Daniel Lacalle explica por qué no sube el petróleo (a diferencia de lo que ocurría antaño con conflictos geopolíticos), algo con lo que ganamos todos.
Artículo de El Confidencial:
EFE
“It´s an eminence front that you put on” Pete
Townshend
El lunes me comentaba un amigo de
Caracas que el Gobierno de Maduro y el iraní contaban con un repunte del precio
del crudo por los ataques terroristas del viernes y la respuesta contra ISIS. Y
le dije lo que ya expliqué en La Madre de Todas las Batallas ('The Energy World Is Flat'). El arma
del petróleo ha muerto hace tiempo.
A cierre de este artículo, el barril
de West Texas cotizaba a 40,67 dólares y el Brent, a 43,57 dólares.
Piénsenlo desde este punto de vista.
En los 25 años que tengo de experiencia en energía, recorriendo todo el mundo
desde Oriente Medio a Latinoamérica y de Rusia a África, nunca se había dado
una combinación de riesgos geopolíticos mayores que desde 2014, con Yemen,
sanciones a Rusia, ataques en Irak, Nigeria, represión en Venezuela, etc… Y el petróleo
no ha hecho más que caer.
Cada vez que ciertos países sacan el
arma del petróleo como amenaza, la siguiente vez pierde efecto. Por varias
razones.
Los productores convencionales siguen
infraestimando las tecnologías disruptivas y la eficiencia. El 'fracking' solo
en EEUU cuenta con más de 4.000 pozos perforados y no completados que pueden
ponerse en marcha en cualquier momento y añadir 500.000-650.000 barriles al
día. Es difícil para los productores convencionales entender que el 'fracking' es muy flexible y puede incrementar y reducir
producción con enorme versatilidad.
Las renovables siguen comiendo
terreno, llevando a que gran parte de los países de la OCDE estén cerca de
contar con un mix autóctono de gas, carbón y renovables que
hace la seguridad de suministro más sencilla y la dependencia real, mucho menor.
La eficiencia y los vehículos
híbridos, eléctricos, de gas y de hidrógeno ponen en peligro
le hegemonía del petróleo como fuente de energía para transporte.
Adam Sieminski, de la IEA, y Bloomberg confirmaban que la eficiencia ha llevado
a que hoy usemos un 40% menos de energía primaria para generar una unidad de
PIB a nivel global. Como ocurrió con el carbón como fuente principal de
generación eléctrica, el destino del petróleo en el transporte solo tiene un
final: reducirse drásticamente.
Pero existe otro efecto que suele ser
ignorado por los analistas. Los países de la OPEP, ante conflictos geopolíticos,
producen más, no menos. Hoy, la OPEP produce casi 600.000 barriles al día por
encima de las cuotas asignadas y, con Irán e Irak creciendo en producción por
encima de las estimaciones, la capacidad excedentaria supera ya los 2,8
millones de barriles al día. Sí, ante conflictos geopolíticos producen más, no
menos.
Arabia Saudí, Kuwait, Emiratos y los
países con menores costes y más eficientes no solo cuentan con volúmenes
vendidos superiores, sino con la parte más importante de la capacidad
ociosa de reserva.
Si añadimos a ello una Rusia que,
contra los pronósticos de los agoreros, produce
hoy a niveles récord, el mercado se encuentra mejor
suministrado y más diversificado que nunca a la vez que la demanda tiene
mejores alternativas.
Porque no olvidemos que el
crecimiento de la demanda en 2015 está sorprendiendo al alza, con un aumento no
visto en varios años, cercano a los 1,8 millones de barriles al día. Así que
no, no es un problema de 'demanda' como dicen algunos.
Recuerdo un viaje a Bagdad en la época
de Saddam Hussein, en que uno de los guardaespaldas que acompañaba al grupo en
el que yo iba nos comentaba lo fuertes que eran porque el petróleo era su arma.
Recuerdo el día que murió Chávez, que me pilló en Caracas, y les relaté en esta
columna, cuando un alto cargo de PdVSA 'amenazaba' al mundo con petróleo a
200 dólares para acabar con el 'imperio'.
El arma del petróleo
ha perdido su pólvora. Y
los que necesitan altos precios para mantener gastos de burbuja lo saben,
aunque no quieran admitirlo en público. Esa es la razón, entre otras, por la
que producen más, no menos. Ganar cuota de mercado en un mercado cada vez mejor
suministrado. Ganamos todos. Ellos, porque por fin empezarán a adaptar sus
economías a la lógica, y nosotros, porque el mundo de la energía mejora cada
día.
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