Alicia Delibes analiza la nueva estrategia neocomunista de Podemos al respecto de la feminización de la política, y lo que hay detrás, empezando por su intención de dividir la sociedad con una nueva herramienta (y con el uso de la neolengua) en "dos bloques, el de los suyos y el de los otros, en feministas y machistas, en buenos y malos".
Otra herramienta más del marxismo cultural para dividir a la sociedad y politizarla para implementar su proyecto (totalitario) acabando con las libertades (empezando por la de pensamiento).
Otra herramienta más del marxismo cultural para dividir a la sociedad y politizarla para implementar su proyecto (totalitario) acabando con las libertades (empezando por la de pensamiento).
Artículo de Libertad Digital:
Manuela Carmena y Pablo Iglesias | EFE
La alcaldesa de Madrid, desde el inicio de su mandato, expuso su intención de "feminizar la política", de feminizar Madrid. Para ello puso en marcha un plan de acción llamado Madrid, ciudad de los cuidados y creó la Oficina de los Cuidados, una oficina cuyo objetivo debía ser, según declaraciones del concejal de Seguridad, "impulsar el bienestar material y emocional de las personas".
En la XVII Asamblea General de la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas, celebrada la pasada primavera en La Paz (Bolivia), la alcaldesa explicó que su política de los cuidados se basa en la creencia de que "la ética de los cuidados supera la ética de los derechos".
Durante las Jornadas de la Universidad de Podemos, celebradas el último fin de semana de septiembre en la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, la portavoz del Ayuntamiento, Rita Maestre, que llevaba como lema de su campaña a la secretaría general de Podemos en Madrid "Un podemos feminista, feminizado y ganador", expresó su convicción de que una "feminización de las instituciones" podría contribuir a resolver la crisis institucional que, en su opinión, padecemos.
Pablo Iglesias, líder supremo de Ahora Madrid, al menos por ahora, ha ido un poco más allá en sus explicaciones provocando la indignación de algunas feministas de su propio partido. El líder podemita ha explicado que feminizar la política no solo es poner mujeres en puestos directivos, "feminizar la política es construir comunidad en los centros de estudio, en los centros sanitarios... Eso que tradicionalmente conocemos, porque hemos tenido madres, que significa cuidar". Y ha puesto como ejemplo práctico de política feminizada la creación de comedores sociales:
Tener una red de apoyo que asegure que existen comedores sociales; eso es feminizar la política: comedores. Ahí sí puedes defender el concepto de patria o de matria; la comunidad que te cuida.
Hasta ahí, nada que no hubieran dicho cientos de veces nuestra alcaldesa y sus concejales; pero, con ánimo de aclarar las cosas, Iglesias añadió una frase que merece ser recogida en un diccionario de citas esperpénticas:
De nada sirve poner como portavoces a mujeres si éstas no están feminizadas (sic). No es casual que sigamos siendo mayoría de portavoces los tipos, pero eso es una cosa que hay que deconstruir, no sustituyendo a los portavoces varones por portavoces varones que son mujeres.
Lo único que saco en claro de este lío dialéctico de mujeres feminizadas versus varones que son mujeres es que Pablo Iglesias y los suyos se están disputando quién tendrá la potestad de dar los carnets de buen o buena feminista a los ciudadanos.
Dado que la alcaldesa alguna vez ha declarado que Esperanza Aguirre tiene una forma "varonil" de hacer política, sospecho que eso de que hay mujeres no feminizadas como portavoces debía de ir por la portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid, o quizás por otra, seguramente también del PP.
Esto de la feminización es una nueva construcción política de los neocomunistas de Podemos que nada tiene que ver con la tradicional lucha de las mujeres por su emancipación individual y por ser iguales en derechos al varón. La feminización es un nuevo muro que esos comunistas de nuevo cuño están construyendo que permite dividir a la sociedad en dos bloques, el de los suyos y el de los otros, en feministas y machistas, en buenos y malos.
Y como bien señaló Orwell en 1984, para distinguir bien a quiénes no son de los suyos es necesaria una jerga propia, una neolengua. De ahí la importancia de ese lenguaje no sexista que trae de cabeza a los miembros de la Real Academia Española y que ya permite señalar a los enemigos de este nuevo feminismo.
Cuando el enemigo es un varón, directamente se le tacha de machista, y cuando es una mujer entonces se la considera traidora a la gran causa de la feminización. De ella Pablo Iglesias dirá que es una "mujer no feminizada" o un "varón que es mujer", y para Manuela Carmena será una mujer que tiene "una forma varonil" de hacer política.
Serán legión los que, tanto ellos como ellas, con tal de quedar bien o con tal de no tener problemas, dado que aparenta ser una cuestión sin importancia, se adaptarán y callarán. Y así, poco a poco, como bien señaló Orwell, el ciudadano va perdiendo su libertad de pensamiento hasta que sacrifica su individualidad para que triunfe una supuesta paz social. Y sacrificar un ápice de la libertad individual es sin duda el primer paso para aceptar un proyecto totalitario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario