viernes, 18 de enero de 2019

Pensiones, inmigración y los engaños de la AIReF

Fernando Parrilla analiza el reciente informe de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) acerca de las pensiones y el futuro de la Seguridad Social español. 

La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ha hecho público un informe donde hace un análisis de la situación presente y futura del Sistema de la Seguridad Social español. Todos los informes de la AIReF son interesantes, porque, a diferencia de otros organismos, tienen la obligación de dirigirse al Gobierno y hablarle de tú a tú de forma independiente. Por ejemplo, una de las partes con más chicha es esta:
La decisión sobre el futuro que adoptemos hoy debe ser también la que adoptaríamos una vez llegados a ese momento. En este sentido, el ajuste del sistema mediante el índice de revalorización se ha revelado como una estrategia no sostenible de contención del gasto, ya que, una vez llegado el momento de aplicarlo en sus extremos más costosos políticamente, los incentivos para deshacer la reforma han resultado demasiado fuertes
Traduciendo a un lenguaje más mundano: nadie se puede tomar en serio cualquier medida que implique que otro Gobierno futuro se coma el marrón de empezar a aplicarla durante su mandato, así que absténganse, señores del Gobierno, de hacer esas mamarrachadas.
Aunque no nos vengamos arriba porque lo verdaderamente interesante del informe son sus recomendaciones. La AIReF es un organismo independiente del Gobierno, pero no independiente del Estado. Su cometido, entre otros, es garantizar que un sistema como el de la Seguridad Social siga en pie al coste que sea. Y por lo que dicen el coste va a ser el siguiente:
  • A corto plazo sacar de la Seguridad Social ciertos gastos para eliminar el déficit para reducir la incertidumbre existente respecto a la sostenibilidad de la Seguridad Social. En cristiano: financiar ciertas partes de la Seguridad Social mediante impuestos o deuda pública, en vez de cotizaciones sociales, para que parezca que el sistema se mantiene en pie.
  • A largo plazo realizar reducciones en las pensiones por vías más realistas para el Estado. Como no se pueden tocar las pensiones del grueso de la población, ni siquiera su incremento vía IPC, porque a los demagogos políticos les saldría caro electoralmente, se tiene que ir bajando las pensiones futuras de forma gradual por medio del cálculo de la misma (incrementando la base de cotización a toda la vida laboral) e impidiendo de facto jubilarse a una edad más temprana de la que indica la ley.
La primera medida no tiene mucha discusión. Lo telediarios abren con los déficits de la seguridad social y la gente se preocupa. En cambio, si abren con el déficit del Estado no (eso solo preocupa a los alemanes). Así que tiene sentido derivar, sin pasarse demasiado, los gastos al sitio donde menos preocupa al público.
La segunda medida también es inteligente, mejor ir cabreando a la gente de poco en poco y con la ventaja de que tienen varios años para ir asimilándolo.
Que no se me malinterprete, como ciudadano ambas medidas me parecen aborrecibles, en tanto que explotan la ignorancia del ciudadano común junto con su incapacidad de organizarse. Pero si el sistema de seguridad social se basa en obligar a cotizar a todos los trabajadores por una cantidad determinada, y a cambio prometerles que recibirán algo a determinar a partir de una edad, esta también, a determinar… Pues es bastante lógico que cualquier táctica pase por intentar mantener a la opinión pública lo más desactivada posible frente a la realidad.
Precisamente por eso puede sorprender este otro párrafo del informe sobre lo necesario que es para las previsiones de la AIReF que se mantenga un flujo de inmigración constante:
Estos flujos migratorios pueden tener un impacto económico positivo más allá de la sostenibilidad del sistema de pensiones, pero también puede aumentar el sentimiento de rechazo. Este rechazo tiene menos que ver con los costes económicos que con factores sociales, relacionados con la distancia cultural entre los inmigrantes y la población de destino (M. Tabellini, 2018) y la evidencia muestra que el rechazo, en buena medida, surge de una percepción errónea sobre la naturaleza y características de la inmigración (Alessina et al. 2018) lo que abre la puerta a la posibilidad de políticas públicas que corrijan esas percepciones equivocadas.
No es precisamente una recomendación que le haya pasado desapercibida al Gobierno, que según recoge Europa Press la han acogido con entusiasmo:
Para el Ejecutivo, la inmigración no es un fenómeno negativo y considera que es imprescindible corregir esta percepción equivocada a través de las políticas públicas. "Las personas que piensan que la inmigración supone un riesgo están poniendo, de alguna forma, en riesgo la sostenibilidad de las pensiones", aseguran en el Ministerio.
Para analizar esta pirueta de la AIReF voy a aceptar que toda inmigración es buena para un país. Creo que es algo un poco más complejo y que depende, de entre muchos factores, del tipo de política migratoria que se realice, pero vamos a aceptar barco como animal acuático para poder ver hasta qué punto nos están tomando el pelo.
Para sostener el sistema de pensiones, desde un punto de vista utópico, se pueden corregir muchas percepciones erróneas de la población a través de políticas públicas. Por ejemplo:
  • Se podría convencer a la opinión pública de que es insostenible que una parte creciente de la sociedad siga cobrando pensiones crecientes que salen de quitarle una cantidad creciente de dinero a una parte decreciente de la población. Y por tanto que es lógico que renuncien a parte, aunque sea pequeña, de su pensión para liberar a la actual población activa de una carga tan pesada.
  • También se podría implementar algún tipo de cursillo que explique a los políticos que, aunque una medida que recorte las pensiones sea impopular, tienen que aplicarla sin importar las consecuencias personales que les acarreen.
¿A que sería divertido ver estas recomendaciones en el informe de la AIRef? No las hacen porque son utópicas e irrealizables. ¿Entonces por qué sí hacen recomendaciones utópicas en el caso de la inmigración?
Al parecer de entre todas las miserias humanas que hay que aceptar a la hora de mantener un sistema público de pensiones no se incluye a la miseria de sentirse amenazado por los inmigrantes. Esa nos la podemos saltar y cambiarla vía políticas públicas de concienciación. El político puede seguir siendo un oportunista demagogo y el jubilado un inconsciente que quiere su subida de IPC aunque los becarios tengan que cotizar para dársela. Pero eso sí, el que salga un poco xenófobo tendrá que ser reeducado o cargar con la responsabilidad de ser la causa del colapso del sistema.
Al final lo que está haciendo la AIReF con este tipo de cosas es ganar tiempo y poder sacar más informes. Que es lo que hacen todas las agencias públicas, incluso las que son interesantes. La inmigración puede sostener al sistema o no. Nadie lo sabe. Puede surgir un partido xenófobo dominante que manipule a la población gracias a sus sesgos contra la inmigración exactamente igual a como Podemos manipula a (parte de) los jubilados. O también puede pasar que en unos lustros ningún inmigrante quiera venir a trabajar a un país donde se les ordeñe de la forma menos traumática posible, gracias a la AIReF, pero que no le permita vivir mejor que en otros países de nuestro entorno.
Al final tienen trucos para todos. Un maquillaje del déficit para el espectador del telediario, y una vana ilusión de reconversión humana para que el analista pueda saborear mejor su frappuccino antes de escribir su hilo sobre el tema en Twitter.
¿Para cuándo una agencia pública independiente en defensa de la honestidad? Sería divertido leerlos.

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