martes, 31 de enero de 2017

Los peligros de una “renta básica universal”

Nathan Keeble analiza la medida de prueba de renta básica universal llevada a cabo por Finlandia, en qué consiste y sus errores y consecuencias negativas.
A su vez, expone qué es necesario para reducir el coste de la vida y el desempleo y cómo llegar a ello.  

Artículo del Instituto Mises: 
Finlandia ha anunciado que va a realizar un “experimento” de política social que merece un examen detallado. A lo largo de 2017 y 2018, Finlandia proporcionará una renta básica garantizada de 560€ a 2.000 receptores de prestaciones sociales elegidos al azar. Esta prestación se resta de otras prestaciones sociales actualmente existentes que puedan estar recibiendo los participantes y esencialmente los pagos continuarán independientemente de cualquier otra renta que se obtenga. Si un participante de este programa encuentra un empleo, el gobierno continuará pagándole los 560€ añadidos a cualquier otra renta.
El gobierno finlandés espera (y muchos creen) que este programa ayudará a aliviar la pobreza así como a reducir la actual tasa de desempleo del país que está actualmente en el 8,1%. Esta prueba supuestamente lo demostraría, abriendo potencialmente la puerta a una plena implantación de una renta básica universal (RBU).

Por qué la gente apoya una renta básica universal

La renta básica universal se está considerando como un sustituto parcial o completo a los actuales sistemas de elección de destinatarios de ayudas sociales. En el sistema actual, las prestaciones a los receptores de ayudas van disminuyendo y acaban desapareciendo completamente de acuerdo con la renta que ganen independientemente las personas. Naturalmente esto crea un desincentivo para reincorporarse al mercado laboral, porque la gente teme una reducción de la renta total al perder las prestaciones sociales o si creen que la renta adicional de un trabajo no merece la pena. Explicado de una manera muy sencilla, si alguien está actualmente recibiendo una renta total de 1.100$ a través de un programa selectivo de prestaciones sociales es probable que esté menos dispuesta a buscar un empleo que genere niveles similares la renta, ya que la mayoría prefiere el ocio al trabajo.
Supuestamente, la principal innovación de la RBU es que consigue evitar en buena parte este daño constante. Como todos recibirían la renta básica establecida independientemente de otra renta ganada, sus defensores creen que la gente seguiría teniendo fuertes incentivos basados en renta para trabajar. Hay quien ha ido todavía más allá, sugiriendo que el programa sería positivo para el empleo porque el colchón financiero proporcionado por una RBU ayudaría a la gente en la transición del desempleo al empleo. Por ejemplo, un empresario o artista con problemas podría apoyarse en parte en ella mientras consigue apoyos.
Por estas razones, la RBU ha conseguido apoyo desde todo el espectro político, incluyendo think tanks de inclinación libertaria como el Niskanen Center.

En qué se equivocan los defensores de la RBU

Una renta básica universal no es la política social caída del cielo que parece ser en principio. No crea incentivos para trabajar. No ayudaría a resolver el desempleo y no reduciría la pobreza. La verdad es que una RBU exageraría todos estos factores en comparación con lo que existiría en un mercado menos intervenido. Habría incluso razones para pensar que sería peor a largo plazo que los sistemas tradicionales de elección de receptores de las prestaciones sociales.
Primero, la RBU no eliminan los desincentivos para trabajar que son propios de los programas del estado de bienestar: simplemente los desplaza. Este programa, después de todo, debe financiarse y cualquier sistema de prestación social, incluyendo la RBU, es necesariamente un plan de redistribución de riqueza. La riqueza debe trasladarse de quienes la tienen a quienes no la tienen. Esto significa que en algún punto de la escala de rentas la gente debe pasar de ser receptora neta de prestaciones a ser pagadora neta de prestaciones.
Los impuestos progresivos que son necesarios para financiar una RBU significan que cuanto más gane una persona, más porcentaje de su riqueza se le quitara. Los desincentivos laborales por tanto siguen muy presentes en el sistema impositivo. Simplemente se han transferido a otros grupos distintos de personas con rentas superiores.

La RBU disminuye el poder de los consumidores para dirigir el mercado.

La renta básica universal comparte otro problema con los sistemas tradicionales del estado del bienestar. Lejos de impulsar a los desempleados a la búsqueda del trabajo que recompensa al mercado, en realidad subvenciona actividades no productivas. Los empresarios y artistas con problemas antes mencionados tienen problemas por alguna razón. Sea cual sea esta, el mercado ha considerado que los bienes que están proporcionando no son suficientemente valiosos. Su trabajo sencillamente no es productivo de acuerdo con aquellos que potencialmente consumirían los bienes o servicios en cuestión. En un mercado en funcionamiento, los productores de bienes que no quieran los consumidores tendrían que abandonar rápidamente sus empeños y centrar sus esfuerzos en áreas productivas de la economía. Por el contrario, la renta básica universal les permite continuar con sus empeños menos valiosos con el dinero de aquellos que realmente han producido valor, lo que nos lleva al problema definitivo de todos los programas sociales públicos.
En el mercado, la riqueza se gana generando valor. Cuando alguien compra algo, ha ganado el dinero que está gastando tras haber producido alguna otra cosa. Esto no es así con programas sociales como una renta básica universal. El dinero se toma por la fuerza de aquellos que han producido suficiente como para ganarlo y se entrega a los que no lo han hecho. Esto permite consumir bienes escasos a la gente que no está produciendo riqueza. En último término, todo el bienestar público lleva al consumo de riqueza o, como mínimo, a una reducción a la cantidad de riqueza que se habría acumulado en caso contrario. Cuando los empresarios tienen menos necesidad de responder a las necesidades y deseos de sus clientes, estos se encuentran con menos alternativas y de peor calidad. Esto significa que el estado del bienestar en general hace a todos más pobres de lo que habrían sido en un mercado libre.

Cómo puede reducir realmente la pobreza Finlandia

Si Finlandia (o cualquier otro lugar) quiere ayudar a disminuir la pobreza y el desempleo, las mejores medidas a adoptar deben dirigirse a reducir el coste la vida y crear condiciones favorables para el pleno empleo.
Esto puede parecer evidente, pero las condiciones requeridas para que el trabajo sea abundante y el coste de vida sea bajo no son tan evidentes. Para que el trabajo sea abundante:
  • Debe ser fácil crear una empresa.
  • Debe ser fácil dirigir la nueva empresa.
  • Debe ser fácil obtener una ganancia para que la empresa pueda sobrevivir los primeros años y
  • Debe ser fácil contratar empleados.
Todos estos factores requieren un entorno de bajo coste de cumplimiento con la regulaciones, bajos impuestos, bajos costes de transacción, costes razonables de transporte, coste razonable del dinero (pero no cercano a cero), disponibilidad razonable de capital para pequeñas empresas, gobiernos locales y nacionales que busquen activamente facilitar la vía a las nuevas empresas y empresas existentes buscando expandirse y un mercado transparente que no esté dominado por cárteles políticamente dominantes ni agencias públicas al servicio de dichos cárteles.
Esto importa porque la causa número uno del alto coste de la vida es la escasez artificial creada y mantenida por monopolios, cárteles y el gobierno que sirve a sus intereses. La escasez artificial impuesta por cárteles y un estado servil es la causa principal del aumento de los costes en diversos sectores.
En Escandinavia, como en la mayoría de los países, cada vez es más difícil abrir y mantener un negocio. En Escandinavia especialmente, los sindicatos ejercen un poder inmenso sobre las empresas privadas, aumentando los costes y creando barreras al emprendimiento y la creación de nuevas empresas.
Como pasa siempre, es necesario crear riqueza antes de que sea posible redistribuirla y las políticas que estimulan dirigirse a tipos menos productivos de trabajo no producirán la riqueza que a los planificadores públicos les gustaría desperdigar.

El artículo original se encuentra aquí.

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