Pero esta gente lleva la autoestima al suelo al considerarlos "gilipollas". Luego, con tal arrogancia y superautoestima artificial generada por estos idiotas, llegan a la vida real o a algo que requiera exigencia y la autoestima burbujística que les han creado verás dónde acaba. Y eso sí será un castigo, y además con un responsable directo como son estos trileros. Pero luego, ideologizados con su discurso del odio, la victimización y la envidia, las culpas son fáciles de dirigir a terceros y chivos expiatorios, y ellos se presentan como salvadores solucionadores de su desgracia, en su demagogia sin fin.
Fuente: El Mundo.
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