La educación en España es un auténtico despropósito, que lleva a dramáticas consecuencias sociales y económicas (íntimamente unidas) de las que luego todo el mundo se queja, pero que nadie quiere resolver (desvían la atención a otras cosas que en nada soluciona el problema, pero que satisface a diversos lobbies y renta electoralmente a irresponsables partidos políticos (pero obviamente su finalidad es el poder, lo otro, es absolutamente secundario).
La educación es hoy algo superfluo, el título es irrelevante y no sirve para nada, pues se consigue sin aprobar y sin esfuerzo.
La igualación a la baja que tiene constantemente el político igualitarista (la igualdad del socialismo no es más que la igualdad a la baja, atacando todo lo que sobresale y prospera, y destrozando todo incentivo al éxito en cualquier materia) solo consigue destrozar el porvenir de la gente, encarecer sobremanera la formación (por diversas causas) y dotar de valores que son la perdición para el día de mañana, generadora de constante conflicto social, dependencia y parasitismo.
No es educación, es maleducar o no educar. Y no puede haber nada más antisocial que esto, aunque no saben ni por qué.
Eso sí. Luego, tras exigir y conseguir medidas como ésta, todos en primera fila con pancarta en mano a decir estupideces como "Defendemos la educación pública, o educación pública de "calidad"...
Olga R. Sanmartín informa del hecho en el siguiente artículo.
Artículo de El Mundo:
La ministra de Educación y FP y portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, en rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. JAVI MARTÍNEZ
El Gobierno quiere
que los alumnos puedan sacarse el título de Bachillerato aunque
tengan una asignatura suspendida. La medida, recogida en el documento con las propuestas para la
modificación de la Lomce que la ministra Isabel
Celaá remitió el jueves a la comunidad educativa, supone un cambio de
criterio respecto a las reglas del juego establecidas hasta ahora, donde hay
que aprobar todas las materias para conseguir esta certificación que permite acceder
a los estudios universitarios. Expertos consultados consideran que es una nueva
«rebaja de nivel» después de que el Gobierno del PP accediera el año pasado a conceder
el título de la ESO con menos de un 5 [lea en PDF la propuesta del Gobierno].
La LOE, aprobada por el PSOE en 2006, expresaba en su artículo 37
que «los alumnos que cursen satisfactoriamente el Bachillerato en cualquiera de
sus modalidades recibirán el título de Bachiller, que tendrá efectos laborales
y académicos. Para obtener el título será necesaria la evaluación positiva en
todas las materias de los dos cursos de Bachillerato».
La Lomce, aún en vigor, dice que para
lograr este título «será necesaria» una nota final de la etapa igual o superior
a 5 puntos sobre 10, así como la superación de la evaluación final de
Bachillerato, una prueba a la que «sólo» podrán presentarse «aquellos alumnos y
alumnas que hayan obtenido evaluación positiva en todas las materias» de esta
etapa.
Pero la propuesta de Celaá -que aún debe
pasar por el filtro del Parlamento antes
de llevarse a las aulas- plantea varias medidas para fomentar una «educación
inclusiva» que apoye la «diversidad» entre las que se encuentra «incorporar a
la futura regulación la posibilidad de obtención del título de Bachillerato por
compensación en caso de superar todas las materias salvo una».
¿Qué significa «por compensación»?
«Significa que la Junta de Evaluación puede
decidir por mayoría de dos tercios que una materia se considera aprobada si el
alumno ha adquirido las competencias a través de otras asignaturas. En
realidad, es un eufemismo para aprobar», responde Felipe de Vicente, presidente de la Asociación Nacional de Catedráticos de Instituto (Ancaba),
que cree que la idea del Gobierno es «extender» a la ley lo que ya ocurre en
«la práctica»: «En Cataluña se conceden
títulos de Bachiller con un suspenso de forma oficiosa, aunque oficialmente no
se pueda. Si a los alumnos les queda una, se les aprueba por compensación y ya
está cumplida la ley».
«Es una medida excepcional que se hace
también en la universidad», contrapone Francisco García,
secretario de la Federación de Enseñanza de CCOO.
«Si un estudiante puede convertirse en ingeniero aprobando por compensación, no
veo por qué no puede hacerse en Bachillerato».
La Asociación de Inspectores de
Educación (Adide) ya propuso el año pasado que se pudiera
obtener el título de Bachillerato con un suspenso, durante su comparecencia en
el Congreso en el marco de las negociaciones
del fallido pacto de Estado. Su presidente, Carlos Utrera, lo
planteó como una forma de ayudar a los alumnos que suspenden 2º de Bachillerato
por una asignatura y no pueden solicitar estudios en junio. «No se trata de
aprobar al alumno la materia, sino de darle el título con un suspenso si la
media es de aprobado», dijo, recordando que la Selectividad ya se puede aprobar
con un 4.
«El problema es que los alumnos terminan
dejándose esa asignatura, porque saben que al final se les aprueba. Esto forma
parte de la nueva pedagogía: rebajar, rebajar y no exigir», advierte De Vicente,
que argumenta que España tiene «el Bachillerato más corto y fácil de Europa».
Tiene claro que la medida de Celaá
supone una nueva «rebaja de nivel» después de que el año pasado el entonces
ministro del PP Íñigo Méndez de Vigo accediera a
conceder, en contra de sus pretensiones iniciales, el título de graduado de la
ESO a alumnos con una nota media inferior al aprobado y con hasta dos
asignaturas suspensas, en línea con la LOE.
Pero ahora sucede otra cosa: «La ventaja
de la Lomce es que luego estaban las reválidas para igualar. Pero el nuevo
sistema facilitará que haya centros más permisivos que otros. Es decir, la
igualdad sale pulverizada».
«Esta medida supone reducir, una vez
más, los estándares de exigencia en niveles educativos más altos. Sabemos que
eso perjudica a los sectores más desfavorecidos», avisa también Francisco López Rupérez, director de la Cátedra de
Políticas Educativas de la Universidad Camilo José Cela y
ex presidente del Consejo Escolar del Estado.
«Bajando los niveles de exigencia no conseguiremos sacar adelante a los alumnos
en desventaja; hay que incrementar nuestras expectativas sobre ellos y aplicar
de forma prioritaria y efectiva recursos intelectuales, materiales y humanos
para conseguirlo. La interiorización del principio de 'quien quiere puede'
resulta esencial para los que requieren más ayuda»..
La Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha
publicado un informe sobre equidad a partir de los datos de PISA que insta a los países a poner metas
educativas «ambiciosas», igualando por arriba y no por abajo. Recomienda que
entre los mejores estudiantes de Ciencias haya al menos un 20% de alumnos en
desventaja socioeconómica (en España representan sólo el 11%) y determina que
el porcentaje de alumnos desfavorecidos con un nivel 3 (aprobado) o superior en
Ciencias, Matemáticas y Comprensión Lectora debería ser del 75%, cuando aquí
apenas llega al 25%.
Sandra Moneo, responsable de Educación e Innovación del PP, augura
que «será muy difícil alcanzar cualquier negociación sobre este documento»,
pues «el texto rezuma comprensividad». «Entre otras cosas, deja en manos de los
equipos directivos pasar o no de curso», advierte.
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