lunes, 9 de abril de 2018

Podemos liquida su discurso anticorrupción saliendo en apoyo del corrupto Lula da Silva

Elentir muestra la trama de corrupción del expresidente Lula da Silva (y que afectó a otros gobiernos de la cuerda, como Argentina de Cristina Fernández de Kirchner o a Venezuela) referentes a sobornos y contratos de obra pública. 
Una trama que pone nuevamente en evidencia a Podemos, defensor a ultranza de dichos políticos y modelos de gestión, y que vuelva a mostrar una vez más la enorme hipocresía y desfachatez de Iglesias y los suyos. 
Pues ellos no están contra la corrupción (no son ningún referente ni ejemplo). Solo están contra la corrupción si el corrupto es ajeno a su ideología. Si no es así, son los máximos defensores de la corrupción, y todo es una persecución. Son lo mismo que critican en otros (cuando interesa políticamente hacerlo) pero con una dosis de hipocresía y contradicción sin límite, y que justifica todo acto delictivo en función de quien lo cometa...

Artículo de Contando Estrelas: 
Tras pasarse 26 horas atrincherado en la sede del Sindicato de Metalúrgicos para impedir su entrada en prisión, ayer se entregó a la Justicia el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
Una trama que implica a gobiernos izquierdistas de Brasil, Argentina y Venezuela
El pasado mes de enero, Lula fue condenado a 12 años de prisión por la Justicia brasileña por aceptar sobornos de una constructora a cambio de favores políticos. En concreto, recibió un lujoso edificio de tres plantas de la constructora Odebrecht a cambio de favores políticos del expresidente para facilitar contratos millonarios de esa empresa con Petrobras, una compañía petrolífera semipública. Además, Lula tiene pendientes otras cuatro causas con la Justicia, por aceptar sobornos, obstrucción a la Justicia y tráfico de influencias. Los hechos conocidos hasta la fecha revelan que el expresidente brasileño formaba parte de una trama internacional de intercambio de favores políticos a cambio de sobornos, trama que afecta a otros países, como Argentina, donde Odebrecht era una de las principales contratistas de obra pública del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Entre otros países, el caso también salpica a Venezuela, pues Odebrecht habría pagado 98 millones de dólares en sobornos a funcionarios del Gobierno chavista para obtener contratos en ese país desde 2001.
Podemos ya se había pringado en los casos de Venezuela y Argentina
Esa trama internacional está afectando también a la credibilidad de un partido político español: Podemos. La formación que preside Pablo Iglesias ya había demostrado ser una fiel defensora del chavismo venezolano, un régimen que consiguió que Venezuela sea el país con más corrupción política de Latinoamérica, con niveles próximos a los de Corea del Norte. Pero los apoyos internacionales de Podemos han vinculado a ese partido con otros gobiernos que se han distinguido por sus delitos. Por ejemplo, en Argentina se están investigando 60 casos de corrupción relacionados con el kirchnerismo. Ahora mismo, la propia Cristina Kirchner está procesada por asociación ilícita y de blanqueo de capitales, a pesar de lo cual Pablo Iglesias no tuvo reparos en reunirse con ella en su mansión el pasado 27 de marzo, incluso presumiendo del encuentro en su cuenta de Twitter:
Lula apoyó a Podemos en 2015 y ahora Podemos le devuelve el favor
Incapaz de asumir que un gobernante izquierdista pueda ser condenado por corrupción, el pasado 24 de enero Pablo Iglesias había salido en defensa de Lula da Silva, enviándole “todo” su “apoyo” en un vídeo en el que manejaba un curioso argumento para eximir a un político de su responsabilidad legal en un caso de corrupción: “Es el pueblo de Brasil quien tiene que decidir su futuro”.
Según el argumento de Pablo Iglesias, si sacas muchos votos se te deben perdonar los delitos que hayas cometido. Siempre que seas de izquierdas, claro. Y es que el argumento no ha funcionado con ningún político de derechas hasta ahora, ni siquiera con políticos a los que Podemos acusó sin que hubiesen sido condenados por la Justicia. Recordemos, por ejemplo, que el partido de ultraizquierda negó a Rita Barberá el homenaje que sí brindó a tiranos y asesinos como Hugo Chávez, Fidel Castro, Lenin o el Che Guevara. La filosofía que se esconde tras esta doble vara de medir la manifestó con todo descaro en una entrevista en La Sexta, hace tres años, el hoy socio parlamentario de Podemos, Alberto Garzón, portavoz de Izquierda Unida: “Para mí un delincuente no puede ser de izquierdas”. En el caso de Lula, el apoyo de Podemos se deriva de un favor del expresidente brasileño, y es que en diciembre de 2015 Lula manifestó su apoyo a Podemos, un apoyo del que presumió Pablo Iglesias:
Podemos niega todos los delitos por los que Lula ha sido condenado en sentencia firme
Aunque ayer Pablo Iglesias se mantuvo en silencio, la portavoz de Podemos en el Congreso de los Diputados, Irene Montero, se apresuró este sábado a defender a Lula, negando los delitos de corrupción por los que ha sido condenado en sentencia firme y afirmando que el “único delito de Lula Da Silva es gobernar con dignidad”:
¿Un delito deja de serlo porque lo haya cometido alguien afín a Podemos?
El discurso de Podemos está sirviendo para legitimar todo tipo de delitos por haberlos cometido personas afines a ese partido. Estamos hablando no sólo de delitos de corrupción tan graves como los ya citados de Lula, sino también agresiones como la del concejal podemita Andrés Bódalo a un edil socialista (al que atacó a puñetazos) o apología del terrorismo y amenazas de muerte como las del rapero Valtonyc, amigo de Pablo Iglesias. Esta forma de entender la aplicación de la ley, en función de la ideología del delincuente, revela una visión de la política que precisamente sirve para legitimar la corrupción. Todos estos casos deberían a cualquier demócrata a plantearse una pregunta: ¿si Podemos llega a gobernar incluirá en el Código Penal una cláusula eximiendo de toda responsabilidad legal a los que hayan apoyado ese partido?

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