jueves, 2 de mayo de 2019

El Gobierno reconoce a Bruselas que la reforma laboral logró bajar la tasa de paro

Javier G. Jorrín muestra cómo ahora el Gobierno está reconociendo ante Europa que la reforma laboral logró (y de qué manera en realidad) reducir el paro en España. Y no solo el paro, sino lo más importante, el nivel de paro estructural, lo que supone otras evidentes ventajas. 
De ahí, que (afortunadamente) ya no hable de una derogación de toda la reforma, sino de algún retoque (el problema es que dicho retoque es una vuelta al pasado que resta flexibilidad a las empresas, lo que implica mayor desempleo ante situaciones negativas de la economía). 


Y no se ha quedado ahí. Ahora ante Bruselas, el gobierno del PSOE reconoce y aplaude los ajustes fiscales del gobierno del PP para reducir el déficit: "Conviene señalar el intenso proceso de consolidación fiscal llevado a cabo en los últimos años. En el periodo 2011-2018, el déficit público se ha reducido más de siete puntos de PIB"

Artículo de El Confidencial: 
Foto: Ilustración: Raúl Arias.Ilustración: Raúl Arias.
Una de las grandes dudas sobre la economía española tras la crisis es conocer si se ha producido algún cambio estructural o si todo el modelo productivo vuelve a ser como en 2007. Si todo siguiese como entonces, la economía española habría cerrado hace varios trimestres su brecha del producto ('output gap') y estaría creciendo por encima de su nivel de equilibrio. Sin embargo, la mayor parte de los indicadores económicos todavía no muestra ninguna señal de que se haya cruzado el Rubicón: no existen presiones salariales, se mantiene una balanza por cuenta corriente positiva y la economía está acelerando sin generar inflación.
Este escenario podría estar mostrando que realmente España ha logrado un cambio importante en los últimos años: bajar la tasa de paro estructural ('nairu'). Aunque la estimación de este indicador no es sencilla, el Ministerio de Economía ha argumentado a la Comisión Europea por qué está realizando un cálculo erróneo del desempleo estructural de España, que realmente se situaría por debajo de las estimaciones actuales.
El ministerio ha dedicado un cuadro especial, dentro del Programa de Estabilidad, a argumentar que la tasa de desempleo estructural es más baja de lo que estima la Comisión. De lo contrario, “deberían haberse producido ya presiones al alza sobre los salarios”, explica el Gobierno en el documento, “sin embargo, en 2018 la remuneración de asalariados siguió creciendo por debajo de la inflación media (1,1% frente al 1,7%)”.
La hipótesis que defiende Economía es que desde 2012 la tasa de paro estructural habría descendido más rápido de lo estimado, lo que explicaría por qué no existen presiones inflacionistas.”La evolución real de las principales variables sugiere que los modelos hasta ahora utilizados llevan a una sobreestimación de la 'nairu' y, por tanto, una infraestimación del PIB potencial y, por ende, del saldo estructural”.
Lo que quiere decir con esto el Gobierno es que la 'nairu' habría comenzado a descender rápidamente a partir de la reforma laboral. Tanto, que la tasa de paro estructural se sitúa ya en el entorno de la alcanzada durante la burbuja, y en los próximos años caerá por debajo. Así lo justifica el Gobierno: “La recuperación del factor trabajo se explica, en gran medida, por la reducción de la tasa de paro estructural, que se sitúa al final del horizonte de previsión en niveles inferiores a los de 2007”.










Esta argumentación permite al Gobierno prever que la tasa de paro seguirá reduciéndose en un punto y medio cada año sin generar desequilibrios económicos. Para 2022, estima una tasa de desempleo del 9,9%, esto es, 6,5 puntos por debajo de la media de los últimos 15 años y en niveles solo vistos durante el pico de la burbuja inmobiliaria.
Aunque el Ministerio de Economía no cita en ningún momento la reforma laboral, no hay ninguna duda de que fue el gran cambio del mercado laboral incorporado en 2012. También es importante señalar que la 'nairu' no depende exclusivamente de la regulación laboral, sino que hay otros factores que influyen en la misma, como la productividad, el capital, etc. Pero lo que está claro es que si el Gobierno está en lo cierto en su argumentación, entonces se confirmaría un cierto cambio estructural en la economía del país.

La reforma laboral no se deroga

Si hay algo que ha quedado claro durante la campaña electoral, es que el Gobierno ya no quiere derogar la reforma laboral. Sí quiere hacer algunos cambios para recuperar el papel de la negociación colectiva, pero no quiere desmontar todas las medidas incorporadas en 2012. De ahí que el mantra sea ahora “mirar hacia el futuro” para elaborar un nuevo Estatuto de los Trabajadores para el siglo XXI.
El riesgo de volver a elevar la tasa de paro estructural es evidente. Sin ir más lejos, se complicaría el cumplimiento de la previsión de paro que ha incorporado el Gobierno al Programa de Estabilidad. Además, si se confirma que el desempleo estructural es inferior al que estima la Comisión Europea, cambiaría inmediatamente el déficit estimado. ¿Cómo es posible?
Si la tasa de desempleo estructural es inferior a la prevista, entonces significa que España tendrá que crecer más hasta llegar a su equilibrio y también evidenciaría un crecimiento potencial superior. La consecuencia es que si el PIB estructural es superior al previsto, entonces el déficit estructural sería inferior. España pasaría así de situarse a la cola de Europa en déficit a una posición mucho más cómoda para las cuentas públicas que no exigiría realizar fuertes ajustes.

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