Pedro Duque sería ya el cuarto ministro que deja en evidencia a Pedro Sánchez, el cual no se cansó de criticar y pedir la dimisión de todo aquel que empleara sociedades para comprar activos (una vivienda) y pagar menos impuestos (de hecho se produjo, sin ser ilegal, la dimisión de Soria y Moix -PP- y el paso a un lado de Monedero -Podemos-), así como la de Máxim Huerta (PSOE, por supuesto tras la presión, defendiéndole desde el inicio).
Y el caso de Pedro Duque no es distinto, al tener un chalet de lujo en Jávea a nombre de una sociedad instrumental para eludir el pago de cuatro impuestos.
En propias palabras de Pedro Sánchez (como se muestra en este vídeo): “Si tengo en mi equipo a alguien que crea una sociedad para pagar menos impuestos, está fuera. Es el compromiso que asumo con mis votantes y con los españoles”
¿Qué hará ahora pues con Pedro Duque? El problema, como digo no es de ilegalidad, sino de coherencia, veracidad, ética y compromiso.
Pues cuando un gobierno vende a diestro y siniestro un código de comportamiento, se compromete a unos requisitos, pretende dar lecciones morales acusando al resto de inmoralidad, y sataniza a cualquiera de que haga eso (pagar menos impuestos dentro de la legalidad, y que provocó en otros partidos la dimisión) no queda otra que ser coherente, y cumplir con tus promesas.
Lo que ocurre, es que el político está lejos de esa aureola que pretende vender a la gente. Su día a día es la mentira, la incoherencia, la hipocresía y el uso de cualquier herramienta para mantenerse en el poder, que es su verdadero fin.
No por otra cosa sigue en el poder un partido que supuestamente se hacía cargo del mismo para quitar del poder a otros y convocar elecciones, pero que dice por activa y por pasiva una vez en el mismo que de eso nada, y que su intención (pese a no ser votado, mientras hablan tanto, también hipócritamente, de legitimidad y valores democráticos) es seguir hasta el 2020.
No por otra cosa vende a la gente una cara, ocultando su verdadero rostro, que muestra con su comportamiento y decisiones, y que solo lleva a cabo en caso de extrema presión, como la dimisión de sus dos primeros ministros, pero no la suya propia, por su reprobable tema de la tesis o la de otros dos ministros, de momento, por la debilidad que mostraría su gobierno, el que era presentado como "el gobierno de los expertos", y que podría acelerar unas elecciones a las que se resiste de cualquier manera.
Hipocresía...
Sin embargo, la gente sigue en su fábula de creer en la bondad del político y en confundir los intereses del político con los de la sociedad, que es lo que ellos tratan de vender (o comprar vía dádivas) por múltiples vías.
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