Artículo de Libre Mercado:
El Ayuntamiento de Madrid mantuvo esta semana la que podría ser su última reunión con la agencia de calificación Standard & Poors. Desde las filas de Ahora Madrid ya se ha dado a conocer que el contrato de colaboración, que expira el 31 de diciembre, no será renovado por el Consistorio. La tensión entre el consistorio y las casas de rating es tal que la otra entidad que audita la deuda municipal, Fitch, plantó al gobierno local y declinó acudir a la reunión.
Aunque el consistorio defiende que el trabajo de estas casas financieras es prescindible, la oposición ha alertado de las consecuencias negativas que tendría una ruptura. Quizá el concejal que ha abordado este asunto con más insistencia es José Luis Moreno. El edil popular tiene bagaje en este campo, ya que fue Director General de Economía y Política Financiera entre 2012 y 2015.
Con esta experiencia en mente, Moreno ha esbozado diez razones por las que el consistorio de la Villa y Corte debe abstenerse de romper con las casas de rating.
- Liquidez. El resultado de que haya más inversores con la posibilidad de poner su dinero en deuda pública de Madrid es que los ciudadanos pagan menos por la emisión de deuda, ya que hay más ofertas.
- Transparencia. Permitir que se auditen las cuentas se traduce en que más gente conoce la situación del Ayuntamiento, lo que ayuda a conseguir una mejor financiación.
- Confianza. Lograr una mejor calificación ayuda a captar financiación con menos coste, por lo que vale la pena trabajar con las agencias aunque su escrutinio sea duro.
- Rigor. Prescindir del informe independiente que emiten las agencias deja a ciegas a los gestores de carteras y los analistas del mercado de deuda. Una decisión así no tiene precedentes en ninguna capital europea.
- Interés. Ahora mismo hay más de 1.000 millones de deuda municipal en bonos que cotizan en el mercado secundario. Al perder la calificación, muchos fondos venden su cartera de deuda de Madrid porque así se lo dictan sus reglas de inversión. Esto supone un encarecimiento de 5 millones de euros solamente en 2016 y, además, deja al Ayuntamiento más expuesto a fondos especulativos.
- Legalidad. El consistorio madrileño tiene contratos firmados con el Banco Europeo de Inversiones. Estos acuerdos suelen exigir que la deuda esté calificada, por lo que prescindir de las agencias puede suponer una penalización de 710.000 euros.
- Oportunidad. Un bono municipal que no tiene calificación queda fuera del programa de compras que ha activado el Banco Central Europeo, lo que cierra muchas puertas al Ayuntamiento, cuyos títulos de deuda pública pasan a ser tóxicos.
- Estrategia. En momentos de tipos bajos, una decisión así cierra las puertas a refinanciar la deuda en condiciones ventajosas. Este encarecimiento rondaría los 50 puntos básicos, otros 7,5 millones de euros.
- Seriedad. Las reglas financieras de Basilea III obligan a las aseguradoras a provisionar aquellos bonos que pierden la calificación. Esto induce pérdidas entre pequeños ahorradores, que sufren una especie de "corralito" al secarse el mercado de deuda municipal.
- Previsión. En economía nunca sabemos qué puede pasar, siempre puede surgir un "cisne negro" que cambie las necesidades de financiación del Ayuntamiento y, en ese caso, la situación de partida sería muy perjudicial, porque el gobierno municipal tendría que empezar de cero a la hora de explorar las condiciones de financiación que tiene disponibles.
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