miércoles, 21 de noviembre de 2018

Venezuela: Más de cinco millones de exiliados

Juan R. Rallo expone el drama de Venezuela, que pocos son capaces de concebir, mostrando algunos ilustrativos datos de la reciente investigación de Ricardo Hausmann sobre su debacle política, económica y social. 
Artículo de su página personal: 
Todos somos bastante conscientes del desastre económico que está viviendo Venezuela bajo el chavismo. Las estadísticas son elocuentes: la pobreza extrema en el país (porcentaje de ciudadanos que no ingresa lo suficiente como para adquirir el equivalente a 2.200 calorías diarias) se ha disparado desde el 19,3% —justo antes de la llegada de Chávez al poder— hasta el 61,2%. No por casualidad, la renta per cápita de los venezolanos desde el año 2013 se ha desplomado más de un 45%: casi el doble de lo que lo hizo en Grecia entre 2009 y 2015 (y recordemos que, por aquel entonces, no eran pocos los defensores del chavismo que denunciaban “la crisis humanitaria” que se estaba viviendo en Grecia). Sin embargo, por reveladoras que puedan parecer estas cifras, es probable que no lleguemos a contextualizarlas suficientemente. Hace unos días, el economista venezolano Ricardo Hausmann, director del Centro para Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard, impartió una conferencia en la London School of Economics donde compartió el resultado de sus investigaciones sobre la debacle política, económica y social del país. Y esos resultados son estremecedores.
Primero, la crisis que está atravesando Venezuela ya es más devastadora que la Gran Depresión estadounidense de los años 30 e incluso más que la Guerra Civil española (es decir, los venezolanos están sufriendo más que durante un conflicto militar fratricida): en concreto, la economía venezolana necesitaría crecer doce años al 10% anual (más de lo que se expande China, por ejemplo) para reponerse de esta catástrofe. Segundo, debido a este brutal empobrecimiento, la importación venezolana de alimentos se contrajo un 70% entre 2014 y el 2016 (y hoy la situación es mucho peor que en 2016): motivo por el cual la comida se ha encarecido extraordinariamente en términos de horas de trabajo. De acuerdo con Hausmann, el precio medio de un pollo en Colombia equivale a dos horas de trabajo; en agosto de 2017, en Venezuela equivalía a 14 horas, mientras que hoy asciende a 309 horas (asimismo, el precio del queso supone una carga de 8 horas en Colombia, frente a las 47 en Venezuela hace un año o a las 930 actuales). Y, por último, todo este incontestable drama humanitario está provocando un éxodo de ciudadanos sin parangón en la historia de América Latina: hasta el momento, la ONU estimaba que tres millones de venezolanos habían abandonado el país, pero Hausmann sostiene que, en realidad, han sido 5,3 millones (utiliza para ello datos de geolocalización de Facebook y Twitter). En este último caso, la magnitud de la migración forzosa venezolana sería equiparable —y amenazaría con volverse superior— al número de desplazamientos generado por la guerra en Siria: nuevamente, pues, comprobamos cómo el régimen socialista venezolano está castigando a su población con un desastre peor que el de una guerra. Socialismo es pobreza: por mucho que numerosos intelectuales y políticos occidentales sigan mostrando su complicidad con la pauperizadora autocracia bolivariana.

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