Elena Berberana narra una de las dramáticas consecuencias de la execrable, discriminatoria y desigual Ley de Violencia de Género, que aparte de NO resolver el supuesto problema para el que está hecha, crea incentivos perversos que están arruinando la vida de muchas personas (incluyendo los niños) de manera muy injusta.
Artículo de Libre Mercado:
El padre está siendo tratado por ansiedad y depresión | Pixabay
La vida de Sergio (nombre ficticio porque quiere permanecer en el anonimato) se transformó en una historia de horror en el año 2007. Tenía una familia, dos hijas de 3 y 5 años y una esposa. Quién le diría que la madre de sus hijos, la persona con la que compartió momentos tan felices como el nacimiento de sus pequeñas, iba a lanzar la peor de las acusaciones que puede sufrir un padre inocente: su esposa lo denunció falsamente por abusar sexualmente de una de sus hijas y maltratar física y psicológicamente a las dos menores.
Su abogado, Igor Fernández Barceló, cuenta a Libre Mercado cuál fue la raíz de este cruento relato. Al parecer, todo comienza cuando la pareja decide divorciarse y tienen que llegar a un acuerdo: "Mi cliente se negó a acordar lo que su exmujer le pedía en el proceso. Ella quería quedarse con la totalidad de la finca que compartían y, además, debía concederle una pensión de alimentos muy elevada, imposible de asumir para Sergio. El procedimiento se transformó en contencioso y el juez de familia, en la vista de medidas provisionales, rebajó sustancialmente las pretensiones económicas de la madre", relata el letrado del despacho Fernández Abogados, especializado en separaciones, guardia y custodia de los hijos.
Es entonces, justo a los dos meses de rechazar Sergio las abusivas peticiones de su exesposa (porque lo llevaría a la ruina económica), cuando la mujer solicita una orden de alejamiento sobre las hijas, que fue admitida judicialmente. Sergio pasó a ser de la noche a la mañana un depredador sexual de menores y un maltratador de manual. La sombra de la sospecha planeaba sobre él, ochos años de infierno sin poder ver a sus hijas hasta que la Audiencia Provincial de Tarragona dictó una sentencia absolutoria de fecha de 19 de diciembre de 2013 declarando la inocencia del padre y haciendo en la misma especial hincapié al discurso claramente distorsionador de la madre. Dicha sentencia fue confirmada por el Tribunal Supremo por auto de 16 de octubre de 2014 en el que se inadmitía el recurso de casación presentado por la acusación particular, según informa la defensa de Sergio.
"Sus hijas no lo reconocen"
Fernández describe la tormenta emocional que ha atravesado estos años su defendido y, por supuesto, las secuelas que le quedan. "Él ha vivido esto con mucha indignación y dolor por la mala fe de su exmujer, quien ha contado durante todo el proceso con la colaboración del Ministerio Fiscal, y por la falta de celeridad del procedimiento penal con demoras extremas. Y ello a pesar de la insistencia de la defensa para que se le diera al caso el impulso procesal necesario. A causa de tal situación, mi cliente ha requerido de ayuda psicológica por trastorno de ansiedad y depresión y ha padecido daños morales imposibles de reparar", declara el jurista.
Ahora, el Estado ha asumido la responsabilidad por la lentitud del proceso judicial de Sergio y lo acaba de indemnizar con 52.000 euros. Esta cuantía es la mayor otorgada a una víctima de denuncia falsa en España hasta la fecha. Sin embargo, las nefastas consecuencias que ha tenido para el padre es por seguro que no habrá dinero que lo pague.
"Sus hijas ya no lo reconocen, creen que es un extraño y no quieren ver al padre por culpa de la influencia negativa que ejerce sobre ellas la madre y porque, para las menores, Sergio es ahora un completo desconocido, ya que cuando se presentó la denuncia tenían sólo 3 y 5 años respectivamente. Además, estos hechos han sido reconocidos por las psicólogas encargadas del punto de encuentro familiar donde debían llevarse a cabo los reencuentros con el padre de forma progresiva y que resultaron infructuosos", apunta el jurista de Fernández Abogados.
Una serie de catastróficas desdichas
Una vez más, salen a la luz las deficiencias del sistema judicial en España. Errores, contradicciones y cierta falta de rigor profesional sumaron una serie de catastróficas desdichas que tenían en vilo a Sergio. "Se produjeron dilaciones en las exploraciones de las menores y en el dictado de los informes periciales de los psicólogos. También hubo errores judiciales: desde el año 2009 existía un informe del equipo de psicólogos del Hospital de Sant Joan de Déu de Esplugues de Llobregat (Barcelona), centro de referencia en el tratamiento de casos de abusos a menores, que concluía que la probabilidad de abuso era muy baja y que debía restablecerse lo antes posible el contacto entre el padre y las menores", denuncia el abogado.
"De dicho informe, hizo caso omiso el instructor, que denegó la solicitud de sobreseimiento instada por esta defensa, a pesar de la inviabilidad de que prosperara la acusación. Por otro lado, el Ministerio Fiscal no tuvo en cuenta el contenido de dicho informe y de las contradicciones constantes de la madre de las menores, y mantuvo la acusación contra mi defendido hasta el final, instando a que se mantuvieran las medidas de alejamiento adoptadas y solicitando contra mi cliente penas de prisión muy elevadas", advierte el letrado.
Para Sergio, es ya demasiado tarde. La relación con sus hijas está rota por completo. La tardanza en la resolución de su absolución ya no tiene reparo, pero, ¿es el caso de este padre un hecho aislado o se está vulnerando el principio de inocencia de los hombres en los procesos de divorcio?
"Sergio no es el único"
Muchos juristas coinciden en que se está produciendo un nuevo fenómeno social de hombres mal divorciados,debido a una legislación que favorece a las mujeres sólo por su género. Abogadas expertas en violencia género y divorcios como Paz Velasco o Yobana Carrill han denunciado los procesos de separación donde el varón tiene las de perder siempre si a su exesposa se le cruzan los cables y lo acusa falsamente, como le ha ocurrido a Sergio.
Fernández opina lo mismo que sus compañeras. "Lo que le ha ocurrido a mi cliente está sucediendo en demasiadas ocasiones. Sergio no es el único". Y añade: "Es cierto que, tal como viene siendo aplicada la Ley de Violencia de Género, no está resolviendo los problemas de maltrato contra la mujer y deja fuera de su regulación el maltrato contra el hombre, que, aunque es muy inferior, también se produce".
Además, el abogado añade que "la Fiscalía no suele actuar nunca en los casos en los que se aprecian claros indicios racionales de criminalidad por falsa denuncia y falso testimonio en supuestos de violencia de género. Prueba de ello es el caso que estamos tratando. Y esto no sólo perjudica a las personas que son injustamente denunciadas, sino a las propias víctimas que padecen violencia de género", asevera Fernández Barceló.
Por último, el letrado critica la cantidad abonada por el Estado a su cliente y propone juicios rápidos para evitar que cientos de inocentes paguen con su salud mental y económica la lentitud del sistema judicial. "Es una indemnización que se queda a medio camino si lo que pretende es reparar pecuniariamente los daños morales realmente causados a mi cliente. Además, este tipo de medidas compensatorias no son sostenibles en el tiempo, en especial en procedimientos penales por delitos graves", debido a las grandes demoras que se produce. "Debería fijarse legislativamente un plazo máximo para la celebración del juicio", sentencia el abogado del Sergio, quien aún sueña con que algún día sus hijas recuerden que él era y seguirá siendo su padre.
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