miércoles, 27 de enero de 2016

España, uno de los países más igualitarios de Europa

Juan Rallo analiza la cuestión de la desigualdad en España en sus tres facciones (renta, riqueza y consumo) refutando el mito de que España es de los países más desiguales de Europa. Los hechos y datos indican justo lo contrario, aunque ésta es "una mentira muy conveniente para que nuestra clase política siga medrando a costa de recortar las libertades de la sociedad civil".

Artículo de El Economista
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El Instituto Juan de Mariana, think tank liberal implicado en la promoción de una sociedad de personas libres y responsables, ha publicado esta semana un informe titulado "Mitos y realidades de la desigualdad en España", donde se desmonta la tan extendida falacia de que nuestro país es el segundo más desigual de toda Europa.
No es que la desigualdad sea algo malo per se (lo verdaderamente grave es la pobreza, la falta de oportunidades y la ausencia de movilidad social), pero los partidos políticos españoles, por desgracia, sí han instrumentado sus mentiras sobre la desigualdad para justificar aumentos de impuestos, engordes de la burocracia estatal e incrementos de su voracidad regulatoria. Por ello, resulta del todo pertinente destapar sus mentiras: mostrar que, en realidad, la desigualdad les preocupa bastante poco y que únicamente están tejiendo un tramposo pretexto para acrecentar su poder estatal. Y ésa es, justamente, la muy necesaria tarea que desempeña el Instituto Juan de Mariana con este informe.
De entrada, se hace necesario distinguir entre desigualdad de riqueza, desigualdad de renta y desigualdad del gasto en consumo: una cosa es lo que tenemos (riqueza), otra lo que ingresamos (renta) y otra lo que gastamos (consumo). Cuando hablamos de desigualdad, solemos referirnos a la desigualdad de renta, pero ésta es sólo una dimensión de las diferencias económicas entre los ciudadanos: de hecho, por ejemplo, los polémicos informes de Intermon Oxfam suelen incidir en la desigualdad de riqueza ("las 62 personas más ricas del mundo tienen más que la mitad de la población mundial"); y asimismo, como recientemente ha recalcado el Premio Nobel de Economía Kenneth Arrow, la desigualdad que verdaderamente marca la diferencia en el modo de vida de las personas es la de consumo: si un rico consumiera siempre lo mismo que un pobre, ambos experimentarían el mismo bienestar.
Pues bien, en materia de desigualdad de riqueza, España se ubica entre los países más igualitarios del mundo: las diferencias patrimoniales entre los españoles son menores que las de Francia, Portugal, Irlanda, Holanda, Finlandia, Alemania, Suecia o Dinamarca. ¿A qué se deben estas relativamente reducidas desigualdades patrimoniales de España? En esencia, a la elevada penetración de la propiedad inmobiliaria (cerca del 80% de las familias son propietarias del inmueble en el que residen: la gran mayoría, sin carga hipotecaria alguna), lo que, pese a la ausencia de una deseable cartera de activos más diversificada, sí contribuye a nivelar las diferencias patrimoniales.
En cuanto a la desigualdad de renta, es verdad que nuestro país encabeza los rankings europeos de desigualdad de ingreso, pero ello solo es así porque estos indicadores excluyen una renta en especie crucial para la sociedad española: la renta de servicios de habitación que proporcionan los inmuebles de los que son propietarios los españoles. O dicho de otra forma, ¿qué ciudadano dispone de mayor renta disponible? ¿Un jubilado español que cobra una pensión mensual de 500 euros pero que tiene la casa pagada o un jubilado finés que cobra una pensión de 1.000 euros pero que debe abonar un alquiler mensual de 600 euros? Claramente, el español. Así, una vez corregimos el indicador por ese sesgo, España deja de figurar como una de las sociedades más desiguales de Europa y pasa a ubicarse en un tramo intermedio: al mismo nivel de desigualdad de ingresos que Alemania y por debajo de Francia.
Finalmente, en materia de desigualdad de consumo, España es, de nuevo, uno de los países europeos que presenta diferenciales menores: el 20% de la sociedad que más consume lo hace 3,3 veces más que el 20% de la sociedad que menos consume, por debajo de las 3,4 veces de Francia, de las 4,1 veces de Finlandia o de las 4,3 veces de Alemania. Es decir, en cuanto a diferenciales en el bienestar real de los españoles, nuestro país es de los más igualitarios de todo el Continente.
En definitiva, España presenta una desigualdad relativamente baja en riqueza y en consumo, y una desigualdad media en renta. Los países nórdicos, considerados paladines mundiales del igualitarismo social, presentan en cambio una baja desigualdad de renta y de consumo pero una muy alta desigualdad de riqueza. En conjunto, pues, puntúan algo peor que nosotros en desigualdad económica: o dicho de otro modo, en contra de la muy extendida propaganda, España es uno de los países con mayor igualdad económica de Europa. Y, sin embargo, el falaz mensaje de que encabezamos los rankings de desigualdad no cesará: en esencia, porque es una mentira muy conveniente para que nuestra clase política siga medrando a costa de recortar las libertades de la sociedad civil.

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