Juan Rallo analiza la persecución en este caso fiscal a Inditex, otro chivo expiatorio político mediático con una finalidad evidente, desmontando la última manipulación (en este caso del Grupo de los Verdes europeos) al respecto de los impuestos que paga Inditex.
Artículo de El Confidencial:
Entrada a las instalaciones de Inditex. (Reuters)
El nuevo ataque político-mediático contra Inditex no viene motivado por la presunta explotación de los trabajadores del Tercer Mundo, sino por la insuficiente participación de Hacienda en ese botín derivado de la explotación. Al parecer, cuando las pingües ganancias de Inditex van a parar a los bolsillos de Amancio Ortega y del resto de accionistas, estamos ante un vergonzoso caso de enriquecimiento ilícito 'manchado de sangre'; en cambio, cuando esas mismas pingües ganancias de Inditex —igualmente 'manchadas de sangre'— no acuden en masa a las arcas públicas, nos hallamos ante una ilícita sustracción de la imprescindible 'solidaridad' que mantiene en pie el Estado de bienestar. Sinceramente, no tenía ni idea de que la conciencia social de los partidarios del Estado de bienestar les impulsara a querer sostenerlo mediante el usufructo de la esclavitud en el Tercer Mundo.
Artículo de El Confidencial:
Entrada a las instalaciones de Inditex. (Reuters)
El nuevo ataque político-mediático contra Inditex no viene motivado por la presunta explotación de los trabajadores del Tercer Mundo, sino por la insuficiente participación de Hacienda en ese botín derivado de la explotación. Al parecer, cuando las pingües ganancias de Inditex van a parar a los bolsillos de Amancio Ortega y del resto de accionistas, estamos ante un vergonzoso caso de enriquecimiento ilícito 'manchado de sangre'; en cambio, cuando esas mismas pingües ganancias de Inditex —igualmente 'manchadas de sangre'— no acuden en masa a las arcas públicas, nos hallamos ante una ilícita sustracción de la imprescindible 'solidaridad' que mantiene en pie el Estado de bienestar. Sinceramente, no tenía ni idea de que la conciencia social de los partidarios del Estado de bienestar les impulsara a querer sostenerlo mediante el usufructo de la esclavitud en el Tercer Mundo.
Eso, a la postre, es lo que el Grupo de los Verdes en el Parlamento Europeo le está reclamando a la compañía gallega: que Inditex pague todavía más impuestos de los que ya está abonando. Pero ¿por qué más? Es verdad que, para algunos, ninguna cantidad es nunca suficiente: pagara cuanto pagara Inditex, se seguirían fanáticamente sumando al carro de exigirle más. En parte es comprensible: en el entorno de la izquierda extrema en el que se mueven los Verdes, nos encontramos con comunistas defensores de la nacionalización de los medios de producción, esto es, de expropiar todas las grandes empresas para que estas sean administradas por la corrupta burocracia estatal. Siendo los impuestos una modalidad de expropiación parcial de la propiedad ajena, es entendible la predisposición moral de algunos a aceptar que, con independencia de cuál sea la factura tributaria de Inditex, esta siempre sea susceptible de ser incrementada.
Sin embargo, no todos —quizá ni siquiera una mayoría— en el entorno de los Verdes son partidarios de la completa nacionalización de los medios de producción. ¿Por qué, entonces, las críticas a Inditex han logrado tamaña repercusión mediática aun sin contrastar cuántos impuestos ya está abonando la empresa de Arteixo? Pues, en esencia, porque muchos han caído en la trampa del lenguaje deliberadamente engañoso que utilizan los Verdes. Al cabo, se ha intentado deslizar el mensaje de que Inditex está evadiendo impuestos, a saber, que Ortega y los suyos están cometiendo el delito fiscal de no tributar cuanto están obligados a tributar por ley. Si tal fuera el caso, la verdadera cuestión no sería la de si Inditex paga demasiado o demasiado poco, sino si paga cuanto debe.
Pero es que esa no es la cuestión. Los Verdes en ningún momento han acusado a Inditex de evasión fiscal, sino de elusión fiscal (en inglés, no han hablado en ninguna parte de su informe de 'tax evasion', sino de 'tax avoidance'). La elusión fiscal es el conjunto de estrategias legales dirigidas a minimizar nuestra deuda tributaria con Hacienda. Por ejemplo, si usted hace contribuciones a planes privados de pensiones y se deduce tales cantidades del IRPF, usted está practicando elusión fiscal; si usted adquirió su vivienda habitual antes de 2013 y se deduce parte del pago de la hipoteca, usted está practicando elusión fiscal; si sus ingresos son inferiores a 22.000 euros anuales procedentes de un solo pagador y opta por no declarar el IRPF, usted está practicando elusión fiscal.
Lo mismo sucede con Inditex: la ideologizada acusación de los Verdes en ningún momento se fundamenta en haber detectado ilegalidad alguna, sino en la presunción (siquiera demostrada) de que la empresa gallega está optimizando, dentro de la ley, la cantidad de impuestos que le corresponde abonar. Sin llegar a prejuzgar la veracidad de los argumentos de los Verdes, ¿es que alguien paga más impuestos que aquellos que legalmente le corresponden? Muy pocos: apenas 60.000 españoles (menos del 0,5% del total de contribuyentes) suelen renunciar a que Hacienda les devuelva las sumas que les corresponden por IRPF. De hecho, el monto así obtenido por el Tesoro todavía es más ridículo: menos de un millón de euros… alrededor del 0,0015% de todo lo recaudo por IRPF. No puede decirse, pues, que los españoles estemos especialmente inclinados a regalar nuestro dinero a Hacienda (acaso porque somos conscientes de que Hacienda no somos todos). ¿Por qué reclamamos hipócritamente a los demás que hagan aquello que nosotros no hacemos?
Acaso se diga, ahora sí, que el problema es que Inditex, a diferencia del resto de españoles, paga demasiados pocos impuestos y que, en consecuencia, abusa de avaricia al querer reducir todavía más su factura tributaria. Pero ¿en función de qué criterio afirmamos que Inditex paga pocos impuestos? El tipo efectivo medio por IRPF de aquellos contribuyentes que ingresan menos de 40.000 euros anuales no supera el 20%: esto es, si usted gana 30.000 euros brutos, no paga por IRPF más de 6.000. Los accionistas de Inditex, por su parte, abonan dos tipos de impuestos: primero, el Impuesto sobre Sociedades; segundo, el IRPF sobre los dividendos que distribuya Inditex a partir de sus beneficios después de impuestos.
Pues bien, si acudimos a las distintas memorias anuales de la compañía gallega, averiguaremos cuánto abona exactamente en concepto de Impuesto sobre Sociedades. A su vez, podemos estimar un gravamen medio de entre el 18% y el 22% (según la fiscalidad vigente en cada ejercicio) sobre los dividendos distribuidos por la compañía (en realidad, esta última cifra debería ser algo mayor, ya que más de la mitad del dividendo lo percibe Amancio Ortega a través de su sociedad patrimonial, Pontegadea, la cual está sometida a un tipo por Sociedades del 25%). En tal caso, comprobaremos que los accionistas de Inditex soportan cada año una tributación cercana al 32% de sus ganancias (esto es, un 50% superior a la de la inmensa mayoría de españoles que reclaman que Inditex pague todavía más impuestos):
No, Inditex ni está practicando una ilegal evasión fiscal ni está ejerciendo una inmoral elusión fiscal. La compañía gallega abona aquellos tributos que se le coacciona a abonar pero, como es obvio, no aquellos otros que no se le coacciona a abonar. De hecho, si hay una inmoralidad que todos deberíamos denunciar es ese uso generalizado, abusivo y liberticida de la coacción estatal. En lugar de obsesionarnos por cuánto más podríamos extraerles al resto, mucho mejor vigilar cuánto nos extrae el Estado a todos nosotros.
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