lunes, 26 de noviembre de 2018

Una visión crítica en el Día Internacional contra la Violencia sobre la Mujer

Antonia M. Carrasco reflexiona críticamente sobre cómo se están haciendo las cosas en el
Día Internacional contra la Violencia sobre la mujer. 

Artículo de Genmad:
Con todo mi respeto por las mujeres que sufren violencia en el ámbito familiar, hoy creo que es el día adecuado también para denunciar las irregularidades que, en nombre del #25N, se están cometiendo contra hombres y, en muchos casos, con consecuencias devastadoras hacia sus hijos:
  1. Detenciones arbitrarias sin el más mínimo indicio ni riesgo que lo justifique, omisión en diligencias policiales de indicios que pueden ayudar al juez a determinar la motivación o veracidad de la denuncia.
  2. Condenas sin más prueba que la palabra de la denunciante.
  3. Informes psicológicos por parte de algunos centros de la mujer que se atreven a calificar y evaluar al hombre sin tan siquiera conocerlo, elaborándolo a través del testimonio y sintomatología de la mujer, pero sin entrar a analizar el origen de la sintomatología.
  4. Conformidades en los juzgados de violencia sobre la mujer a través de coacciones abusivas en no pocos casos.
  5. Inadmisión de pruebas por parte del juez que pueden ayudar a “desenmarañar la madeja” de esa denuncia, no deducción de testimonio a la denunciante cuando hay pruebas suficientes para calificar una simulación de delito o denuncia falsa …
También, en este día, es necesario hablar del mal funcionamiento de la LO 1/2004 con respecto de las mujeres maltratadas:
  1. En cada vez más casos y, quizá, debido a la cantidad de denuncias falsas o instrumentales interpuestas por otras mujeres, no se las atiende debidamente, no se practica la prueba necesaria, por ejemplo, cuando se trata de maltrato psicológico.
  2. No se tiene en cuenta el estado psíquico de la víctima.
  3. A pesar de los medios que se ponen a su disposición no se consigue que salgan de la espiral de violencia (muchas terminan eligiendo, de nuevo, a un maltratador como pareja, y esto dice mucho del fracaso de las terapias psicológicas en los centros de la mujer).
  4. Tampoco se ha conseguido que funcionen las terapias de grupo para maltratadores: No solamente reinciden sino que aprenden a mejorar sus “malas artes”. 
Mientras se siga condenando a hombres por el hecho de enviar un whatsapp a su pareja “mandándola a la mierda” o, por otro lado, no se analice con el máximo rigor la motivación de una denuncia puramente instrumental empezando desde su origen -el cuartel o la comisaría- esto seguirá funcionando mal. Y me temo que de tanto estirar la goma, se romperá.
De hecho, y ahora toca hablar de los niños y los efectos colaterales, empiezan a verse: la violencia entre jóvenes se ha disparado de forma alarmante. Jóvenes que a fuerza de darles charlas en los colegios e institutos, culpabilizándoles veladamente a ellos de su naturaleza machista y violenta y, por otro lado, victimizándolas a ellas, haciéndoles creer que sólo por el hecho de ser chicas son víctimas.
¿No será que ello tiene mucho que ver con el mal funcionamiento y medidas de la LO 1/2004 y las políticas de género que sólo miran hacia un lado?
¿No será que privar a un hijo de un buen padre haciéndole creer (madre y centros asistenciales de la mujer) que es un maltratador, es de tal  violencia que este niño/a terminará por ejercer toda la que estos han aplicado sobre él a lo largo de su infancia?
¿No será que dejar a los niños en manos de su maltratador o maltratadora también tendrá unos efectos devastadores en su vida?
¿No creen que construyendo situaciones a través de una teoría no contrastada, la de género, se está creando demasiada crispación y, sobre todo, violencia en nuestra sociedad?
Lamentablemente, justo lo contrario de lo que se pretendía. Creo que este es precisamente el indicador que debería llevarnos a plantearnos que algo estamos haciendo mal y, mientras se siga mirando sólo hacia un lado, a través de las políticas de género, seguiremos destruyendo familias. Pero, sobre todo, la salud psíquica de nuestros hijos. Niños que en breve serán adultos. Adultos que habrán sido seriamente dañados por personas que sólo miraron hacia un lado.

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