Alexander Martinez sobre la corrección política que nos invade y sus efectos.
Artículo del Club de los Viernes:
Auge al apoyo a los partidos populistas
Podemos en España, Syriza en Grecia, AfD en Alemania, Frente Nacional en Francia, UKIP en Gran Bretaña.
En los últimos años hemos experimentado un auge en el apoyo popular a los partidos que la “Mainstream Press” denomina populistas, o de extrema derecha.
En paralelo también ha cobrado mucha visibilidad la llamada ideología de género.
Por si fuera poco, la política de inmigración de la Unión Europea, junto al incremento de actos de terrorismo islamista, han desembocado en otro agitado rifirrafe en los medios de comunicación social.
La corrección política
Estos temas se mueven en un lodazal de corrección política según el cual hay, a grosso modo, dos visiones.
La primera se autodefine como integradora, progresista, y tolerante.
Es la corriente de la corrección política.
La otra es presentada por la primera como ultra-conservadora, rancia, xenófoba, y nacionalista.
Un número muy considerable de personas pertenece a la segunda corriente.
Descalificar cualquier opinión y eliminar el debate
El problema es que la estrategia de la corrección política es muy sencilla: todo el que no esté de acuerdo con absolutamente todo lo que dicta la primera, debe ser vilipendiado como si fuera poco menos que un nazi criminal de guerra.
De esta forma, apelando a un adjetivo despectivo que automáticamente descalifica cualquier opinión extraviada, se pretende eliminar el debate.
Ejemplos de descalificación de cualquier opinión
Cualquiera que exprese una opinión critica contra la ideología de genero es automáticamente un homófobo.
Cualquiera que exprese preocupación por la Ley Sharia y su aplicación en Europa es automáticamente un racista islamófobo.
Aparentemente tener un pene no quiere decir que seas un niño, y tener vulva no quiere decir que seas una niña.
Aparentemente la naturaleza es mucho más flexible de lo que pensábamos.
Demandar comida Halal en los colegios es lo más natural del mundo, pero que no se le ocurra a una profesora hablar de las navidades delante de niños musulmanes porque eso es ofensivo.
No hace mucho una política alemana en Berlín dijo que la Ley Sharía era compatible con el marco legal alemán.
Algunos se preguntaron si eso incluía también la lapidación por adulterio.
Ni tanto ni tan calvo.
Un homosexual es tan persona como cualquier otra.
Eso no quiere decir que sea buena idea educar a los niños como si todos nacemos sin sexo y vamos eligiendo por el camino.
Un musulmán es tan persona como cualquier otra, pero que Europa tiene una tradición y cultura judeo-cristiana es tan cierto como que en Arabia Saudita está prohibido a los cristianos ejercer su religión en público.
Estar orgullosos de nuestra cultura está mal visto por la progresía Europea.
Porqué? Los refugiados vienen y conservan la suya.
Nos invade la corrección política
La corrección política que nos invade hoy en día en todos los medios de comunicación no es más que una táctica intolerante para combatir otra supuesta visión intolerante.
Si a esto añadimos el descontento general de muchos con el comportamiento de nuestros líderes en Europa, es posible empezar a entender la creciente polarización social que vivimos hoy en día.
División en lugar de debate.
Y esta división seguirá creciendo mientras los agentes de cambio social no se den cuenta de que con descalificaciones y desprecio no se consigue nada, excepto generar un conflict muy poco creativo.
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