo que tomar un precio en Ebay en dólares porque resultaría muy complicado hacer esa comparación en pesos luego de tan sólo unos 20 o 25 años). Los primeros celulares pesaban como un ladrillo y salían lo mismo, hoy los regalan en muchos países junto con algún plan de uso.
Pero no es la tecnología, es la competencia la que lleva a extender el mercado hasta sus últimos límites. Muchos no teníamos teléfono porque había un proveedor de telefonía por cable que era monopólico y, usualmente, estatal. La tecnología celular permitió la existencia de varias empresas y esta competencia hizo que hoy cualquiera tenga un celular. Antes, un habitante de una villa o barrio carenciado (e incluso yo en ese entonces), estaba desconectado y sólo tenía acceso a algún teléfono público cercano (si es que funcionaba). Al competir, las empresas quieren llegar a más y más clientes, esto lleva los teléfonos a todos.
Lo mismo está ocurriendo en el continente más pobre. Un informe de Gallup muestra que África es el segundo mercado de celulares luego de Asia y el de mayor crecimiento. Casi dos tercios de las familias del África subsahariana tienen al menos un celular con una cobertura que va desde 96% en Mauritania y 87% en Botsuana o hasta el 40% en Madagascar. Por supuesto que los de mayores ingresos tienen más, el 80% del 20% de arriba tiene celular pero lo notable es que el 55% del 20% más pobre también lo tiene. Estas tecnologías igualan a ricos y pobres. Los ricos tendrán “smartphones”, pero en cuanto a la capacidad de comunicarse la tienen tanto unos como otros. Y el gran cambio es para las poblaciones rurales. El 63% de estas poblaciones africanas tienen ahora un celular, eran solo el 43% hace seis años.
Y aquí no hubo ningún “plan social”, subsidio o política gubernamental, simplemente la “voracidad” de las telefónicas para llegar hasta el último consumidor del planeta
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