domingo, 22 de noviembre de 2015

Hay deflación buena y mala

Pablo Lucio expone las diferencias entre una deflación buena y una mala, algo que desgraciadamente no es considerado por las autoridades políticas, que pretenden evitarla a toda costa, cuya consecuencia es que "se logra posponer el inevitable ajuste, mientras que la economía se mantiene adormecida por mucho tiempo".

Artículo de su blog personal:

Me permito participar en el debate que han lanzado Vicente Albornoz, Franklin López y Walter Spurrier alrededor de la inflación o eventual deflación en el Ecuador.
Es importante volver a las definiciones básicas:
  • INFLACION: es el alza continua de todos (o casi todos) los precios de los bienes y servicios.
  • DESINFLACION: es cuando sigue habiendo inflación (siguen subiendo los precios) pero a un menor ritmo.
  • DEFLACION: (lo contrario de la inflación): es la disminución continua de todos (o casi todos) los precios de los bienes y servicios.
En el Ecuador, en los últimos 50 años, normalmente hemos tenido inflación. Era de alrededor del 10% en la década de los 70, luego fue subiendo paulatinamente hasta acercarse al 100%  un par de veces en el período. Tuvimos un solo momento importante de desinflación, entre 1992 y 1995, cuando bajó hacia el 20-25% anual, y luego obviamente gracias a la dolarización cuando nos situamos por debajo del 5%. Y deflación no la hemos visto desde hace 100 años (ojo: cuando en ciertos meses de ciertos años, sobre todo entre Junio y Agosto, hay un índice de precios negativo, en realidad no es deflación porque ni es continuo ni se refiere a casi todos los bienes y servicios, sino solo a ciertos productos agropecuarios importantes como arroz o azúcar).

Cualquiera de estos fenómenos es el resultado de desajustes entre la oferta y la demanda, que se equilibran a través de dos mecanismos: a) menores o mayores cantidades (volumen), y b) menores o mayores niveles de precio (que en caso de ser continuos se convierten en inflación o deflación).

¿Por qué se dan desajustes entre la oferta y demanda que eventualmente llevan a inflación?

Esencialmente porque los desajustes temporales y localizados, normales en cualquier economía en cualquier momento (hoy puede haber escasez de cierto tipo de pan en ciertas zonas, o puede haber exceso de ahorro) y que se absorben por el propio proceso de mercado, se convierten en desajustes continuos, sobre todo por la intervención monetaria de los Bancos Centrales en mantener tipos de interés demasiado bajos o creaciones continuas y excesivas de dinero.

¿Por qué se dan desajustes entre la oferta y demanda que eventualmente llevan a deflación?

Aquí es donde surge la deflación buena y la mala.

1) BUENA, BASADA EN PRODUCTIVIDAD

El proceso económico positivo consiste en que haya aumentos de productividad gracias a mejores procesos, nueva tecnología, nuevos productos, es decir se utilizan menos recursos para producir lo mismo, o los mismos recursos para producir más y/o mejor.

Estas ganancias en productividad son la esencia del desarrollo económico porque permiten varias cosas: a) menores precios de los productos, b) mejoras salariales para los empleados, c) más utilidades para los capitalistas, d) más satisfacción para los compradores.

Hasta hace 100 años o algo más, un ajuste importante era el 1), es decir baja de precios, y como el proceso de mejoras en productividad era continuo, esto se convertía en deflación, la que a su vez permitía el 2), es decir mejoras en salarios reales sin que los salarios tuvieran que subir. La deflación era parte del círculo virtuoso de la economía, que además implicaba un aumento del ahorro porque la deflación lo incentiva (el ahorro y los activos “valen” más  en deflación, mientras la inflación desfavorece el ahorro y fomenta el crédito).

2) MALA AUNQUE NECESARIA, ALREDEDOR DE LAS BURBUJAS

Desde hace 100 años o más, sobre todo con el inicio de los Bancos Centrales estatales, se tendió cada vez más a la manipulación del dinero (creación de dinero para financiar al gobierno y bancos) y a creer que era necesario tener inflación porque eso ayudaba a impulsar la economía (como una forma de “aceitar” la circulación económica), o en el mejor de los casos a aceptar la inflación como un mal menor frente a la necesidad de empujar la producción.

Esta visión es la que convirtió al siglo XX en el siglo de grandes procesos inflacionarios e hyperinflacionarios que implican la subida continua, descontrolada y desmedida de los precios de todos los bienes y servicios de la vida diaria.

Pero además, dio nacimiento a algo similar pero diferente, las burbujas (también las hubo desde el siglo XVII por razones algo diferentes) en las cuales lo que se dispara es el precio de los activos: inmuebles, acciones etc…, y paralelamente claro salarios y otros precios importantes.

Y esas burbujas inevitablemente revientan, lo cual requiere que la economía retorne a su estado de equilibrio con precios en promedio más bajos (unos muchos más bajos, otros menos). Esa deflación ligada al estallido de la burbuja es necesaria, pero complicada, porque no todos los precios se ajustan igual y sobre todo algunos (como los salarios) no se ajustan por limitaciones legales y otros por su propia naturaleza (las tasas de interés nominales negativas existen pero son complejas), además que la gente no gasta en espera de precios aún más bajos. Generalmente los gobiernos intervienen para evitar que se dé todo el ajuste necesario como en Japón desde hace 20 años o muchas veces incluso quieren tener inflación en lugar de deflación, es decir simplemente evitar el ajuste de precios, como es el caso actual en Europa. En esas situaciones lo único que se logra es posponer el inevitable ajuste y la economía se mantiene adormecida por mucho tiempo.

Eso es lo que está sucediendo en el Ecuador: estalló la burbuja  generada por el petróleo y el gasto público (es lo que yo señalaba en un post anterior: el PIB actual no es compatible con las nuevas circunstancias de la economía), y ahora se requiere un ajuste deflacionario que es necesario pero no fácil, porque hay frenos legales en salarios, frenos en los intereses, gasto público etc…Y al existir esos frenos, el ajuste es muy complejo sobre todo para las empresas, porque las deudas se tornan muy difíciles de pagar , la rentabilidad disminuye y el mercado se comprime (ojo: veremos entre otras cosas cómo la relación deuda/PIB del gobierno “que supuestamente era muy manejable” ahora irá aumentando).

Al estallar la burbuja, tendremos una combinación de decrecimiento de volumen y de precios en la economía ecuatoriana, y hay que dejar que ese ajuste se haga aunque sea doloroso porque evitarlo es aún peor en el mediano plazo … a no ser que logremos transitar rápidamente hacia el modelo de desarrollo basado en productividad. Difícil.

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