Plazaeme denuncia otra nueva y patética manipulación de Greenpeace respecto al tema del calentamiento global, en su intención de desacreditar a los críticos, no mediante argumentos y ciencia, sino mediante la mentira y la crítica personal.
Artículo de Plazamoyua:
Artículo de Plazamoyua:
Como la crítica del cuento del Calentamiento Global Acojonante es demoledora, tanto desde el punto de vista de los datos y argumentos como desde la calidad científica de los críticos, los alarmistas del clima necesitan (1) convertir en datos a favor lo que son datos en contra, y (2) desacreditar personalmente a los críticos. Y en este segundo aspecto, el meme (la memez) favorita es asegurar -mintiendo- que todo aquel que critica el cuento está pagado por oscuros intereses. Generalmente petroleros, o políticos.
Claramente se trata de una derivada de la estupidez posmoderna, en la que todo se basa en los sentimientos y las buenas intenciones. El llamado “buenismo”. Con lo que consiguen quitarse de encima la ciencia y la racionalidad. Porque si dependen de las intenciones, ya no son ni ciencia ni racionalidad. Ya no hay datos ni argumentos, sino ser bueno o malo. Basta con escuchar a los nuevos frailes, como Suzanne Goldemberg.
Y nos cuenta la historia de unos miembros de Greenpeace que engañan a dos “escépticos”, como si fueran a ser “alquilados” por una empresa desconocida, para sembrar dudas sobre el cuento del Calentamiento Global Acojonante.
– ¿Estamos hablando de científicos del clima críticos con el IPCC?
No, no señor. Hablamos de un notable físico recién jubilado, no especializado en el clima, y de un desconocido sociólogo, también retirado.
– ¿Estamos hablando de investigación científica?
No, no señor; hablamos de opinión.
– ¿Y se trata de que promuevan la opinión de quien paga?
En absoluto. Consta muy claro que se trata de la opinión que ya tenían los articulistas por sí mismos, y que ya habían publicado un montón de veces.
– ¿Y les pagaban realmente?
En el caso del físico, que ha publicado el intercambio de emails [–>], no estaba dispuesto a cobrar nada. Pero si el falso contratante estaba empeñado en pagar, podía hacerlo a una ONG sin ánimo de lucro, de gusto del autor.
– ¿Y dónde está el escándalo?
En la imaginación de la monja posmoderna. Alega que el físico estaba dispuesto a no declarar quién era la supuesta empresa … que no le iba a pagar a él, sino a la ONG.
– ¿Mande?
Tal cual. El empeño de los falsificadores de Greenpeace era pagar, y pagar de incógnito. Y el físico les contesta que si no le van a pagar a él, no tiene que declarar que le están pagando. Y tras consultar con la ONG, les explica que las ONG no tienen obligación de revelar sus fuentes de financiación. O sea, que sí; que si están empeñados en que él escriba otro artículo más con su propia opinión, lo puede hacer de mil amores. Que de hecho siempre lo hace por afición. Y que si están empeñados en pagar por que escriba un artículo más, que también vale. Pero no pagándole a él, que no cobra por eso. Que su tarifa de consultor es 250 dólares a la hora (más gastos, si fuera el caso), y que le pueden pagar a la ONG si están obsesionados por pagarle a alguien.
Toda la movida de Greenpeace estaba preparada para desacreditar al físico, William Happer, que iba a declarar ante un comité del senado USA. Para montarle el pollo en el comité. Y se lo montaron. Por mucho que nadie hubiera “alquilado” su opinión, y por mucho que no hubiera cobrado un céntimo.
En el mismo comité del senado, tenemos un buen ejemplo del otro truco de los alarmistas que mencionábamos. El convertir en datos a favor lo que son datos en contra.
– ¡Los glaciares disminuyen!
¿De verdad? ¿Y desde cuándo? ¿Y qué tiene que ver con el CO2?
– ¡El nivel del mar está subiendo!
¿De verdad? ¿Y desde cuándo?
¿Y qué tiene que ver eso con el CO2?
–
– ¡La temperatura está subiendo!
¿De verdad? ¿Desde cuándo? ¿También desde 1.850 más o menos? ¿Y cuándo no está subiendo o bajando? ¿Y cuál es exactamente la relación con el CO2?
La audiencia completa del senado USA, ¿Datos o dogmas?, se puede ver en este vídeo (son más de dos horas):
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