Santiago Calvo critica el igualitarismo que pretende ser imperativo por el actual "pensamiento único".
Artículo del Herald Post:
Por desgracia vivimos en un mundo donde la persona que se salga del guión dictado por el colectivo es castigado, fustigado y quemado en la hoguera en la que se han convertido las redes sociales hoy en día. El pensamiento único es eso, único, y somos muy pocas las personas que nos atrevemos a pensar fuera de la caja, como diría Daniel Lacalle. Déjenme decirles los beneficios que tiene el ser crítico con todo, y no creerse los mandamientos dictados por la sociedad, probablemente se darán cuenta que, en muchos casos, esta está equivocada.
Uno de los puntos más controvertidos en los que es casi imposible opinar y posicionarse de una manera crítica es en todo aquello en lo que tenga que ver la igualdad. Está claro que como personas, todos deberíamos tener los mismos derechos y libertades, moralmente somos igual de aceptables, y hasta ahí llego con la igualdad.
El problema viene que la sociedad y el pensamiento único nos vienen a decir que la igualdad debe ser en sentido material, esto es, nadie puede ser mejor que nadie, y el que lo sea pues se le iguala pero a peor. Menuda tontería, conozco a muchas personas, y todas ellas tienen sus particularidades, ciertas habilidades, destacan en algunas cosas y, justamente, el incentivo a ser cada día mejores es lo que hace que un país prospere.
Vale, puede que parte de la sociedad acepte que si, tenemos diferentes habilidades y que no se trata de que todos seamos cortados por el mismo patrón, pero si que “los mejores” deben compensar sus ventajas. Eso es lo que arruina a un país. ¿Qué por qué lo arruina? Pues porque si se quedan con el fruto de tu esfuerzo, cuando haciendo nada puedes ganar lo mismo que haciendo mucho, ¿con qué incentivos te vas a mover? Con ninguno.
Aceptémoslo de una vez, somos diferentes, cortar las alas al progreso para buscar una igualdad que no existe es socavar las posibilidades de que un país sea próspero. Hagan el siguiente ejercicio: cojan ustedes la lista de los países más ricos, después compárenla con la lista de países más igualitarios y más libres, es un ejercicio fácil, aquí les pongo el top 10 de ambas… ¿Cuál de ellas guardan una mayor similitud?
Países más libres según Índice de libertad económica | Países por renta per cápita[1], (Países por renta per cápita sin ingreso petróleo) | Países más igualitarios según Índice de Gini (igualdad de ingresos) |
Hong Kong | Catar (Luxemburgo) | Noruega |
Singapur | Luxemburgo (Singapur) | Eslovenia |
Nueva Zelanda | Singapur (Suiza) | Islandia |
Suiza | Brunei (Hong Kong) | Suecia |
Australia | Kuwait (Estados Unidos) | República Checa |
Canadá | Noruega (Irlanda) | Eslovaquia |
Chile | Emiratos árabes (Países Bajos) | Países Bajos |
Irlanda | Suiza (Australia) | Finlandia |
Estonia | Hong Kong (Suecia) | Ucrania |
Reino Unido | Estados Unidos (Austria) | Bielorrusia |
[1] Catar, Brunei, Kuwait, Noruega y Emiratos Árabes derivan su renta per cápita de sus ingresos por la explotación de petróleo. Si excluimos a estos países de la lista, esta quedaría así: 1. Luxemburgo, 2. Singapur, 3. Suiza, 4. Hong Kong, 5. Estados Unidos, 6. Irlanda, 7. Países Bajos, 8. Australia, 9. Suecia, 10. Austria.
Alguno a lo mejor no está convencido, porque claro, mucha gente es desigual porque se ha enriquecido de manera ilícita. Murray Rothbard explica que hay dos formas de enriquecerse, (i) o bien a través del mercado, ofreciendo bienes y servicios que valoran los usuarios por su calidad y precio, lo que hace que mejoren nuestras vidas; (ii) o bien a través del poder político, aquellos que se aprovechan de las prebendas de los políticos para enriquecerse gracias a la discrecionalidad y arbitrariedad del Estado, esos que viven gracias al presupuesto público, que se sufraga con impuestos — y estos son un robo, ya lo dice el propio nombre, sino, como diría el bueno de Fernando Díaz Villanueva, se llamarían voluntarios—, y, por lo tanto, no tienen porque ofrecer un valor a la sociedad, ni poner sus habilidades a nuestro servicio. Que se lo digan a la hija de Hugo Chávez o a Fidel Castro, que vestimos su ropa accesible y de calidad, no como Amancio Ortega, que vive de condenar a su pueblo a la pobreza… ¿ O era al revés?
Creo que no hace falta más que decir que el igualitarismo conduce a la miseria, y ya no solo es una cuestión economicista, sino también desde un punto de vista ético. El respetar la vida de las personas, su libertad individual para vivir como deseen, respetando los proyectos de vida de los demás; ser mejor ofreciendo un valor al resto; una economía flexible que permita que hoy una persona pueda estar en su garaje con una idea brillante y que mañana pueda ser el hombre más rico del mundo, pero que al día siguiente como no se renueve pierda esa posición; eso es lo importante, el poder acabar con la pobreza y no con la desigualdad.
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