Artículo de Instituto Huerta de Soto:
Cada vez que se descubre un caso de algún famoso o persona con capacidad mediática que no ha pagado cuanto debía a Hacienda o ha usado algún truco legal para eludir parte de esta carga, pronto esa persona es lanzada a la jaula de la opinión pública y se transforma en alguien indefendible. Un estigma que tendrá toda su vida y que podrá ser usado en su contra en todo momento, desautorizándole moralmente.
Cuando ocurre, no falta la gente que se siente robada, como si lo que ha producido y obtenido libremente otro fuera suyo, del colectivo. Nos intentan meter en la conciencia que somos una masa en la que si no contribuyes en la dirección que al Estado le interesa eres un esquirol o un traidor. Puede que mucha gente se ría o critique la frase “Hacienda somos todos”, pero cuando alguien a efectos prácticos decide saltarse lo que implica, protegiendo su riqueza, automáticamente se activa en la población un rechazo y un odio hacia esa persona, cuando en verdad no está haciendo algo inmoral.
Tan lejos ha llegado la manipulación estatal que haciendo una metáfora de todo esto, es como si un ladrón entrara en todas las casas de un barrio y rapiñara todo lo que pudiese, y por supuesto habría gente lista que intentaría proteger su propiedad y establecería mecanismos de defensa. Pues bien, la sorbida de cerebro ha llegado a tal nivel que los vecinos en vez de cargar contra el ladrón y detenerlo son más proclives a tirar la puerta abajo de su vecino, para sacrificarlo, con la esperanza de así satisfacer a la bestia y que la próxima vez el expolio a su patrimonio sea menor, mientras argumentan que los gastos que realizará el ladrón repercutirán en su beneficio.
Incluso muchos liberales caen en esta trampa. Valga como ejemplo la exención del pago del IBI de la Iglesia: muchos argumentan que debería pagarlo para que no tuvieran un trato desigual, apartando del debate muchas veces la injusticia de pagar ese impuesto. La consigna que debería repetirse una y otra vez debería ser que se acabase ese expolio, no que alguien haya conseguido escabullirse del robo.
Los políticos se aprovechan de este sentimiento manipulándonos, dirigiéndonos hacia sus fines mientras nos muestran un cabeza de turco que son aquellos que intentar evadir al sistema, cada uno con su propia retórica particular: Podemos carga especialmente contra los defraudadores, el PP o Ciudadanos contra cualquiera que quiera separarse del sistema… Usan esa excusa para seguir teniéndonos encerrados y así justifican que, si hay una subida de impuestos no es porque se haya gestionada mal o porque el gobierno no quiera apretarse el cinturón, es porque hay gente que no contribuye al “bien colectivo” personificado en el actual Estado.
Por ello debemos ganar primera esta batalla moral y reclamar que aquellos que no quieren contribuir puedan escindirse de este sistema coactivo y corrupto, que solo nos trae miserias. Nuestro objetivo debe ser sacar a más gente de este “Matrix” para que se dé cuenta del robo a sus bolsillos y a sus libertades, frente a un discurso que solo intenta distraer la atención mientras se perpetúa el crimen del que nos intenta hacer cómplices.
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