martes, 11 de septiembre de 2018

Las dos caras contradictorias de Trump: conjuga proteccionismo comercial con desregulación

Diego Sánchez de la Cruz analiza las dos caras contradictorias de Trump, mostrada en distintos ámbitos de sus políticas. 
Artículo de Libre Mercado:
Donald Trump. | EFE
Acostumbrados al tradicional eje izquierda-derecha, en el que los primeros acostumbran a defender medidas económicas intervencionistas y los segundos tienden a favorecer posturas liberales, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca supuso un auténtico terremoto político. Desde un primer momento, su candidatura a la presidencia marcó distancias con la cúpula del Partido Republicano y apostó por un discurso muy diferente al que venía defendiendo la derecha americana.
En clave comercial, Donald Trump ha dejado atrás el firme apoyo de su agrupación política a los acuerdos de libre comercio. El mandatario afirma que los pactos suscritos por Estados Unidos con sus socios han sido perjudiciales para la economía del país del Tío Sam. Su discurso en este campo está dirigido especialmente a los trabajadores del sector industrial, un segmento crucial para su triunfo electoral en las últimas Elecciones Presidenciales.
Trump ha apostado por retirar a Estados Unidos de los procesos de negociación de nuevos acuerdos comerciales y se ha lanzado a revisar los términos de algunos de los pactos más significativos, como por ejemplo el que regula los intercambios de bienes y servicios entre el país norteamericano y su vecino México. Además, el presidente americano ha anunciado aranceles del 10% y el 25% a las compras llegadas de distintas áreas económicas. Morgan Stanley estima que el 4% de las importaciones del país norteamericano se van a ver afectadas como consecuencia de esta medida. China sería el país más afectado, puesto que las medidas anunciadas por la Casa Blanca encarecerán sus exportaciones a Estados Unidos en 200.000 millones de dólares.
Siendo justos, no toda la agenda comercial de Trump puede ser tildada de proteccionista. El pasado mes de junio, el presidente sorprendió a propios y extraños proponiendo en la reunión que mantuvo el G-7 el pasado mes de junio una agenda de liberalización total del comercio. La propuesta fue recibida con sorpresa por parte del resto de dirigentes mundiales, que no tardaron en cambiar de tema a pesar del discurso librecambista con el que todos habían criticado a Trump semanas antes. Por otro lado, Trump también ha justificado muchas de sus medidas apelando a la falta de respeto por la propiedad privada observada en países como China. Según el mandatario estadounidense, el verdadero libre comercio pasa también por garantizar estas cuestiones.

Fiscalidad y regulación

Pero la presidencia de Trump también está dando pie a importantes avances liberales en campos como la fiscalidad o el entorno regulatorio. La Casa Blanca lideró el pasado año la mayor rebaja de impuestos en cuarenta años, con importantes reducciones en los gravámenes exigidos a las empresas y los trabajadores. Además, Trump ha reducido en un 92% la publicación de nuevas regulaciones y ha eliminado el 60% de las normas y decretos dependientes de las distintas agencias gubernamentales de Washington.
Así las cosas, ¿cuál es el saldo de su presidencia? ¿Supone la Era Trump un giro hacia más libertad económica? La mejor forma de comprobarlo es acudir al Índice de Libertad Económica que elabora la Fundación Heritage y que publica en España el think tank Foro Regulación Inteligente. Según dicho documento, Estados Unidos es hoy la décimo octava economía más libre del planeta, con una puntuación de 75,7 puntos que supone una subida de 0,6 puntos en comparación con el último año de gobierno de Barack Obama.
Será interesante comprobar en seis meses cuál es la puntuación de Estados Unidos para 2018, puesto que el presente ejercicio ha estado marcado por medidas de calado en los ámbitos comentados anteriormente (comercio, impuestos y regulación).

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