martes, 5 de febrero de 2019

La subida del salario mínimo en 2019 destruirá 125.000 empleos y aumentará la desigualdad y la pobreza

Los afectados, como ya decíamos muchos economistas eran los trabajadores más jóvenes, los mayores, los desempleados actuales, los trabajadores con poca cualificación o formación o los trabajos de baja productividad. Es decir, los más débiles, esos a los que dicen quieren ayudar. 
La ignorancia política (o el electoralismo que juega con la ignorancia de la gente) o analítica solo se fija en el grupo beneficiado (los que sí ven su salario aumentado) no queriendo ver los negativamente afectados (los despedidos, los que no serán ahora contratados por el aumento enorme del coste salarial, los grupos débiles poco productivos que no ofrecen mayor valor añadido al coste salarial aumentado (que es muy superior recordemos al salario bruto percibido), los que aumentan sus horas de trabajo para compensar dicho aumento salarial, los que cobran ahora más y no verán aumentos de salario para compensar el aumento de costes que tiene que acometer la empresa, los abocados a trabajar en negro y economía sumergida...
Como se muestra y demuestra, no hay más masa salarial (lo que algunos ganen de más se más que compensa con lo que pierden los que son despedidos o no contratados), y aumenta el desempleo (lo que implica más ayudas sociales, más impuestos y por tanto menos renta disponible de los ahora trabajadores, y más desigualdad, pues se produce una redistribución desde trabajadores que dejarán de cobrar al desemplearse a algunos trabajadores que cobrarán algo más). 

Pero recordad, que quien está en contra de la imposición por ley del salario mínimo es un malvado que está en contra de los trabajadores y lo que quiere es que no ganen más, y los que lo apoyan es porque se preocupan por los trabajadores. Y esa es la retórica populista y falaz (tan extensible a otros temas) que dominan el debate político y activismo actual. NO importan los hechos, los argumentos, los razonamientos. Importan las sensaciones, las palabras bonitas, los simplismos, la retórica emocional. El camino al desastre. 
Manuel Llamas analiza las implicaciones de la subida del salario mínimo llevada a cabo por el PSOE y se hace eco de los recientes estudios de Moody's y del Banco de España (que aporta además datos precisos de la destrucción de empleo de la pasada subida del salario mínimo acometida por el PP) en el siguiente artículo. 

Artículo de Libre Mercado: 
La ministra de Trabajo, Magdalena Valerio | EFE
De poco sirvieron las advertencias lanzadas por organismos y expertos. El Gobierno de Pedro Sánchez se empeñó en disparar el salario mínimo interprofesional (SMI) a pesar de los grandes riesgos que implicaba tal decisión, y, a la vista de los datos disponibles, su puesta en marcha se traducirá en destrucción de empleo y un aumento de la desigualdad y la pobreza. Tras un mal mes de enero en materia de empleo, el peor desde el inicio de la recuperación, todo apunta a que la histórica subida del SMI hasta los 900 euros al mes, un 22,3% más, contribuirá a dañar el mercado de trabajo durante los próximos meses.
En un informe publicado el lunes, la agencia de rating Moody's advierte de que dicho incremento afectará a la creación de empleo. En concreto, esta firma coincide en que la creación de empleo podría frenarse entre 40.000 y 150.000 puestos, en línea con lo avanzado en su día por el Banco de España (BdE) y la AIReF.
Además, perjudicará especialmente a los jóvenes que buscan trabajo por primera vez, ya que las empresas, sobre todo las más pequeñas, tenderán a reducir el número de contrataciones para contener los costes laborales, y las que contraten se decantarán por trabajadores más experimentados en detrimento de los que están buscando su primer empleo. En torno al 52% de los trabajadores por debajo de 24 años de edad percibe un salario mensual igual o menor a 1.000 euros.
Pero a estas previsiones se suman los resultados cosechados en el pasado. Así, tal y como certifica el Banco de España en un estudio publicado la semana pasada, la subida del 8% del SMI que aplicó el anterior Ejecutivo de Mariano Rajoy en 2017, hasta fijarlo en 707,6 euros, se materializó en la destrucción de 12.000 empleos. En concreto, este aumento afectó al 2,4% de los trabajadores, unas 384.000 personas, de las que el 3,1% perdieron su empleo un año después como consecuencia de dicha medida, lo cual equivale a la destrucción del 0,1% de la ocupación total, uno 12.000 puestos.



Hemos subido el SMI un 8% en 2017. Este año se incrementará el 4%, un 5% en 2019 y el 10% en 2020. La recuperación avanza y podemos ir adoptando cada vez más medidas para reforzar el bienestar de las personas.

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Sin embargo, el impacto varía en función de los grupos de edad, ya que el BdE concluye que el 10,7% de los trabajadores mayores de 45 años afectados por esta subida perdieron su empleo, porcentaje que se reduce hasta el 0,8% en los menores de 25 años. En todo caso, dado el mayor número de trabajadores afectados entre los jóvenes, este colectivo sería, en términos absolutos, el más afectado por el aumento del SMI llevado a cabo en 2017, con un descenso del empleo del 0,2%.
Y otro dato destacable es que, si bien el salario medio de los trabajadores afectados subió un 0,1%, el conjunto de la masa salarial no registró variación alguna, lo cual significa que algunos trabajadores ganaron más a costa de que otros perdieran su empleo, elevando con ello la desigualdad de rentas.

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El problema es que estos negativos efectos registrados en 2017 se multiplicarán en 2019 tras la histórica subida del SMI aprobada por el PSOE, ya que se "eleva considerablemente el número de trabajadores afectados y la incertidumbre en torno a los efectos negativos sobre la probabilidad de mantener su empleo", según alerta el BdE. Estos "efectos negativos podrían ser significativos".

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Si se extrapolan los resultados obtenidos en 2017 al aumento del SMI aplicado en 2019, las conclusiones son las siguientes:
  • El volumen de trabajadores afectados asciende al 6,2% del total, con especial incidencia entre los más jóvenes (25,5%), pero también entre los que tienen menor nivel de formación (16,8 %) o los trabajadores ocupados en la agricultura (28,1%) y algunos servicios, como los asociados a la hostelería y el comercio, el personal de limpieza, los peones o los ayudantes de cocina, así como los trabajadores con contrato temporal y los empleados en micropymes.
  • El BdE estima que, en conjunto, el 12,7% de los trabajadores afectados perderían su empleo como consecuencia de esta subida. Considerando aproximadamente 16 millones de ocupados a tiempo completo, la destrucción de empleo se elevaría hasta los 125.000 puestos, equivalente al 0,8% del total.
  • El impacto sería más intenso para los trabajadores de más edad, estimándose una destrucción del 28% entre los afectados mayores de 45 años.

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Y todo ello sin contar que este análisis no tiene en cuenta el posible impacto del SMI sobre la reducción de horas trabajadas, la ralentización en la creación de nuevo empleo, así como la probabilidad de salir del paro o volver a encontrar trabajo en caso de ser despedido, de modo que su efecto real podría ser aún peor.
Y, al igual que sucedió en 2017, la masa salarial permanecería inalterada: el salario medio de los trabajadores afectados por el alza del SMI crecería un 0,8%, pero se vería compensado con la destrucción de 125.000 empleos, con el consiguiente incremento de la desigualdad y la pobreza.
"En cuanto al efecto sobre el total de los ingresos, los mayores salarios de los que conservaran el puesto de trabajo se compensarían, aproximadamente, con los salarios dejados de percibir por aquellos trabajadores que perdieran su empleo, de modo que la masa salarial total se mantendría sin cambios apreciables. Esto último implicaría un cierto aumento del grado de desigualdad de la distribución de las rentas laborales entre distintos colectivos de trabajadores, que, en términos del índice de Gini, se cifraría en un 0,2% adicional, una vez que se tienen en cuenta tanto las ganancias salariales de los afectados por la subida que mantienen el empleo como las pérdidas de renta salarial de aquellos que perderían su puesto de trabajo", concluye el BdE.

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