Elentir muestra la surrealista vinculación de Carmen Calvo (PSOE) entre el cambio de hora y el machismo.
Por supuesto, para el feminismo radical de tinte marxista, todo es machismo y opresión de la mujer, también los horarios, cómo no.
Y por cierto, incluso su enunciado histórico, también tiene refutación, empezando porque no es cierto que su trabajo fuera "grátis" pues la remuneración, aún no siendo monetaria estrictamente hablando, por supuesto existía, en forma de consumo y disfrute del gasto de la renta aportada en dichas épocas por el hombre (vivienda, gastos de la misma, alimentación, ropa, viajes...), con la diferencia de que en términos generales la inmensa mayoría del dinero que entra y es gastado en cada hogar, su gasto (la toma de decisiones de consumo) era decidido por la mujer.
Cosas del "patriarcado" que no interesa considerar...considerando además que es precisamente el tipo de sociedad que desean los marxistas (una sociedad no mercantilizada, donde no hay una remuneración por la actividad...).
Y fue precisamente el capitalismo y su democracia liberal (el otro ogro que pretende derribar el feminismo radical como supuesto opresor de la mujer -cosas de la absoluta ignorancia supina que denotan) el que permitió la independencia de la mujer, la igualdad ante la ley sin distinción de género, la capitalización de las economías fruto del respeto a la seguridad jurídica, los contratos y la propiedad privada, que dispararon el ahorro y el incentivo a la innovación y emprendimiento, propulsando la generación de riqueza, la innovación y avances tecnológicos y el poder adquisitivo y capacidad de desarrollo laboral y de consumo de dichas sociedades, en enorme beneficio de las mujeres, que consiguieron alcanzar libertades nunca antes vistas, independencia financiera y mejoras tecnológicas para el hogar (lavadora, horno, nevera, lavavajillas, robots...) por el que las familias han reducido drásticamente las horas dedicadas al hogar y el esfuerzo en el mismo, liberándoles para poder hacer otras actividades, incluyendo poder pagar por dicho servicio con una parte ínfima de la renta (antes impensable todo ello).
Cabalgando contradicciones, como siempre, en la corrosiva demagogia del socialismo, travestido ahora en una de sus caras del feminismo, para intentar atraer incautos y conseguir su fin último.
Por supuesto, para el feminismo radical de tinte marxista, todo es machismo y opresión de la mujer, también los horarios, cómo no.
Y por cierto, incluso su enunciado histórico, también tiene refutación, empezando porque no es cierto que su trabajo fuera "grátis" pues la remuneración, aún no siendo monetaria estrictamente hablando, por supuesto existía, en forma de consumo y disfrute del gasto de la renta aportada en dichas épocas por el hombre (vivienda, gastos de la misma, alimentación, ropa, viajes...), con la diferencia de que en términos generales la inmensa mayoría del dinero que entra y es gastado en cada hogar, su gasto (la toma de decisiones de consumo) era decidido por la mujer.
Cosas del "patriarcado" que no interesa considerar...considerando además que es precisamente el tipo de sociedad que desean los marxistas (una sociedad no mercantilizada, donde no hay una remuneración por la actividad...).
Y fue precisamente el capitalismo y su democracia liberal (el otro ogro que pretende derribar el feminismo radical como supuesto opresor de la mujer -cosas de la absoluta ignorancia supina que denotan) el que permitió la independencia de la mujer, la igualdad ante la ley sin distinción de género, la capitalización de las economías fruto del respeto a la seguridad jurídica, los contratos y la propiedad privada, que dispararon el ahorro y el incentivo a la innovación y emprendimiento, propulsando la generación de riqueza, la innovación y avances tecnológicos y el poder adquisitivo y capacidad de desarrollo laboral y de consumo de dichas sociedades, en enorme beneficio de las mujeres, que consiguieron alcanzar libertades nunca antes vistas, independencia financiera y mejoras tecnológicas para el hogar (lavadora, horno, nevera, lavavajillas, robots...) por el que las familias han reducido drásticamente las horas dedicadas al hogar y el esfuerzo en el mismo, liberándoles para poder hacer otras actividades, incluyendo poder pagar por dicho servicio con una parte ínfima de la renta (antes impensable todo ello).
Cabalgando contradicciones, como siempre, en la corrosiva demagogia del socialismo, travestido ahora en una de sus caras del feminismo, para intentar atraer incautos y conseguir su fin último.
Artículo de Contando Estrelas:
Ayer la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, participó en el XIII Congreso Nacional para la Racionalización de los Horarios, en el que hizo unas declaraciones cuanto menos sorprendentes.
Carmen Calvo intenta presentarse como una víctima del “patriarcado”
Durante su intervención, Carmen Calvo pronunció las siguientes palabras:
“El tiempo de las mujeres históricamente no ha sido nunca contabilizado en términos económicos, nuestro trabajo ha sido gratis, nuestro trabajo ha sido por el papel que el patriarcado nos otorgaba como madres, esposas, hijas… en función de nuestro sexo y de nuestro género. Nuestro tiempo no existía, y por lo tanto se daba por entregado el 100% a una causa mayor que era la ordenación jerárquica y machista de una sociedad. Por eso alterar el tiempo es también una resistencia al machismo de la sociedad“.
Podéis ver en este vídeo a la propia Calvo pronunciando esas palabras:
El esperpento marxista que ha robado el nombre del feminismo
Esa declaración de Carmen Calvo es un claro producto del feminismo de género. El feminismo original defendía la igualdad de derechos y de oportunidades para las mujeres, una igualdad que se ha alcanzado en las sociedades occidentales. Hoy en día, en cualquier país democrático las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres y pueden optar a cualquier trabajo. Sin embargo, una vez conquistada esta igualdad, surgió otro movimiento radicalmente distinto que robó el nombre de ese feminismo original para plantear algo que nada tienen que ver con la igualdad de derechos. El feminismo de género, surgido de la extrema izquierda, aplica la tesis marxista de la lucha de clases a los sexos y afirma que la sociedad se divide entre mujeres oprimidas y hombres opresores. Ya no se busca la igualdad, sino extender un victimismo paranoico, para el que cualquier cosa se interpreta como un intento de oprimir a las mujeres, desde invitar a una chica a un café a rascarse la barba, pasando por cosas como celebrar el día de San Valentín y también el amor romántico, que Carmen Calvo propuso liquidar hace unos meses.
Ahora resulta que también los horarios son machistas, y cambiarlos es una forma de “resistencia al machismo”. De risa. ¿Se da cuenta Calvo de que entre los partidarios de dejar los horarios como están hay también muchas mujeres? ¿Es que se cree que ella es la única persona legitimada para hablar en nombre de todas las mujeres, cuando su partido ni siquiera ganó las últimas elecciones?
¿El perfil de Calvo es el de una mujer oprimida?
Lo que ya resulta grotesco es oír hablar a Carmen Calvo como si la que estuviese hablando fuese una mujer de Arabia Saudí. Calvo es una de tantas mujeres españolas que ha estudiado en una universidad pública, que se ha doctorado y que ha ocupado puestos ejecutivos muy bien pagados. Su carrera política empezó en 1994 y no ha cesado desde entonces, según se puede ver en su currículum oficial: consejera del Consejo Económico y Social de Córdoba de 1994 a 1996, consejera de Cultura de Andalucía de 1996 a 2004, parlamentaria autonómica entre 2000 y 2004, diputada entre 2004 y 2011, ministra de Cultura entre 2004 y 2007, vicepresidenta del Congreso de los Diputados entre 2007 y 2008, secretaria de igualdad del PSOE desde 2016 y vicepresidenta del Gobierno desde junio. ¿Y aún tiene la cara de ir de oprimida? Los oprimidos somos los contribuyentes -hombres y mujeres- que estamos costeando su carrera política, oiga.
Calvo también ha debido olvidar que la persona más adinerada de su Gobierno es una mujer, Isabel María Oliver Sagreras, secretaria de Estado de Turismo, con un patrimonio que supera los 2 millones de euros. ¿La señora Oliver también es de esas mujeres cuyo tiempo, según Calvo, “no ha sido nunca contabilizado en términos económicos” y cuyo trabajo “ha sido gratis”? Actualmente Calvo cobra más de 6.000 euros al mes como vicepresidenta, poca cosa si tenemos en cuenta que cuando era ministra de Cultura cobraba más de 12.000 euros mensuales. Y eso sin contar el coche oficial y otros lujos. Una vida de rica que pagamos millones de españoles, tanto mujeres como también esos hombres contra los que Calvo vierte su odio un día sí y otro también.
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(Foto: Vicepresidencia del Gobierno)
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