domingo, 23 de diciembre de 2018

No, la violencia no tiene sexo

Manuel Llamas expone cómo la violencia no tiene género, refutando con múltiples datos reales (no con relatos y discursos sensacionalistas basado en hechos aislados) la muy interesada tesis del feminismo radical (mucha gente vive de ello) de la ideología de género.
Artículo de Libertad Digital: 
El trágico asesinato de la joven Laura Luelmo ha vuelto a aflorar una serie de manidos argumentos que, por mucho que se repitan a través de los medios de comunicación, no dejan de ser un compendio de patrañas y tergiversaciones cuyo único fin es manipular a la opinión pública para tratar de imponer las tesis propias de la "ideología de género".
La particular tesis que pregonan sus precursores se resume, básicamente, en tres mensajes: en primer lugar, que todas las mujeres corren un gravísimo peligro en España, ya que el riesgo de sufrir una agresión sexual o, en última instancia, ser víctima de homicidio es muy alto, transmitiendo así una situación de absoluta indefensión; en segundo término, que la responsabilidad última de estos delitos no recae en el asesino en cuestión, sino en el género masculino, dando a entender que todos los hombres son potenciales violadores y homicidas por culpa de esa dominante cultura opresora llamada "heteropatriacado", según la cual el hombre mata a la mujer "por ser mujer"; y, por último, pero no menos importante, que la fémina es, siempre y en todo lugar, una víctima, contribuyendo a proyectar una imagen de la sociedad dividida en dos, donde las mujeres son santas y los hombres verdugos.
¿Qué hay de cierto en esta nueva campaña feministoide urdida a raíz de este terrible suceso? Simplemente, nada, tal y como demuestran los datos.

1. Uno de los países más seguros del mundo

El hashtag #TodasSomosLaura, que se ha viralizado en las redes en los últimos días, recoge buena parte de esa percepción, según la cual todas las mujeres corren un gran riesgo cuando salen de casa debido a la nutrida presencia masculina que registran las calles.

Yo vivo en y mi hija en . A veces me llama por teléfono hasta que entra en casa y se siente segura. No podemos vivir con este miedo. Cada asesinato nos mata un poco a todas. Y si reivindicamos nuestro espacio y nuestra libertad nos llaman feminazis.


Pero la realidad es que ese interesado alarmismo no está, en ningún caso justificado. En
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España, el número de violaciones por cada 100.000 habitantes se sitúa en 2,65, veinte veces menos que en Suecia, cuya tasa asciende a 57, y a una distancia aún mayor de las 62 registradas en Inglaterra y Gales, según Eurostat. España, por tanto, se sitúa a la cola de la UE en este tipo de delitos. Y lo mismo sucede con los abusos sexuales, con 18,6 casos por cada 100.000 habitantes, frente a los 145 de Escocia, los 121 de Suecia, los 117 de Irlanda del Norte o los 66 de Bélgica.
En cuanto a los homicidios, la imagen que presenta España también es diametralmente opuesta a esa selva llena de peligros que trata de dibujar el feminismo patrio. En 2012, se registraron un total de 437.000 víctimas de homicidio en todo el mundo, pero más de una tercera parte acontecieron en América (36%), seguido de África (31%) y Asia (28%), mientras que Europa y Oceanía presentaron los porcentajes más bajos (5% y 0,3% respectivamente).
En términos relativos -en comparación con la población-, la tasa global de homicidios fue de 6,2 muertes por cada 100.000 habitantes, estando América (16,3) y África (12,5) muy por encima de la media. Europa es la zona más segura del mundo, tal y como muestra el siguiente mapa.



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Y dentro de la UE, España destaca especialmente por su baja tasa de homicidios, con apenas 0,63 por cada 100.000 habitantes, frente a la media comunitaria de 0,99, según los datos oficiales del Ministerio del Interior correspondientes a 2016. Tan sólo Austria registra una menor incidencia.



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Además, la tendencia, por si fuera poco, es decreciente. Entre 2000 y 2015, el número de víctimas de homicidio sumaron un total de 7.179, lo que deja una media de 449 al año, pero la evolución es claramente a la baja.


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2. Los hombres matan, sobre todo, a hombres

Por otro lado, las feministas y sus "aliados" varones insisten en señalar a todos los hombres como potenciales asesinos, descargando con ello la responsabilidad de tales crímenes no en el homicida en cuestión, sino en el género masculino en su conjunto, exacerbando con ello la aberrante "guerra de sexos"que pretende imponer la ideología de género. Pero, una vez más, los datos desdicen tal sinrazón.
Por ejemplo, el número de violadores (832 casos en 2017) y de parejas o exparejas que han terminado asesinando a una mujer (48 casos) es mínimo en comparación con la población masculina (casi 15,5 millones de personas entre 15 y 64 años). En concreto, tan sólo el 0,006% de los hombres son culpables de tales tropelías o, lo que es lo mismo, el 99,994% restante es inocente de tales delitos.
Asimismo, el estudio pormenorizado que acaba de publicar Interior, tras analizar una muestra de 632 homicidios cometidos entre 2010 y 2012, señala que los hombres matan más, pero también mueren en mayor número que las mujeres. En concreto, el 89% de los asesinos son hombres frente al 11% de las mujeres, al tiempo que representan al 62% de las víctimas en comparación con el 38% de las féminas. El cruce de datos arroja el siguiente cuadro: el 62% de los homicidios son de hombres a manos de hombres; el 28% son mujeres asesinadas por hombres; el 8% son hombres muertos a manos de mujeres; y el 3% mujeres que acaban con la vida de otras mujeres.
Es decir, hay más probabilidades de que un hombre muera a manos de un hombre a que lo haga una mujer. Además, la mayoría de homicidios son de tipo interpersonal (entre conocidos) y se producen , sobre todo, en el contexto de discusiones y reyertas en el caso de los hombres, y en el ámbito familiar en el caso de las mujeres. Todo ello desmonta la ridiculez de que el hombre mata a la mujer "por ser mujer", ya que sería tan absurdo como decir que mata en mayor medida a otros hombres por ser hombresEl género de la víctima no determina, por tanto, el móvil del crimen.



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3. Mujeres asesinas

Por último, si bien la cifra de mujeres homicidas es mucho más baja, oscilando entre el 5% y el 10% en los países analizados, cabe señalar diferencias significativas con respecto a los hombres. Los estudios internacionales que cita el trabajo de Interior indican que los hombres matan en mayor medida a conocidos no familiares, y, si bien ambos sexos asesinan un porcentaje similar de parejas sentimentales, las mujeres matan mucho más que los hombres en el ámbito del hogar, es decir, a miembros de la familia.
De hecho, la mayoría de víctimas de edad inferior a 18 años (86,7%) fueron asesinadas por mujeres. El Consejo Nacional Sueco para la Prevención del Crimen, por ejemplo, muestra cómo un 80% de las víctimas a manos de mujeres son familiares (parejas y menores), y otro informe de investigadores suecos añade que las homicidas, con mayor frecuencia que los hombres, matan a familiares o parejas íntimas (75% de los casos frente al 35,2% en los hombres).
Capítulo aparte merece la violencia intrafamiliar contra menores, generalmente los propios hijos, ya que otro informe concluye que el 61% de los homicidios de menores en el hogar fue obra de la madre frente al 37% de los casos en los que fue el padre o padrastro. Los menores asesinados por sus madres solían ser de menor edad que los asesinados por los padres y los medios más frecuentes eran los golpes, ahogamientos y estrangulaciones.

Basta de criminalizar colectivos

Frente a la obsesión del feminismo por criminalizar a los hombres, culpándoles de todo lo malo que les sucede a las mujeres, los datos demuestran que la violencia no tiene sexo, puesto que se da, en mayor o menor grado, en ambos colectivos. Y, al igual que resultaría estúpido culpabilizar a todas las madres de los asesinatos que protagonizan algunas mujeres con sus hijos, es aberrante escuchar que la muerte de Laura es culpa del colectivo masculino, desvirtuando con ello el papel jugado por su asesino. La responsabilidad de tales crímenes no es colectiva, sino individual
Ni todos los hombres son homicidas y violadores (sólo el 0,006%) ni todas las mujeres inocentes (cometen el 11% de los asesinatos), y por mucho que políticos y medios de comunicación intenten sembrar el miedo entre la población, la realidad es que España es uno de los países más seguros del mundo, especialmente para las mujeres.

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