martes, 20 de noviembre de 2018

Friedrich A. Hayek: contra la fatal arrogancia

Eneas A. Biglione analiza algunos momentos históricos de la figura de Friedrich A. Hayek. 


Artículo de Mises.org:



Sin lugar a dudas, Hayek ha de ser recordado por siempre, por haber tenido el coraje de mantenerse hombro a hombro junto a su mentor [Ludwig Von Mises] durante los obscuros años del período interguerra y postguerra, en una feroz lucha contra dos terribles males de este mundo: el socialismo y el keynesianismo – Murray Rothbard
El pasado sábado 8 de Mayo del corriente año, se conmemoró el primer siglo del nacimiento, de quien indiscutiblemente se convirtiera en uno de los más grandes defensores de la Libertad. Aquel fabuloso discípulo del Privat seminar dictado en la década del ‘20 por el Profesor Ludwig Von Mises, transformado de las ideas socialistas al liberalismo clásico: Friedrich A Von Hayek, quien protagonizara uno de los más grandes debates que recuerda la historia.
El gran dilema ¿Hayek o Keynes?
En 1931, Hayek fue invitado por Lionel Robbins a disertar en la London School of Economics sobre sus investigaciones relativas a la Teoría de los Ciclos. El éxito de tales exposiciones fue tal, que fueron recopiladas y luego de una minuciosa revisión, fueron publicadas bajo el nombre de Prices and Production. A raíz de la revolución (en el estricto sentido de esta palabra) causada por las teorías expuestas sobre el capital y el ciclo de negocios en dicho libro, la cantidad de seguidores ingleses de la postura austríaca se multiplicó sensiblemente. En definitiva, los referidos estudiosos tuvieron la inapreciable oportunidad de tomar contacto directo con la contundencia académica de las ideas de la escuela austríaca de economía. Pero, todo este auge llegó repentinamente a su fin en el año 1936 cuando un curioso y particular personaje del mundo intelectual sajón, Lord John Maynard Keynes, publicó su General Theory on Employment, Interest and Money. Seguidores acérrimos de Hayek como: John Hicks, Abba Lerner, Nicholas Kaldor y Kenneth Boulding se inclinaron rápida y definitivamente hacia las “iluminadas” propuestas del new economics. Al respecto, en el magnífico obituario escrito en memoria de Hayek, Murray Rothbard nos cuenta: “Por aquel tiempo, Inglaterra era el centro intelectual del mundo económico y Keynes se respaldaba en la eminente reputación de la Cambridge University, además del alto concepto que poseía en la comunidad intelectual. El carisma personal de Keynes, sumado a su propuesta de supeditar la ciencia económica al estatismo, en una verdadera apología del incremento masivo del gasto público, tornó su propuesta política e intelectualmente irresistible”. Sin lugar a dudas, la fama y el prominente linaje familiar del niño mimado de Cambridge, lograron enturbiar un momento de gran auge académico de Hayek como economista.
Sus reflexiones durante la Segunda Guerra Mundial
Influido por la colosal obra Socialism de su gran maestro Ludwig Von Mises, Hayek centró la tesis de su polémico Road to Serfdom publicado en 1944, en que más allá de toda discusión violenta, los socialistas están equivocados en el plano de los hechos, es decir que su sistema se caracteriza por ser puntualmente impracticable.
Con relación a este libro el mismísimo John Maynard Keynes, su acérrimo enemigo intelectual, comentó en una carta a Hayek: “El viaje me dio la oportunidad de leer bien su obra. En mi opinión se trata de un gran libro. Todos tenemos las mayores razones para estarle agradecido por decir tan bien lo que tanto necesita decirse. No esperará Ud. que yo acepte la totalidad de las doctrinas que contiene, pero moral y filosóficamente, estoy virtualmente de acuerdo con todo lo que dice, y no sólo de acuerdo, sino en el más completo acuerdo”.
Hayek se muestra a partir de esta obra como un liberal admirablemente sincero, valiente y sumamente cortés, arriesgando conscientemente todo su prestigio profesional. El autor en el prólogo de la misma dice: “[…] mis colegas socialistas siempre me han afirmado que, como economista, alcanzaría una posición mucho más importante en una sociedad del tipo que rechazo; siempre, por supuesto, que llegase a aceptar sus ideas. No es menos cierto que mi oposición [al socialismo] no se debe a que difiera de las ideas en que me formé, pues en mi juventud lo compartí precisamente, y este me llevó a hacer del estudio de la economía mi profesión. Para los que, a la moda de hoy día, buscan un motivo interesado en toda declaración de opiniones políticas, permítanme agregar que tenía sobrados motivos para no escribir o publicar este libro”.
Incluso el genial autor de 1984 y Animal Farm, George Orwell, luego de leerlo afirmó: “En el aspecto negativo de la tesis del profesor Hayek hay muchísima verdad. Nunca se afirmará suficientemente que el colectivismo no es intrínsecamente democrático y que, por el contrario, pone en manos de una minoría tiránica poderes que jamás hubiera soñado la Inquisición española”.
La concepción de la Mont Pelerin Society
Durante 1947, el estado de cosas mundial era deplorable: la Unión Soviética alcanzaba su apogeo como líder marxista y creaba la cortina de hierro abarcando así Europa del Este; daba comienzo la guerra civil en China; los países de Europa occidental se encontraban gobernados mayoritariamente por políticos socialdemócratas; Estados Unidos se encontraba “inundado” de ideas keynesianas; y como si esto fuera poco, en un buen número de países del resto del mundo triunfaban electoralmente los partidos comunistas.
Fue precisamente, la preocupación por este desolador panorama, la que motivó a Hayek a idear la creación de una sociedad destinada al intercambio de ideas. Además, dada la situación descripta, era preciso reunir cuanto antes a los escasos partidarios del orden social de la Libertad diseminados alrededor del mundo, puesto que momentáneamente no contaban con otra opción que mantener una desgastante actitud defensiva de sus convicciones con nulas posibilidades de intercambiar ideas y opiniones científicas.
Así fue como en el mes de Abril de 1947, tras diez días de discusión acerca de los temas más candentes de la época, se creó la Mont Pelerin Society, a orillas del lago Geneva, un lugar de particular esplendor alpino, ante la presencia de una buena cantidad de economistas, historiadores, filósofos y periodistas provenientes de América y Europa, acérrimos defensores de la propiedad privada y la libertad individual. No pocos eruditos se encontraban allí: Ludwig Von Mises, Wilhelm Röpke, Walter Eucken, Karl Popper, Henry Hazlitt, Lionel Robbins, Leonard Read, F.A. Harper, V. O. Watts, Milton Friedman, Aaron Director, Frank H. Knight, George Stigler, Jacques Rueff, Louis Baudin, Ludwig Erhard, Fritz Machlup, Helmut Shoeck y Bruno Leoni, entre otros. En un comienzo, las discusiones más fuertes se centraron entre los economistas de la Escuela Austríaca y los monetaristas de la Escuela de Chicago dirigidas principalmente a los temas monetarios y el standard oro; y entre los creyentes y agnósticos respecto de Dios y la religión. Cinco décadas después de su creación, a la luz del ejemplo dado por su grandioso mentor Von Hayek, la Mont Pelerin Society continúa siendo un importante centro de debate intelectual, a pesar de los altibajos sufridos a lo largo de la historia.
Nobel 1974 de Economía, una confusa distinción
En el año 1974 (curiosamente, un año después de fallecido el Profesor Mises), Hayek fue galardonado junto a Gunnar Myrdal con el Premio Nobel de Economía a partir de su brillante elaboración de la Teoría de los Ciclos, convirtiéndose de este modo en el primer economista pro-libre mercado en recibir la referida distinción. Este hecho constituyó un episodio de gran conmoción para los seguidores de ambos homenajeados, puesto que mientras que Hayek se pronunciaba como un auténtico defensor del libre mercado, Myrdal era un férreo apologista de la intervención gubernamental en los asuntos vinculados al comercio internacional. Esta contradictoria situación, logró atraer sin dudas, la atención de un buen número de historiadores económicos.
Sus últimas reflexiones
En una entrevista inolvidable que Lawrence Minardi le efectuó al Profesor Hayek para la revista Forbes, este ultimo confesó: “¿Sabe una cosa? Cuando yo era joven, únicamente los muy viejos creían en el mercado. En mi madurez, casi nadie creía en él. Hoy compruebo que casi todo el apoyo que se me brinda proviene de los más jóvenes. Esto evidencia un viraje intelectual casi total en cuanto concierne a las generaciones”.
Una producción intelectual de inestimable valor y una vida incondicionalmente dedicada a la apología de la libertad, hacen de Hayek un personaje victorioso, trascendente y sin lugar a dudas, digno de ser admirado.

El artículo original se encuentra aquí.

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