Elentir analiza el indecente, insultante, discriminatorio, extractivo e injusto informe aprobado en el Parlamento Europeo que discrimina fiscalmente a los hombres por mero hecho de serlo.
Es otra consecuencia de la dictadura de la ideología de género, cuyo lobby y tentáculos políticos (y hegemonía) no para de crecer en beneficio propio.
El feminismo radical de izquierdas no busca la igualdad, es una solemne mentira para engañar a la gente y buscar aprobación. Busca el privilegio, la discriminación, el beneficio egoísta en detrimento y a costa de terceros, el conflicto de sexos, la división social, y todo bajo soflamas falaces.
Artículo de Contando Estrelas:
Después de imponer la desigualdad penal en materia penal, la izquierda se lanza ahora a reclamar también la desigualdad fiscal: que los hombres paguen más impuestos que las mujeres.
Un informe presentado por dos eurodiputados de la extrema izquierda
El martes 15 de enero se votó en el Parlamento Europeo un informe titulado “Igualdad de género y políticas fiscales en la Unión” (se puede ver aquí). El informe lo presentaron dos eurodiputados de la ultraizquierda: el español Ernest Urtasun, que se presentó en las listas de la coalición comunista Izquierda Unida, y la portuguesa Marisa Matias, del Bloco de Esquerda, una formación política fundada en 1999 por comunistas de distintas tendencias. El texto, que no es vinculante, fue aprobado finalmente con 313 votos a favor, 276 en contra y 88 abstenciones.
El informe está basado en una trampa estadística
El texto menciona ocho veces el término “brecha de género”, un mito creado por la izquierda según el cual las mujeres cobran menos por hacer los mismos trabajos que los hombres. Ese mito se basa en una trampa estadística, que consiste en sumar lo que ganan todas las mujeres, lo que ganan todos los hombres y dividir ambas cantidades por el número de habitantes de cada sexo. El caso es que, como incluso pasa en países tan obsesionados con el igualitarismo como Islandia, las mujeres eligen más empleos a tiempo parcial, hacen menos horas extras, optan menos por carreras técnicas (que están mejor pagadas) y optan menos a puestos ejecutivos, pues suponen unos sacrificios personales que están dispuestos a asumir más hombres que mujeres. Así pues, el mito de la “brecha de género” o “brecha salarial” se basa en la mentira de decir que se trata de los mismos trabajos: no lo son. Por sus preferencias y por sus decisiones tomadas con total libertad, la mayoría de las mujeres eligen profesiones distintas y condiciones laborales distintas que las de la mayoría de los hombres. De ahí que los ingresos sean distintos.
¿Cobrar lo mismo a ambos sexos es “una discriminación”?
Sobre ese mito, el informe pide “eliminar los sesgos de género relacionados con los impuestos”. ¿Y a qué se refiere con esto? El propio texto lo explica así: “las políticas fiscales podrían tener sesgos de género explícitos o implícitos; que un sesgo explícito significa que una disposición fiscal se dirige directamente a hombres o a mujeres de una manera distinta, mientras que un sesgo implícito supone que la disposición se aplica teóricamente por igual a ambos pero, en realidad, existe una discriminación, ya que esa política interactúa con patrones de comportamiento o ingresos cuyo impacto sobre cada género es diferente”. Es decir, que el texto, que es muy contradictorio, considera que cobrar los mismos impuestos a hombres y mujeres es “una discriminación”: ¡el mundo al revés!El texto alega que en la UE “todavía se mantienen sesgos fiscales implícitos en la Unión, ya que las reglamentaciones fiscales interactúan con realidades socioeconómicas”, y se queja de que “la falta de una perspectiva de género en la Unión y en las políticas fiscales nacionales consolida las disparidades existentes entre mujeres y hombres”. Es decir, partiendo de una falsedad, se llega a la conclusión de que establecer los mismos impuestos a ambos sexos está generando desigualdad.
Piden políticas fiscales que eliminen esa curiosa “discriminación”
Para solucionar esa supuesta disparidad -insisto, que se deriva de las propias preferencias laborales de ellas-, el texto pide una “perspectiva de género en las políticas fiscales”. ¿Y qué significa esto? La respuesta la tenemos en el punto 27 del documento, que pide vigilar “el sesgo implícito para garantizar que no exista ningún rasgo discriminatorio directo o indirecto en ninguna política fiscal de la Unión”. Como acabamos de ver, ese “sesgo implícito” significa que impuestos iguales para hombres y mujeres son “una discriminación”, así que lo que pretende el texto es establecer impuestos distintos en función del sexo de los contribuyentes, favoreciendo a las mujeres bajo la premisa de que están discriminadas simplemente porque eligen trabajos o condiciones laborales distintas que las de los hombres. Esto es un paso más para liquidar la igualdad ante la ley en la UE.
Las pioneras del feminismo pedían igualdad, no privilegios
Ese ataque a la igualdad ante la ley es paradójico, si tenemos en cuenta que ese derecho era lo que reclamaban las pioneras del feminismo: pedían igualdad, no privilegios. Pero el nuevo feminismo izquierdista no quiere igualdad de oportunidades: quiere igualdad de resultados, lo cual es absurdo, ya que son nuestras decisiones -y no nuestro sexo- las que determinan nuestros ingresos. Pretender que todos tengamos los mismos resultados con independencia de nuestras decisiones es una tremenda injusticia, y lo es también para muchas mujeres, que han elegido opciones más difíciles sin esperar a que nadie les diese privilegios por el mero hecho de ser mujeres. De hecho, lo que subyace a este texto es una mentalidad paternalista que toma a las mujeres como personas incapaces de determinar sus propias vidas, y que necesitan a un Estado protector que las salve de las consecuencias de sus propias decisiones. Es un insulto que se pidan privilegios para una parte de la sociedad por razón de su sexo invocando la palabra “igualdad”.
El informe se lanza a la caza de las mujeres que eligen ser amas de casa
Lo más curioso del informe es que pretende penalizar a aquellas mujeres que eligen libremente ser amas de casa. Lo hace sobre esta premisa: “en algunos Estados miembros las familias aún disponen de deducciones fiscales al tener un cónyuge a cargo, subsidios para parejas casadas o créditos fiscales para parejas con una sola fuente de ingresos, que perpetúan las asimetrías con las familias monoparentales, formadas en su mayoría por mujeres, y no reconocen la diversidad de situaciones familiares que existen en la Unión”. Obvia decir que esas “asimetrías” se dan porque son realidades muy distintas, también en términos fiscales. Pero obviando este hecho, el informe se lanza directamente a decidir por las mujeres (otra vez el dichoso paternalismo izquierdista): “dichas ventajas fiscales suelen desincentivar el acceso de las mujeres casadas al mercado laboral y provocan directa o indirectamente que el tiempo de las mujeres para el trabajo remunerado se reasigne a otro no remunerado”. En base a esto, el punto 10 del informe reclama que “el impuesto sobre la renta de las personas físicas (estructura de los tipos, exenciones, deducciones, desgravaciones, créditos, etc.) se conciba para fomentar activamente un reparto equitativo del trabajo remunerado y no remunerado”. Es decir, que pretenden usar el IRPF para dictarle a una familia cómo tiene que repartir su tiempo y penalizar a aquellas que no cumplan las exigencias de la izquierda: ¿esta gente confunde Europa con Cuba? ¿Con qué derecho se meten así en la vida de los ciudadanos?
Piden formación gratis para los activistas que no quisieron estudiar
Hay una parte del informe que ya resulta, cuanto menos, cómica. El punto 30 afirma lo siguiente: “muchos grupos de presión y de la sociedad civil se sienten marginados del debate sobre política fiscal debido a la falta de conocimientos“. Es decir, que hay activistas de izquierdas que no se han tomado la molestia de estudiar Economía o de adquirir los conocimientos necesarios para entender las cuestiones fiscales, y se sienten “marginados” por la ignorancia que libremente han elegido. De risa. Pero como suele ser habitual, no hay problema real o imaginario que la izquierda no aspire a solucionar echando mano de nuestro dinero, incluso éste. Así, el documento “pide a los Estados miembros que aborden esta cuestión proporcionando formación sobre los procesos presupuestarios, además de oportunidades reales de consulta a la sociedad civil“. Es decir, que si no te dio la gana de estudiar, si no te da la gana de tomarle el tiempo necesario para adquirir conocimientos o incluso para revisar unos presupuestos -pues son documentos públicos-, el Estado te tiene que salvar de tu ignorancia y de tu vagancia voluntaria usando el dinero de nuestros impuestos. Y esto lo ponen en un informe presentado ante el Parlamento Europeo, y una mayoría de los eurodiputados va y lo aprueba. Dan ganas de pedir a Les Luthiers que hagan una comedia con esto.
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(Foto: La sede principal del Parlamento Europeo en Estrasburgo (Francia), donde tuvo lugar la votación del informe)
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