domingo, 16 de diciembre de 2018

Harvard demuestra que la brecha salarial es fruto de las preferencias de hombres y mujeres

Todo esto es algo bien conocido y demostrado (hasta la saciedad, como he indicado y mostrado en decenas de artículos). 
Sin embargo, los medios y políticos no se cansan de manipular y sesgar los hechos y datos mostrando cifras que no pueden ser más simples y sesgadas, y que no se sostienen en cuanto se profundiza un poco en ella (demasiado esfuerzo para algunos...).
Y es normal, cuando la realidad de los datos (en cuanto se dejan de tomar de manera superficial) va en contra de un discurso falaz y anticientífico, como es el de la ideología de género, imperante hoy en el discurso político, dado el fuerte peso de sus lobbies y la demogogia imperante alrededor de este tema, donde los políticos buscan utilizar electoralmente este discurso para obtener múltiples réditos (votos, subvenciones millonarios a afines al partido, demonizar al enemigo con una falsa dicotomía, aumentar las regulaciones y poder político, crear nuevas comisiones y empleo para gente del partido y afines, premiar a lobbies ideológicos, obtener más control político de las relaciones personales, profesionales...). Más ejemplos del deterioro democrático y el denominado "crony captilalism" o "capitalismo de amiguetes" con el que diversas élites emplean a su antojo leyes y dinero del contribuyente en beneficio y privilegio propio. 
Patricia Malagón se hace eco de dichos nuevos estudios en el siguiente artículo, para explicar tales diferencias salariales, que en absoluto tienen nada que ver con una discriminación o cuestión de sexo...

Artículo de Libre Mercado: 
La brecha salarial no es fruto de la discriminación | Alamy
La brecha salarial es uno de los temas más recurrentes y debatidos en los últimos tiempos. Son muy frecuentes los estudios que titulan "por cada euro ganado por un hombre, una mujer gana 80 céntimos". Lo cierto, es que este resultado es producto de buscar el sensacionalismo y no centrarse en los detalles. El Bureau of Labor Statistics ha explicado que las causas de esta brecha salarial son la diferencia de horas trabajadas y el tipo de empleo.
De esta manera, el año pasado, los hombres estadounidenses registraron una media de 8,05 horas trabajadas por día, frente a las 7,24 horas trabajadas por las mujeres. Pero esto no es todo. Según datos del BLS en 2017, el 94% de los trabajadores de cuidado de niños fueron mujeres, el porcentaje más alto de todos los sectores. El salario medio para estos empleados es de 23.760 dólares al año. Sin embargo, el porcentaje de féminas trabajando en explotación forestal fue solo de 2,9%. En este sector el salario medio anual es de 42.310 dólares. Por tanto, con estos datos bastaría para comprender por qué se da el fenómeno de la brecha salarial.
Desde la década de los 60 en Estados Unidos está totalmente prohibido que una mujer cobre menos que un hombre por realizar el mismo trabajo durante las mismas horas. Por tanto, la brecha salarial no se da porque las empresas paguen más a los varones, sino por las horas trabajadas y el sector en el que se desarrolla la actividad profesional.

¿Qué dice Harvard?

Valentin Bolotuny y Natalia Emmanuel, investigadores de la Universidad de Harvard, se han pronunciado en el mismo sentido que el BLS. El caso que estudiaron fue el de los trabajadores del metro de Boston, donde las mujeres ganan menos que los varones. Por ello, Emmanuel y Bolotuny comenzaron a analizar las causas de por qué se daba esto.
El reglamento del Metro de Boston es claro: hombres y mujeres se adhieren a las mismas reglas y reciben los mismos beneficios. Además, el salario de ambos dependerá de la antigüedad y tienen derecho a elegir el horario de las rutas con preferencia según veteranía. Por tanto, ante estas normas estrictas, no se entiende por qué las mujeres ganaban menos. Así que los investigadores comenzaron a analizar el caso particular.
Después de estudiar el periodo comprendido entre 2011 y 2017, encontraron que los varones trabajaron un 83% más en horas extra que sus colegas femeninas, y que eran dos veces más propensos a la hora de aceptar cambios. "La diferencia se explica entonces en que, a pesar de contar con las mismas reglas y condiciones, los varones aceptaron trabajar más horas de manera remunerada y aceptar rutas más complicadas en días más complicados. Por tanto, la brecha salarial solo se puede explicar por la toma de decisiones entre ellas y ellos", explica el informe.

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