sábado, 17 de diciembre de 2016

¿300.000 muertos al año por el cambio climático? Ni 300 ni 1000

Alejandro Lomas desmonta otra propaganda alarmista, por supuesto muy interesada, de Acciona y National Geographic (la primera, compañía de energía renovable, patrocina los respectivos documentales de la segunda...) sobre la mortalidad generada por el cambio climático, y que no se basa en ningún hecho científico ni prueba fehaciente ni contrastable. 

Y así con todo. Pero el objetivo, por supuesto, es otro, el alarmismo y que acuda el dinero público hacia su causa (dinero del ciudadano con impuestos crecientes entre otras cosas).


La campaña de ACCIONA y National Geographic se apoya en datos que contradicen al mismo IPCC

La empresa española ACCIONA patrocina los documentales producidos por National Geographic con el rimbombante nombre de "Los años que vivimos peligrosamente". La idea es fomentar o concienciar sobre los efectos, supuestamente ya visibles, del cambio climático. Entre otros datos no contrastados y que se comentarán a su tiempo, me ha sorprendido el uso del dato de 300.000 muertes al año vinculados hoy por hoy directamente al calentamiento global.
    Entre los análisis de impacto del fenómeno realizados en el quinto informe por el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático no figura ninguna adscripción directa de muertes. Es más que discutible atribuir con precisión sus efectos directos a eventos, como huracanes, tornados, etc.. que a fin de cuentas siempre se han dado, haciendo muy difícil justificar en qué medida se dan ahora más que antes. 
    Rastreando el origen del dato, no obstante, llegué a su origen. Era una fundación llamada Global Humanitarian Forum que funcionó entre 2007 y 2010 en Ginebra,  desaparecida por falta de fondos. En teoría era una organización independiente para el debate y la colaboración sobre asuntos humanitarios. En realidad uno de tantos organismos parasitarios de la actividad burocrática de la ONU. El informe del que se ha extraído ese famoso dato de los 300.000 muertos anuales figura en el informe llamado "The anatomy of a silent crisis" en 2009.
    Los críticos han considerado que contiene más conjeturas que ciencia auténtica y que entre sus cálculos sobre desastres naturales meteorológicos incluye los terremotos, tal como relata la recensión de la revista time
     En cualquier caso atribuye un 40%  de la proporción del incremento en el número de desastres meteorológicos desde 1980 al cambio climático y un 4%  al incremento de los efectos negativos sobre la salud. Ambos cálculos contradicen los datos presentados por el último informe del IPCC y de las compañías de seguros.
    Empecemos por el número de eventos. La estadística del número de muertos por catástrofes naturales (línea azul de la figura) que nos muestra la compañía de seguros Swiis-Re parece ondular a ritmo de años con determinadas catástrofes: unas no son meteorológicas, como los huracanes o tsunamis, y las que lo son tampoco se pueden atribuir directamente al cambio climático. Por cierto, todavía destaca como la mayor catástrofe la ola de marea de la tempestad de 1970 en Bangla Desh.

    
En cuanto a la atribución de las muertes por olas de calor, ya conté en un artículo anterior que aunque (como ocurrió en el famoso verano de 2003 en España) la mortalidad por temperaturas altas puede aumentar, han de disminuir aún más en invierno por la misma razón.
http://meteorologosenlaniebla.blogspot.com.es/2016/07/el-calentamiento-global-disminuye-la.html


     
En cuanto al pretendido influjo del cambio climático en el aumento de las muertes por enfermedad, me remito al último informe del IPCC. Admite la dificultad de atribuir tendencias y afirma que los índices de mortalidad continuarán cayendo. En conclusión, es imposible atribuir ninguna influencia sobre la salud humana ya que el efecto del cambio climático es de menor importancia en comparación a las demás variables actuantes.






   En conclusión, el dato de 300.000 muertes producidas por el cambio climático carece de base científica y no está avalada ni tan siquiera por el Panel Intergubernamente para el Cambio Climático, generando confusión y alarma que sirve, eso sí, a oscuros intereses políticos y económicos.  

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